El Valencia no quiere a uno u otro. Los quiere a los dos. A Canales y Mata. La llegada del cántabro a la disciplina valencianista, que se va a concretar en las próximas horas, abre el debate de si el aún madridista llega como sustituto del asturiano. Ambos son zurdos, ambos jóvenes e internacionales. Con evidente tirón mediático. Desde el club de Mestalla se ha insistido en que el fichaje de Canales sirve para reforzar el ataque y que a los despachos del Valencia no ha llegado ninguna oferta por Mata. Llorente confía en que el asturiano juegue a las órdenes de Unai Emery la próxima temporada. Y que forme una gran sociedad con Canales sobre el césped.
El cántabro sólo tiene 20 añitos. Hasta hace nada ni podía acudir a las urnas ni conducir un coche. Necesitaba permiso paterno para casi todo. Iba al instituto y preparaba los exámenes junto a sus amigos de toda la vida en su Santander natal. Con 17 años, el chaval recibió la llamada que le iba a cambiar la vida para siempre. «Te vienes a jugar con el primer equipo», le dijeron. Era López Muñiz, entonces técnico del Racing. Había seguido sus evoluciones en el filial y le hizo debutar en Copa de la UEFA.
Era el sueño que perseguía desde que llegara a la escuela racinguista con 10 años. Una vez cumplido, Canales regresó al segundo equipo y no volvería a jugar con los 'grandes' hasta la 2009-2010: la temporada de su explosión. En un abrir y cerrar de ojos, todos querían saber más del chico rubio que tenía un guante en la zurda y un desparpajo impropio para su edad. Llegaron los dobletes ante Espanyol y el Sevilla, la atenta mirada de los clubes importantes. Llegó el Real Madrid.
Allí conoció la cara amarga del fútbol. Mourinho le dio cancha la primera parte de la temporada, luego se olvidó de él. Para entonces, Canales ya había exprimido su innegable valor mediático y comercial. Con 19 años, el cántabro ya tenía club de fans, página web e incluso el colectivo gay le nombró el jugador más sexy de la liga española.
Los que mejor le conocen aseguran que el dinero y la fama no le han cambiado. Sigue pensando en el fútbol y en «pasear por todos los rincones de Santander». La aparición del Valencia ha sido un alivio para él. Su representante reconocía que está «como loco» por jugar en Mestalla. Llegará cedido para los dos próximos años. El Valencia se reserva una opción de compra (entre 12 y 15 millones) para las dos próximas temporadas y el Real Madrid, una de recompra al término de ese período por una cantidad superior (entre 15 y 18). Sólo faltan algunos flecos, como los años de contrato que el Valencia le ofrece (no será por menos de cuatro) si decidiera ejecutar la opción de compra.
Canales se encuentra concentrado ahora con la selección sub-20 que ayer arrancó su participación en el Mundial que se está disputando en Colombia. El cántabro, no obstante, se perdió el debut ante Costa Rica por unas molestias musculares.
Cuando vuelva lo hará como jugador blanquinegro. Y podría coincidir con un viejo conocido, Juan Mata. Los dos han jugado juntos en la sub-21 y se conocen bien. Manuel Llorente los quiere como socios. Como las dos bases sobre las que debe asentarse el nuevo proyecto valencianista. En el terreno de juego y también en el aspecto comercial.
Una vez que Villa y Silva salieron del club de Mestalla, el Valencia perdió a sus dos principales referencias en este aspecto. Mata pasó a ser el jugador que más camisetas vende -con el mejor cartel en el mercado de fichajes, gracias en parte a su condición de campeón del mundo- y un escalón muy por debajo, Miguel Ángel Moyà. Previsiblemente, Sergio Canales superará al asturiano en el terreno comercial por su evidente tirón entre el sector femenino.
Para que Canales y Mata se conviertan en la fructífera sociedad que todo el valencianismo desea, falta por saber si los rumores que sitúan al asturiano lejos de Mestalla cristalizan en irrechazables ofertas. En Inglaterra insisten en la batalla que Arsenal y Tottenham mantienen por hacerse con Mata. Se habla de que Wenger lo quiere como sustituto de Cesc (si acaba en el Barça) y de que Redknapp habría convencido a su presidente para que ofertara 25 millones por el delantero.
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