El Valencia visita esta noche al Athletic Club en plena convulsión. Las erupciones en el club de Mestalla se reproducen de forma cíclica, a lo largo de su historia reciente. Es la forma brusca con la que el club se regenera internamente, tanto a nivel institucional como deportivo. En la primavera de 2003 Rafa Benítez puso el grito en el cielo al afirmar que «algunas manzanas podridas» estaban contaminando el vestuario. De la cirugía posterior salió el último Valencia campeón de Liga. Ayer, cuando Unai Emery tuvo que explicar los motivos de la sanción al reincidente díscolo Miguel Brito, y los planes de futuro del equipo, también optó por una sentencia lapidaria, parecida a la pronunciada en su día por Benítez, aunque expresada con menos vehemencia: «Vamos a Bilbao con los veinte jugadores más comprometidos y más implicados, los que suman y tratan de hacer grupo».
La alusión no iba dirigida únicamente a Miguel, apartado por tiempo indefinido del equipo por llegar otra vez tarde a un entrenamiento, también tenía como destinatario al Chori Domínguez, ausente de la lista de veinte convocados por decisión técnica. El nuevo desplante que el mediapunta argentino realizó en el banquillo tras ser sustituido contra el Sporting puede costarle caro. A pesar de haber contado con minutos en las jornadas precedentes y pese al añadido de la lesión de Aduriz, Domínguez puede ausentarse durante un largo tiempo. Emery ni confirmó ni desmintió esa hipótesis.
«La parte deshilachada se aparta»
El entrenador, sin dar nombres
—insistió en remitirse al comunicado del club—, sí reiteró en su mensaje que a partir de ahora no va a consentir más episodios polémicos: «Lo principal es que todos cumplan con una disciplina, una conducta y unos valores. La mayoría de la gente va en una misma línea. Este es un grupo fuerte. Los que suman están y a los que no suman, al final, los excluye el grupo, la afición y el club. Si hay partes deshilachadas y no se pueden coser, se apartan».
Atrás parece quedar la etapa más conciliadora de Emery en su relación con los jugadores. El técnico ha sido criticado por el exceso de tacto a la hora de resolver cuestiones internas: «Cuando yo tiendo la mano lo hago con convicción, lo que pasa es que cuando alguien pasa de la responsabilidad a la irresponsabilidad hay que tomar cartas en el asunto», añadió el entrenador del Valencia, arropado en estas últimas maniobras por el coordinador de la secretaría técnica, Braulio Vázquez, y el presidente Manuel Llorente.
Por último, Emery defendió que las decisiones tomadas son un acto de responsabilidad del club con toda la afición a la que representa: «La gente se puede equivocar, pero todo tiene su límite. Buscamos lo mejor para el Valencia y también nos podemos equivocar, pero este club lleva mucha gente detrás y debemos ejecutar la responsabilidad».
La Liga de Campeones pasa por la «Catedral»
La última polémica de Miguel ha camuflado la importancia capital del partido de esta noche en San Mamés. Si el Valencia consigue ganar establecería una brecha prácticamente insalvable —13 puntos— respecto al Athletic Club, que en la quinta posición marca la distancia de los rivales directos por la Liga de Campeones. En la Catedral se espera el partido con ganas — «allí se habla de una final», recordaba Emery—, sobre todo después de las dos derrotas cosechadas ante Mallorca y Barcelona en las últimas jornadas, que han ralentizado la buena marcha del equipo de Caparrós, sobre todo en su estadio. «Estar en la Liga de Campeones pasa por ganar este tipo de partidos porque si nos ganan, son ellos los que se enganchan arriba», alertaba Emery. El entrenador resolverá la baja de Miguel con la entrada de Bruno. Ausentes Chori y Aduriz, Mata podría acompañar a Soldado, siendo ocupadas las bandas por Joaquín y Mata. Topal, recuperado a tiempo, apunta a la titularidad.
La alusión no iba dirigida únicamente a Miguel, apartado por tiempo indefinido del equipo por llegar otra vez tarde a un entrenamiento, también tenía como destinatario al Chori Domínguez, ausente de la lista de veinte convocados por decisión técnica. El nuevo desplante que el mediapunta argentino realizó en el banquillo tras ser sustituido contra el Sporting puede costarle caro. A pesar de haber contado con minutos en las jornadas precedentes y pese al añadido de la lesión de Aduriz, Domínguez puede ausentarse durante un largo tiempo. Emery ni confirmó ni desmintió esa hipótesis.
«La parte deshilachada se aparta»
El entrenador, sin dar nombres
—insistió en remitirse al comunicado del club—, sí reiteró en su mensaje que a partir de ahora no va a consentir más episodios polémicos: «Lo principal es que todos cumplan con una disciplina, una conducta y unos valores. La mayoría de la gente va en una misma línea. Este es un grupo fuerte. Los que suman están y a los que no suman, al final, los excluye el grupo, la afición y el club. Si hay partes deshilachadas y no se pueden coser, se apartan».
Atrás parece quedar la etapa más conciliadora de Emery en su relación con los jugadores. El técnico ha sido criticado por el exceso de tacto a la hora de resolver cuestiones internas: «Cuando yo tiendo la mano lo hago con convicción, lo que pasa es que cuando alguien pasa de la responsabilidad a la irresponsabilidad hay que tomar cartas en el asunto», añadió el entrenador del Valencia, arropado en estas últimas maniobras por el coordinador de la secretaría técnica, Braulio Vázquez, y el presidente Manuel Llorente.
Por último, Emery defendió que las decisiones tomadas son un acto de responsabilidad del club con toda la afición a la que representa: «La gente se puede equivocar, pero todo tiene su límite. Buscamos lo mejor para el Valencia y también nos podemos equivocar, pero este club lleva mucha gente detrás y debemos ejecutar la responsabilidad».
La Liga de Campeones pasa por la «Catedral»
La última polémica de Miguel ha camuflado la importancia capital del partido de esta noche en San Mamés. Si el Valencia consigue ganar establecería una brecha prácticamente insalvable —13 puntos— respecto al Athletic Club, que en la quinta posición marca la distancia de los rivales directos por la Liga de Campeones. En la Catedral se espera el partido con ganas — «allí se habla de una final», recordaba Emery—, sobre todo después de las dos derrotas cosechadas ante Mallorca y Barcelona en las últimas jornadas, que han ralentizado la buena marcha del equipo de Caparrós, sobre todo en su estadio. «Estar en la Liga de Campeones pasa por ganar este tipo de partidos porque si nos ganan, son ellos los que se enganchan arriba», alertaba Emery. El entrenador resolverá la baja de Miguel con la entrada de Bruno. Ausentes Chori y Aduriz, Mata podría acompañar a Soldado, siendo ocupadas las bandas por Joaquín y Mata. Topal, recuperado a tiempo, apunta a la titularidad.
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