El Valencia CF sufre un expolio de su patrimonio sin que nadie haga nada por evitarlo. Tras la venta de sus principales estrellas durante las últimas temporadas, ahora hay que sumar las condiciones acordadas por el consejo de administración presidido por Manuel Llorente con la entidad Bankia, acreedora de la mayor parte de la deuda del club, para la reanudación de las obras del nuevo estadio de Mestalla.
Más de 70.000 asientos que se quedarían en lo único de lo que dispondrá el Valencia como patrimonio en un futuro próximo. El acuerdo con Bankia de diciembre de 2011, nunca explicado por el presidente pese a decir que se explicarían los detalles en una rueda de prensa que nunca tuvo lugar, más tarde pasó de ser un “acuerdo” a ser un “protocolo de intenciones“. Cuando algo no se explica es que se oculta, y si se oculta a prensa y afición es porque el acuerdo no debe ser muy positivo para el Valencia CF, aunque tal vez sí para los consejeros y la entidad bancaria.
El tiempo pasa y todo el plan va saliendo a la luz, por supuesto sin que nadie del consejo lo aclare. El 3 de julio de 2012 se anuncia que el Ayuntamiento de Valencia va a poner todas las facilidades para quelas obras se reanuden este próximo mes de septiembre, gracias al préstamo acordado con Bankia. ¿Pero préstamo a cambio de qué?
A modo de resumen, el patrimonio material del Valencia CF es: (1) el actual estadio de Mestalla, (2) lo que hay construido del futuro Mestalla, (3) la Ciudad Deportiva de Paterna, (4) y el suelo de Porchinos en Ribarroja del Turia donde presumiblemente se situaría la futura ciudad deportiva.
Todo apunta a que el pago de la deuda con Bankia se saldará con un préstamo de la entidad bancaria a la sociedad “Newcoval“, una sociedad creada por Bankia expresamente para la construcción del nuevo Mestalla. Este préstamo millonario y la deuda valencianista con Bankia se cubrirán: (1) con el suelo del actual estadio de Mestalla, (2) con la explotación terciaria de las zonas comerciales del Nuevo Mestalla, (3) con el suelo de la Ciudad Deportiva de Paterna, (4) y con el traslado de la ciudad deportiva a unos terrenos que Bankia tiene en la localidad de Náquera (lo que provocaría innumerables querellas por no llevar la ciudad deportiva a Porchinos en Ribarroja como estaba acordado). ¿No es demasiado lo que pierde el Valencia por conseguir terminar su estadio?
¿Y qué quedaría entonces en el Valencia CF? Pasaría de tener todo el patrimonio ya mencionado a sólo un nuevo estadio, sin el derecho a explotar el sector servicios de dicho estadio (tiendas, cafeterías, ocio, etc). La futura ciudad deportiva no sería ya propiedad del Valencia CF sino de Bankia en Náquera. Los 70.000 asientos del nuevo estadio deberían llenarse con una afición sin ilusión, con el abono más caro de la Primera División (y por tanto cada vez con menos abonados), con una plantilla cada año con menor calidad, menor exigencia, y menor preparación. Por si esto fuera poco, además deberían pagar entre 12 y 15 millones de euros a Bankia por jugar las dos próximas temporadas en el actual estadio de Mestalla. Todo un mareo de cifras y parcelas que al final terminan en un Valencia que pierde casi todo lo que tiene.
La sociedad valenciana no reacciona ante esta destrucción de su club, uno de los más grandes del fútbol español. El tema pinta muy mal para el Valencia CF y muy bien para Bankia y para quienes ayudan a que todo este plan se haga realidad, como Manuel Llorente. El que cuida su imagen exterior de “gran gestor”, de salvador del equipo, no ha hecho más que hacer contratos blindados a su gente más cercana, ponerse un sueldo astronómico, vender todo lo que se encontró al llegar a la presidencia (Villa, Silva, Albiol, Marchena, Mata, Jordi Alba…), buscar siempre sus intereses y los de Bankia, para efectivamente reducir la deuda pero a cambio de dejar un Valencia sin patrimonio y con muy poco futuro.
Y digo yo, si la solución a la deuda y a terminar las obras del nuevo estadio era dar a Bankia todo lo que tenemos… ¿por qué no se hizo todo esto en 2009 cuando llegó a la presidencia? ¿Por qué esperar tres años para hacer una operación que podía haberse hecho exactamente igual en 2009? ¿Por qué se ha tenido que pagar los intereses de la deuda durante estos tres años? Como siempre nadie explica nada, no se aclaran los acuerdos, no se responde a las preguntas, sólamente se dice: “Es bueno para el Valencia“, y simplemente tenemos que creérnoslo.
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