Cuando los valencianistas recuerdan la era Benítez en el club de Mestalla, sus pensamientos reviven históricos momentos: las dos Ligas, la Copa de la UEFA... Rememoran las virtudes de un equipo rocoso y solidario que sorprendió al fútbol europeo. Cuesta entender que saliera por la puerta de atrás, el verano de 2004, hace ya siete años. Las heridas que propiciaron aquella brecha entre el madrileño y Manuel Llorente están a punto de cerrarse. Al fin.
Benítez será el invitado de lujo en el encuentro que el Valencia disputará el miércoles ante el Barça. El técnico -ahora sin equipo- recibirá por parte de Llorente la insignia de oro y brillantes del club como reconocimiento a su exitosa trayectoria en el Valencia. Será la primera vez desde su marcha que pise el coliseo blanquinegro. La primera vez que reciba el caluroso aplauso de una grada que lo venera.
Será el momento en el que Benítez y Llorente firmen la paz, después de que entrenador y actual presidente se lanzaran dardos envenenados públicamente tras la ruptura. El madrileño acusó a Llorente -entonces 'sólo' directivo, pero encargado de manejar los hilos del club en la sombra- de no fichar jugadores, de no permitirle crecer deportivamente por las escasas incorporaciones. La respuesta de Llorente era ésta: «No hay dinero».
Con el paso del tiempo, Benítez dijo entender la posición de Llorente y el primer amago de reencuentro se produjo en Liverpool este verano, en la vista del Valencia al estadio inglés. No se produjo y el miércoles se sellará una paz histórica y necesaria para el Valencia.
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