Diego Alves será portero del Valencia la próxima temporada, noticia que desveló ayer la Cadena Ser. El acuerdo por cuatro años con el guardameta brasileño del Almería es absoluto desde hace varias semanas y la única arista en la negociación, la necesaria entente entre clubes, dejó de serlo hace 48 horas. Fue tras una reunión personal en Águilas entre ambos presidentes, Manuel Llorente y Alfonso García Gabarrón.
Sin embargo, la filtración de la noticia afectará directamente al tempo de la operación. En condiciones normales, el traspaso se habría sellado en un par de semanas. Pero a Llorente, presente ayer en una asamblea de la Federación en Madrid, le enojó lo que considera una indiscreción desde Almería. La ruptura de un pacto de silencio. Y tomó cartas en el asunto. Telefoneó al agente del portero y le comunicó que las conversaciones con el equipo de Alves quedan congeladas hasta final de temporada.
Salvo sorpresa mayúscula, será entonces cuando se zanje el traspaso, por algo más de tres millones. Nada invita a pensar que pudiera producirse una ruptura, por mucho que el carioca figure en la agenda de varios clubes de élite. Las bases de la operación están más que sentadas. El interés del Valencia por Diego Alves es inalterable, el futbolista también ha comunicado a Braulio Vázquez que sólo contempla jugar en Mestalla y los flecos todavía pendientes con el Almería hacen referencia a cuestiones secundarias, que no intrascendentes, como la forma de pago. Pero en cualquier caso son aspectos aún en el aire, lo que justifica la indignación del Valencia ante lo que considera un fichaje 'radiado' y el punto muerto en la negociación.
En el transcurso del último mes, Llorente ha mantenido tres contactos con su homólogo almeriense para desbloquear la operación. El primero se produjo el 28 de diciembre y entonces las distancias entre clubes parecían insalvables. Quedaron limadas en una posterior conversación telefónica y se dejó todo muy encarrilado -que no completamente cerrado- a principios de esta semana.
La gran baza del Valencia en la negociación ha sido, lógicamente, la proximidad del vencimiento del contrato de Diego Alves con el Almería. Expira en verano de 2012 y al club andaluz le interesa desprenderse ya de una de sus grandes figuras si no quiere perderla gratis dentro de 18 meses. Será el final de una relación fructífera en lo económico, a pesar de que la oferta del Valencia no es la mejor de cuantas han llegado a las oficinas almerienses. Sin embargo, también ha tenido momentos difíciles. Diego Alves siempre ha dejado clara su voluntad de progresar deportivamente -llegó a comunicar a sus compañeros de vestuario que había fichado por el Barcelona- y además tiene un acentuado sentido de la competitividad. De hecho, quienes han convivido con él aseguran que no es de esos futbolistas que aceptan con resignación un rol secundario, lo que promete emociones fuertes en su lucha por la titularidad en Mestalla, presumiblemente con el emergente Vicente Guaita. Consumado especialista en detener penaltis, a sus 25 años está convencido de que le aguarda la portería de la selección brasileña y para cumplir su sueño es fundamental no dar ningún paso en falso a la hora de cambiar de club.
Con el fichaje de Diego Alves, pendiente tan sólo de que Llorente y García Gabarrón entierren sus diferencias de tipo ético, el siguiente paso será decidir cómo se aligera la nómina de guardametas del Valencia, que al margen del de Río de Janeiro incluiría a Guaita, Moyà, César y hasta Renan. El primer interrogante se centra en qué hacer con el veterano arquero extremeño. Intocable antes de su espiral de lesiones, César Sánchez tiene ahora muy difícil la continuidad. El club se debate entre agradecerle los servicios prestados u ofrecerle una renovación, presumiblemente a la baja. Todo quedaría entonces en manos del veterano portero, quien el próximo 2 de septiembre cumple cuarenta años.
Otra operación lógica sería el traspaso de Miguel Ángel Moyà. Sobre el papel, una alfombra roja debería conducirle hasta el Ramón Sánchez Pizjuán. Allí entrena su mentor, Gregorio Manzano, con quien además comparte representante. Y también allí se contempla con preocupación la decadencia de Andrés Palop.
Fuentes del club blanquinegro aseguraban ayer sin embargo que todavía es pronto para saber quién o quiénes disputan el año próximo la titularidad a Diego Alves. Estratégicamente, al Valencia le beneficia esta ambigüedad. La renovación de Vicente Guaita está sobre la mesa y el rendimiento del torrentino invita a pensar que no será sencilla. Si sus agentes aprietan mucho en el capítulo de exigencias, siempre será valioso para el club reservarse la carta de Moyà. No en vano, el balear era el llamado a tomar el relevo de César antes de lesionarse frente al Bursaspor.
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