-El viernes dijo hasta en cinco ocasiones que sólo quiere hablar del presente. ¿Lo imaginaba de esta manera?
-Siempre trabajas para hacerlo lo mejor posible. Ha pasado una vuelta y la segunda se ha empezado con victoria. Hemos repetido mucho que hay mejoras que hacer, pero mientras vengan con buenos resultados serán más fáciles. Tengo la ilusión de que el equipo pelee por estar entre los cuatro primeros. Es el objetivo.
-¿Se ve al final de la Liga por encima del Villarreal?
-Está haciendo una gran temporada, tiene muy buenos futbolistas y un buen trabajo detrás. Quien mejor sepa ultimar los detalles puede ser ganador. También cuenta el Espanyol, sin descartar a Sevilla y Atlético por potencial. La inercia de los resultados es buena, pero todavía debemos mejorar ciertos aspectos del juego.
-¿Se entiende que tras 20 jornadas aún haya defectos por pulir?
-Cada partido saca a relucir unas virtudes y unos defectos. Hay una realidad y es que, ante la igualdad que hay en la plantilla, buscamos la participación. Es difícil decir 'éste es el mejor once esta temporada'.
-¿Es consciente de que Mestalla, en partidos como el del sábado, no sabe si aplaudir o pitar?
-Estamos dando las dos cosas, momentos de alegría y momentos de desesperación. Las victorias son las que dejan la última satisfacción. Estamos dando más momentos buenos que malos, no sólo esta temporada, sino las tres que llevo aquí como entrenador.
-Póngase en la piel del aficionado. ¿Cómo se hubiera marchado usted tras el 4-3 ante el Málaga?
-La afición tiene que entender que el entrenador es uno más en el sentir. Cuando gano me voy contento y cuando no, me voy como uno más o incluso peor... me voy dolido.
-¿Por qué esa tendencia del Valencia de ahora a ganar los partidos en los últimos minutos?
-Porque dentro de lo que puede ser hay una virtud: que el equipo tiene fe y constancia.
-¿No es un poco pobre ese recurso para un club como el Valencia?
-Es lo que encuentra. Al equipo le está costando tener esa regularidad, le cuesta hacer un partido completo en casa para que pueda ganar sin sufrimiento. No debemos olvidar la transformación del Valencia. Venimos de una salida de futbolistas muy importantes y están entrando jugadores que, sin tener ese nombre, quieren ser importantes y crecer. Esa transformación necesita un proceso de tiempo.
-¿En qué momento se encuentra el equipo?
-Empezamos bien y los elogios estaban por encima. Ahora las críticas están por debajo. Estamos en un punto de equilibrio donde buscamos el engranaje del equipo. Soy optimista, soy positivo por naturaleza. El equipo no consigue jugar de manera regular pero tiene cosas buenas, que ha ganado a base de coraje y casta.
-Eso de la transformación lo dice después de llevar tres años aquí.
-La realidad es una. Coja el póster de cuando llegué y coja el de ahora. ¿Cuántos jugadores repiten? Es una realidad. Valencia no es una plaza fácil para nadie y para los jugadores tampoco. Es una plaza exigente, los futbolistas deben asimilar eso y ser conscientes de esa realidad. Eso hay que transmitirlo a los aficionados. Soy y somos conscientes de ello.
-¿Se tiene asumida esa exigencia dentro del vestuario?
-Totalmente, los jugadores están dolidos cuando pierden.
-Se lo digo porque hay chispazos en la conexión público-jugadores.
-Eso se ha vivido siempre en Valencia. Cuando el equipo no funciona... La afición de Valencia tiene fama en toda España de ser muy exigente, de ser muy difícil.
-¿Y eso es malo?
-¡Nooo! ¿Por qué lo plantea desde la perspectiva negativa? Lo veo desde el lado positivo. Estoy dentro de esa ambición y exigencia. Eso condiciona y regula también dentro del vestuario las emociones de los jugadores. Todos quieren que se les aplauda, pero tienen que aprender ante las críticas a ser fuertes y superar esas adversidades.
-Precisamente Banega se fue a celebrar el gol ante el Málaga delante de unos aficionados que lo increparon la semana anterior...
-Entiendo al máximo a los aficionados y a veces hay que ponerse en lugar de los futbolistas. Ellos sufren. Sí es verdad que en el caso de Banega se ha podido equivocar en algunas situaciones. Se recuperó la temporada pasada y este año ha vuelto a equivocarse un par de veces. Se está recuperando.
-¿Cómo está ahora Banega?
-Tenemos dos miras sobre Banega. Cuando vino aquí le dije en mi despacho que a ese nivel no podía jugar en España. Se fue al Atlético cedido y tampoco rindió. Vino luego totalmente abajo. Le dije: «Tienes un mes para intentar darle la vuelta pero a ese nivel no te has merecido seguir». Se lo ganó. Ahora está a caballo entre uno y otro. Está poniendo de su parte. ¿Por qué queremos hacerlo? Por el bien del Valencia.
-Decía Braulio hace unos días que estaba preocupado por el rendimiento del Chori. Usted lo volvió a dejar fuera el sábado...
-El hecho de estar fuera no es ningún castigo. No me pregunta eso cuando se quedan fuera Feghouli o Dealbert. Hay que contextualizar las situaciones. Chori viene de una lesión y ahora está en el proceso de integrarse.
-¿Hay alguna explicación de por qué David Navarro no entra pese a que siempre ha sido considerado un titular indiscutible?
-No ha analizado su situación. Hay que ver las entradas de Navarro en el equipo después de la lesión. Vamos a reflexionar seriamente y con argumentos. No es ningún castigo. Navarro es un jugador importante y estoy muy contento con él. Está buscando su lugar, pero tiene tres compañeros.
-¿Se puede pensar que Navarro está pagando aquella crítica hacia usted en el 'caso Mathieu'?
-Si alguna virtud o defecto puedo tener es que no soy nada nada rencoroso. Sólo busco el bien del futbolista. Sólo busco el bien del Valencia.
-Dicen de usted que es demasiado permisivo con los jugadores porque quizá su perfil no responda a otro tipo de autoridad.
-Lo dejo claro. La autoridad está, pero si uno me quiere ver con un látigo pegándole en la espalda no lo voy a hacer. Nunca juzgaré a ningún jugador delante de todos o lo colgaré en la plaza del Ayuntamiento. Ahora bien, dentro (del vestuario) sí.
-No comparte, pues, eso que se dice sobre usted.
-La gente tiene muchas opiniones, es lógico. Pero Unai Emery ejerce para que se cumplan las obligaciones, siempre buscando el bien del Valencia. Se ejerce la disciplina en el vestuario.
-¿Por qué se niega a hablar de los fichajes que hace o quiere hacer el Valencia?
-Hablo del presente. El verdadero futuro se escribirá con el presente.
-Se lo planteo porque puede perjudicar al vestuario que se sepan situaciones de futuro, como por ejemplo César.
-Hablo del presente.
-¿Está al tanto de todas las negociaciones que hace el club?
-Yo no le digo al presidente o al director deportivo las alineaciones que voy a hacer el domingo. En mi parcela no doy explicaciones constantemente, salvo cuando me las pide el presidente.
-¿Le ha pedido opinión el presidente de casos concretos que tiene el vestuario?
-Hablamos mucho de fútbol.
-¿No está habiendo excesivos roces con otros entrenadores?
-Con el único que he tenido es con Camacho, le molestó aquello que dije. Soy un tío abierto. Mourinho busca un poquito la peleílla, él es el que busca la pelea. Entras o no entras cuando defiendes lo tuyo. Defendiendo al Valencia he dado la cara en momentos puntuales. A veces hay que entrar en la guerra, pero a Mourinho le aprecio mucho como entrenador. Como persona no lo conozco, pero seguro que también será un buen tipo.
-Se le ha visto dar una colleja a Voro, celebrarlo con Carcedo a lo NBA y lo último tirar la chaqueta tras un gol.
-Es algo natural, ha ido siempre con mi personalidad. Lo hago con el máximo respeto a los rivales y a todos. Lo de la chaqueta fue producto de cómo fue el partido; ya lo hice una vez en el Almería.
-¿Qué entrenador sería el idóneo para el Valencia?
-No lo sé...
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