El responsable de la secretaría técnica del Valencia, Braulio Vázquez continúa trabajando en la confección de la plantilla de la próxima temporada, tanto en lo que se refiere a entradas como a salidas. Su tarea se acelera en la misma medida en que avanza el tiempo y queda menos para que finalice la campaña. El equipo necesita cambios, especialmente en lo que se refiere a la defensa y el centro del campo, por razones que están a la vista observando sus actuaciones. A las contrataciones del portero Diego Alves y el central Rami se unirán otras para la zaga y para la medular.
Uno de los futbolistas que se pretende sacar de la plantilla es el lateral derecho Miguel Brito, al que le queda un año más de contrato. Si se consigue, Bruno sería el único específico en la demarcación, de ahí que sea necesaria la incorporación de otro jugador que compita en dicha posición. Braulio maneja una larga lista de candidatos con la que viene trabajando desde hace tiempo. Poco a poco ha ido estrechando el cerco y se ha quedado con los nombres en los que convergen las condiciones económicas, deportivas y personales que persigue el Valencia.
El nombre del rayista Coke -del que ya informó LAS PROVINCIAS el pasado 12 de febrero- está muy presente entre las preferencias, aunque esta opción no aventaja a otras como las de Jesús Gámez (Málaga), Martín Montoya (Barcelona B), Hugo Mallo (Celta), Joao Pereira (Sporting de Lisboa) o Beck (Hoffenheim). De ahí que la elección definitiva esté todavía en el aire. Podría ser Gámez, si su equipo desciende; Coke, si el Rayo entra en concurso de acreedores; Martín Montoya, tras la renovación de Alves... y así sucesivamente.
En todos los casos se trata de operaciones que pueden convertirse en muy asequibles en lo que se refiere al apartado económico, debido a las difíciles situaciones por las que atraviesan algunos de los clubes de los futbolistas que están en el punto de mira valencianista. Coke, por ejemplo, tiene una cláusula de rescisión de seis millones de euros, a la que nunca remitirá el Rayo a un posible comprador. La entidad de la familia Ruiz-Mateos pasa por graves problemas financieros que podrían hacer que el traspaso se quedara como máximo en la tercera parte de la mencionada cláusula.
El Valencia busca también al menos un futbolista para el centro del campo, un hombre capaz de canalizar el juego del conjunto, viendo que Banega no acaba de asumir la responsabilidad ni de tener continuidad en su juego. Y para esta labor se ha venido siguiendo los pasos de un compatriota de Topal, un organizador turco, internacional, cuyas actuaciones tampoco han pasado inadvertidas para otros equipos del continente europeo.
Uno de los futbolistas que se pretende sacar de la plantilla es el lateral derecho Miguel Brito, al que le queda un año más de contrato. Si se consigue, Bruno sería el único específico en la demarcación, de ahí que sea necesaria la incorporación de otro jugador que compita en dicha posición. Braulio maneja una larga lista de candidatos con la que viene trabajando desde hace tiempo. Poco a poco ha ido estrechando el cerco y se ha quedado con los nombres en los que convergen las condiciones económicas, deportivas y personales que persigue el Valencia.
El nombre del rayista Coke -del que ya informó LAS PROVINCIAS el pasado 12 de febrero- está muy presente entre las preferencias, aunque esta opción no aventaja a otras como las de Jesús Gámez (Málaga), Martín Montoya (Barcelona B), Hugo Mallo (Celta), Joao Pereira (Sporting de Lisboa) o Beck (Hoffenheim). De ahí que la elección definitiva esté todavía en el aire. Podría ser Gámez, si su equipo desciende; Coke, si el Rayo entra en concurso de acreedores; Martín Montoya, tras la renovación de Alves... y así sucesivamente.
En todos los casos se trata de operaciones que pueden convertirse en muy asequibles en lo que se refiere al apartado económico, debido a las difíciles situaciones por las que atraviesan algunos de los clubes de los futbolistas que están en el punto de mira valencianista. Coke, por ejemplo, tiene una cláusula de rescisión de seis millones de euros, a la que nunca remitirá el Rayo a un posible comprador. La entidad de la familia Ruiz-Mateos pasa por graves problemas financieros que podrían hacer que el traspaso se quedara como máximo en la tercera parte de la mencionada cláusula.
El Valencia busca también al menos un futbolista para el centro del campo, un hombre capaz de canalizar el juego del conjunto, viendo que Banega no acaba de asumir la responsabilidad ni de tener continuidad en su juego. Y para esta labor se ha venido siguiendo los pasos de un compatriota de Topal, un organizador turco, internacional, cuyas actuaciones tampoco han pasado inadvertidas para otros equipos del continente europeo.
Uno de los futbolistas que se pretende sacar de la plantilla es el lateral derecho Miguel Brito, al que le queda un año más de contrato. Si se consigue, Bruno sería el único específico en la demarcación, de ahí que sea necesaria la incorporación de otro jugador que compita en dicha posición. Braulio maneja una larga lista de candidatos con la que viene trabajando desde hace tiempo. Poco a poco ha ido estrechando el cerco y se ha quedado con los nombres en los que convergen las condiciones económicas, deportivas y personales que persigue el Valencia.
El nombre del rayista Coke -del que ya informó LAS PROVINCIAS el pasado 12 de febrero- está muy presente entre las preferencias, aunque esta opción no aventaja a otras como las de Jesús Gámez (Málaga), Martín Montoya (Barcelona B), Hugo Mallo (Celta), Joao Pereira (Sporting de Lisboa) o Beck (Hoffenheim). De ahí que la elección definitiva esté todavía en el aire. Podría ser Gámez, si su equipo desciende; Coke, si el Rayo entra en concurso de acreedores; Martín Montoya, tras la renovación de Alves... y así sucesivamente.
En todos los casos se trata de operaciones que pueden convertirse en muy asequibles en lo que se refiere al apartado económico, debido a las difíciles situaciones por las que atraviesan algunos de los clubes de los futbolistas que están en el punto de mira valencianista. Coke, por ejemplo, tiene una cláusula de rescisión de seis millones de euros, a la que nunca remitirá el Rayo a un posible comprador. La entidad de la familia Ruiz-Mateos pasa por graves problemas financieros que podrían hacer que el traspaso se quedara como máximo en la tercera parte de la mencionada cláusula.
El Valencia busca también al menos un futbolista para el centro del campo, un hombre capaz de canalizar el juego del conjunto, viendo que Banega no acaba de asumir la responsabilidad ni de tener continuidad en su juego. Y para esta labor se ha venido siguiendo los pasos de un compatriota de Topal, un organizador turco, internacional, cuyas actuaciones tampoco han pasado inadvertidas para otros equipos del continente europeo.
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