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domingo, 17 de abril de 2011

EL VALENCIA PROLONGA SU MARCHA TRIUNFAL

(0-3) Almería - Valencia: Sin bajar del autobús



El Valencia suma y sigue. La aplastante victoria sobre el Villarreal parece haber cargado de nuevo las baterías de los futbolistas de Unai Emery y así lo demostraron ayer en el feudo del colista. La mala clasificación del Almería no quiere decir que fuera sencillo, pues en ocasiones precedentes los de Mestalla han sucumbido ante rivales muy inferiores. No fue el caso ayer, a pesar de que la primera parte del encuentro dejó bastante que desear desde la perspectiva valencianista. Después, tras el descanso, fue aumentar ligeramente el funcionamiento, hacerse un poquito más el ánimo, y resolver.
Tuvo que ser Soldado, cómo no, quien avanzara al Valencia, quien abriera el camino de una nueva victoria, clara y hasta cómoda después, pero el valenciano fue el que hizo lo más complicado siempre, abrir la lata. Pero costó entrar en faena. Prueba de ello fue que Esteban, guardameta del Almería, sólo tuvo que realizar una intervención durante una primera mitad en la que el Valencia empezó mandando y se acabó durmiendo. Emery volvió a apostar por tres hombres en el centro del campo -eliminó el trío de centrales atrás-, donde incluyó a Maduro y prescindió de Jonas. Banega era el futbolista más adecuado para moverse como media punta, pero le faltó avanzar metros para conectar con sus compañeros más adelantados.
Y el Valencia arrancó bien. Pero su movilidad y verticalidad apenas duró un cuarto de hora. En este periodo de tiempo, Miguel y Banega dispusieron de dos claras opciones para haber puesto con ventaja a su equipo en el marcador. Dos acciones diferentes. La primera producto de una buena combinación, con taconazo de Pablo incluido, que el lateral portugués desperdició; dentro del área, muy cerca ya de Esteban, anduvo lento y dio tiempo a un defensa local a desviar el balón. No pudo rematar. La segunda oportunidad llegó como consecuencia de una acción personal de Banega, con disparo desde fuera del área. El cuero salió fuera después de que rozara el poste derecho de la meta almeriense.
Aquí acabó todo el peligro valencianista. Los de Emery no hicieron más gastos. Se perdieron en una lentitud desesperante a medida que avanzó el tiempo y el Almería se le acabó subiendo a las barbas y haciendo méritos para haberse marchado al descanso con un resultado mejor que la igualada sin goles que se mantuvo hasta entonces.
Los últimos quince minutos de este primer acto fueron de agobio y padecimiento para Guaita, en su regreso a la titularidad. Luna y Crusat se cansaron de desestabilizar a los valencianistas por la banda izquierda local. Bernardello colaboraba por el lado opuesto y Piatti, moviéndose con libertad, aunque profundizando más por la derecha, llevó de cabeza a los de Emery. El pequeño pero gran futbolista argentino tuvo las dos ocasiones más claras para su equipo. A la media hora, en un remate con la cabeza que salió fuera por muy poco y nueve minutos más tarde culminó una brillante jugada personal con un disparo con la zurda que se fue también fuera del marco valencianista lamiendo el poste.
La segunda parte no pudo tener un mejor inicio para los intereses del Valencia. Piatti, sin duda el más peligroso de los locales, buscó la escuadra derecha de Guaita. Aunque por muy poco, no la encontró. Y un minuto más tarde, Soldado marcó para seguir dando lustre a su frente, a su cabeza, con la que remató un perfecto centro de Mathieu y hacer inútil la estirada de Esteban. Otro taconazo de Pablo antes del servicio del lateral francés aumentó el brillo de la elaborada y bien culminada jugada.
El Valencia mejoraba en cada una de las acciones en las que intervenía Juan Mata. El asturiano es sin duda el futbolista franquicia, el más listo y el más lúcido de su equipo. Como otras tantas veces, tuvo que retrasar su posición muchos metros en repetidas ocasiones, para enlazar con la medular y, con terreno por delante, buscarse la vida. Su movilidad hizo mejorar también a Banega, que entró más en juego. El equipo blanquinegro combinó mejor de medio campo hacia adelante y las llegadas se repitieron. Y siempre con peligro, entre otras razones porque el Almería no tenía otra alternativa que salir en busca de Guaita.
La obligación que tenían los locales y la inocencia que mostraban hacía presagiar que la sentencia visitante podría llegar pronto. Y así fue. No se hizo esperar. Los contragolpes valencianistas, con la calidad de sus jugadores, se encargaron de llevar el miedo a las gradas del estadio andaluz. Y Stankevicius fue el que recordó a la parroquia local que la Segunda División está mucho más cerca. Mata envió al área, allí Ricardo Costa tocó con la cabeza hacia el lado opuesto, apareciendo el internacional lituano del Valencia para, junto al poste, enviar el cuero a la red y poner las cosas en su justo lugar.
El partido estaba decidido, sin posibilidad alguna de que se escapara la victoria a los jugadores de Emery. El Almería estaba muy tocado. Tanto que casi bajó los brazos, mostrando su impotencia y dolor en tarde de procesiones de la Semana Santa. Muchos aficionados comenzaron a abandonar el coqueto estadio de los Juegos Mediterráneos a falta de veinte minutos para que finalizaran las hostilidades. Teixeira Vitienes bien podría haber dicho que el choque se había acabado. Nadie se lo habría recriminado.
Eso sí, de haber ocurrido así Jordi Alba no habría podido marcar su golito, con la pierna derecha, que no es la buena. Joaquín, fresco, se coló y sirvió para el catalán, que sólo tuvo que empujar el balón a la red de un Esteban que se había lucido con anterioridad a dos remates valencianistas muy duros. Los últimos minutos de juego no los vieron más de un par de miles de aficionados en las gradas, entre ellos los dos centenares de valencianistas desplazados.
En suma, nuevo triunfo de un Valencia que refuerza su posición de Champions en la clasificación y, lo que es mejor, no baja la guardia. El temor a otra espantada como la de Zaragoza se disipó pronto. Emery mantiene enchufados a los suyos y supieron hacer lo que debían: ganar, con mayor motivo visitando el estadio del colista, de un Almería ante el que no hizo falta forzar la máquina para pasarle por encima. A partir de hoy, ya se puede empezar a pensar en el Real Madrid. Ahora, sí.

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