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martes, 12 de abril de 2011

Emery gana el pulso para la renovación


Unai, 1; 'Selección de críticos y escépticos de Unai', 0. La goleada al Villarreal, esa que él mismo cifraba en 8 puntos, ha servido al entrenador para ganar el pulso casi definitivo a todos los que tuercen el gesto y suelen poner objeciones a la hora de pensar en un cuarto año de Emery al frente del Valencia. Al técnico le quedan oficialmente algo más de 10 semanas en su actual puesto de trabajo, pero con el golpe de efecto dado por el equipo ante el cuarto clasificado de la Liga -y más con la rivalidad en juego- se hace difícil pensar que su relación con Manuel Llorente pueda acabar en ruptura, pese a la sequedad con la que hasta ahora se ha manifestado el presidente del club.
Eso sí, los estereotipos habituales de los personajes más decisivos saltaron por los aires el domingo por la noche cuando los consejeros, en el palco vip y tras acabar el encuentro, decidieron trasladar su euforia al túnel y acompañar a Llorente. Habitualmente, al presidente le gusta darse una vuelta por el vestuario y hablar con el técnico para intercambiar las primeras impresiones sobre el encuentro disputado. La última vez que lo hizo de manera reseñable con un cabreo monumental fue en La Romareda con aquel 4-0. Esta vez los motivos eran bien diferentes.
Y ahí se apuntaron todos. Los directivos bajaron al vestuario para felicitar personalmente uno a uno a Emery por el partido y el frenesí del momento acabó con un abrazo significativo del presidente con el entrenador. Es verdad que ése es un simple gesto provocado por la euforia, sí, pero Llorente ha sido tan seco en esta clase de escenificaciones que cualquier muestra de afecto que se salga del estricto guión llena de satisfacción al entrenador.
Porque, al fin y al cabo, de Emery se pueden tener muchas opiniones en contra pero con la tercera posición de la Liga prácticamente asumida (restan 21 puntos en juego y mantiene 6 más el golaveraje de diferencia con el Villarreal), la labor del técnico se puede dar por cumplida. Es, al fin y al cabo, lo que había pedido y exigido Llorente para su renovación: ser tercero y ahorrarse el mal trago de jugarse la Champions de verdad con la previa veraniega. Acabar cuarto no era garantía de nada.
La goleada y el espectáculo fue, por qué no decirlo, una liberación para todos los consejeros. Al vicepresidente, Javier Gómez, por ejemplo, no le llegaba la camisa al cuello minutos antes del partido y sólo hacía que darle vueltas a las consecuencias económicas que supondría un traspié de cara a meterse después en Liga de Campeones.
El razonamiento de Giner
Con las horas transcurridas, la voz del consejo de administración la pone de manera razonada Fernando Giner. Hay que leer entre líneas para descubrir que el último directivo en sumarse a la causa pretende que siga Emery en el barco. «Lo que quiere el Valencia es resultados en cuanto al rendimiento. Con Emery, como con cualquier entrenador, siempre habrá división de opiniones. Es lo que tiene el fútbol. A unos les puede gustar más que a otros pero lo que desea el club es que el entrenador saque el máximo rendimiento a los jugadores y lo está consiguiendo. De eso nadie tiene ninguna duda. Y la gente tiene que entenderlo, por encima de gustos personales».
La postura oficial del consejo de administración, no obstante, es la de resistir el empuje circunstancial. Se dijo que se hablaría de la renovación cuando acabara la Liga y se va a mantener, al menos hasta que la tercera plaza ya no peligre de manera matemática.
Cada vez que se ha pronunciado Braulio Vázquez, coordinador de la secretaría técnica, al respecto ha sido, como apunta Giner, para reiterar su satisfacción por el trabajo del entrenador. Braulio no ha presentado todavía ningún informe técnico que señale la conveniencia o no de prolongar el contrato del entrenador. Siempre ha dicho que habla constantemente con Llorente pero también es verdad que admite no haber entrado en profundidad todavía en si sería o no recomendable plantear una renovación por algo más que un año únicamente. Hay que recordar que Emery tardó muy poco en firmar la propuesta por una temporada sin cláusula de ampliación por objetivos, aunque la postura ahora podría haberse endurecido.
Es más que evidente que Unai ha fortalecido su posición y sus exigencias serán más comprometedoras para Llorente. La situación para el técnico no es la misma y a nadie extrañaría que se descolgara pidiendo dos o tres años de contrato.
«El Valencia siempre desea más, hemos alcanzado casi la perfección pero debemos plantearnos una ambición mayor de cara al futuro y aspirar a competir con Madrid y Barcelona. En mi opinión, quizás dentro de cuatro o cinco años se podría hablar de un Valencia con la mitad de gente de la casa», afirma Fernando Giner. Braulio fijó en 2-3 años el plazo mínimo para disputar títulos a los dos grandes.

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