PALCO PROSCENIO
De Costa a Costa y tiro porque me toca. Los últimos episodios en el Valencia han puesto a Unai en boca de todos. Al margen del discreto juego pero con el alivio del triunfo que el equipo consiguió en Zaragoza, primero hubo que pasar por la casilla de Ricardo y el incendiario comunicado que elaboraron sus ¿responsables? de imagen, y ayer por la de Tino, como consecuencia de la hostilidad que durante el entrenamiento protagonizó éste y el técnico.
Probablemente Unai se aferrará a que la privacidad en los entrenamientos que acostumbra hubiera evitado que trascendiera el incidente. Salvo infiltrados, nadie lo habría presenciado. Pero ayer, amenazando lluvia y por aquello de que el campo 'secreto' está más que machacado, hubo cambio de escenario y los futbolistas se ejercitaron a la vista de todo el mundo.
Es cierto que los entrenamientos a puerta cerrada con los que se desdeña a los aficionados pueden evitar la visión de los trapos sucios. Pero lo ocurrido también se puede interpretar como que sólo con aparente 'buen rollito' no se maneja un vestuario. A Unai nadie le va a quitar el mérito de mantener al Valencia en puestos de privilegio. Los números le avalan. Pero se espera algo más, aparte de que haya habido demasiados ejemplos, no digamos falta de autoridad, pero sí de excesiva permisibilidad en los más de tres años que lleva al frente del equipo.
Hay que seguir jugando y Unai ha de mover ficha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario