Los grandes equipos de fútbol se estructuran alrededor de un eje vertical que impone su ley de portería a portería. Luis Aragonés lo denomina pasillo de seguridad. Siempre que el Valencia ha conseguido títulos, ha presumido de la fortaleza de esa columna vertebral. La primera vez, en los años 40-50, la conformó el inteligente técnico Jacinto Quincoces y estaba integrada por Eizaguirre bajo palos, Juan Ramón en defensa, Iturraspe en la zona ancha y Mundo arriba. La última, con Rafa Benitez -la cabeza mejor amueblada que ha ocupado el banquillo de Mestalla- abarcaba desde Cañizares a Vicente, pasando por Ayala y Rubén Baraja. Entre ambos imborrables cuartetos, ha habido otros en torno a los cuales se han modelado los equipos más exitosos del club.
En los últimos tiempos, con el paulatino desmembramiento del equipo, se echaba en falta un tronco poderoso que sostuviera y alimentara las restantes ramas del equipo. Ahora, el VCF parece que vuelve a contar con tres futbolistas que llevan camino de ser referentes: Diego Alves, Rami y Soldado. Ellos fueron quienes sostuvieron al equipo y evitaron que el Chelsea se llevara de Mestalla los tres puntos que habrían lastrado las aspiraciones europeas.
La presencia de Alves bajo los palos ha reavivado el debate de la portería, señal inequívoca de que estamos ante la reedición de un nuevo episodio Cañizares-Palop. No ocurrirá lo mismo con Rami y Ricardo Costa. El imperial francés no ofrece dudas; el portugués, todas. Soldado debe andar a estas horas con el regusto amargo que le habrá dejado la lista de Del Bosque y su obstinación con Fernando Torres. Pero en el VCF, Soldado es el nueve indiscutible.
En la zona ancha, sin embargo, Banega no acaba de consolidare como el futbolista referencial y con garantías, que elabore el juego y asiente los partidos. Por ahí, el equipo se disipa. La solución, ¿Canales?
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/10/01/eje-rompe-mitad/844352.html
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