Si a usted le va la marcha, le recomiendo que esta tarde se dé un garbeo por Mestalla. No se arrepentirá. El guión, nada sorprendente pero sí espectacular, por muy visto que esté, prevé sentidas broncas hacia los futbolistas locales —los visitantes siempre han gozado de buen cartel por estos pagos y son bien acogidos, salvo las vergonzosas excepciones de rigor—. También se escucharán desgarradores gritos exigiendo la cabeza de Unai Emery; incluso surgirán fervorosos apoyos al Valencia en cuanto Mathieu, por citar uno cualquiera, se marque un par de galopadas por la banda; o llegue un remate envenenado de Soldado (¡huyyyy!). O Canales merodee con sus alegres brincos por el área bilbaína. Nada les quiero contar si el Valencia marca un gol. Albricias generalizadas, lanzas reconvertidas en cañas y amnistía general para los inicialmente proscritos. El fútbol es así, señora. Ya lo dijo el filósofo Vujadin Boskov, hace muchos años.
Si el Athletic coge el mando y al Valencia no le entra enseguida la directa, el show promete. Las peñas, o una facción de las mismas, anuncian tifo pero al revés. Éramos pocos.... Ya se sabe que cada peñistas es hijo de su padre y de su madre y es muy difícil que haya dos que comulguen juntos. Cada cual se considera el mejor entrenador, en posesión del arcano táctico, y tiene una alineación ideal que nunca coincide con la de su vecino de asiento. Van dados los voceros de «la unidad de todo el valenciansimo». Pero la lista de grandes tropelías cometidas en nombre de la unidad, así fuera la matrimonial o la de España, es inagotable.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/10/23/tarde-promete/850470.html
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