Manuel Llorente quiso ayer escenificar su apoyo a Unai Emery, centro de las críticas tras la derrota contra el Bayer Leverkusen, regalándole hasta tres efusivos abrazos y varias palmaditas en la espalda durante el acto de presentación del encuentro Champions for Africa. Un gesto cariñoso, al menos públicamente, inédito en las tres temporadas anteriores, y que curiosamente, reclamó el técnico el pasado mes de junio cuando renovó su contrato. Al menos, de cara al exterior, el presidente arropa al técnico, lo expresa y no enjuicia su labor. Y a Emery, por la simpatía con la que reaccionó al verse arropado por el presidente, le reconforta y satisface sentir el apoyo de su superior. Además, a ninguno le molestó que ayer, sólo ocho horas después de regresar de Colonia y despedirse en el aeropuerto de Manises, se fotografiara y grabara la escena. Aparentemente no hay fisuras y, presidente y técnico, van en la misma dirección.
Un entrenador que ayer insistía en que el equipo está capacitado para ganar los tres partidos que quedan para finalizar la liguilla y, por tanto, lograr el pase a los octavos de final de la Liga de Campeones. Sin embargo, este optimismo contrasta con el hecho de que, hasta ahora, sólo se han sumado dos puntos en los tres partidos disputados - Genk-VCF (0-0), Chelsea- VCF (1-1) y Bayer- VCF (2-1)-. Ahora, el equipo de Emery va a recibir de forma consecutiva en Mestalla al Bayer Leverkusen y al Genk. En el hipotético caso de ganar estos dos encuentros, la clasificación estará más cerca, pero no garantizada. El Valencia cerrará la fase de grupos en Stanford Bridge ante el Chelsea, equipo que, todo indica, a estas alturas ya estará clasificado. De perder en Mestalla con los alemanes -el 1 de noviembre-, el objetivo será prácticamente imposible y el Valencia pasaría a disputar la Liga Europa.
Ahora toca desconectar de la Liga de Campeones y enchufarse a la Liga BBVA ya que el domingo visita Mestalla el Athletic de Bilbao (20 horas) y, para que el ambiente no se enrarezca, urge una victoria. Así se lo hizo saber ayer Emery a la plantilla que entrenó en horario vespertino. Tras el empate con el Mallorca y, sobre todo la mala imagen exhibida, el equipo necesita mejorar para volver a conquistar a la grada. En ello trabaja ya Emery.
Un entrenador que ayer insistía en que el equipo está capacitado para ganar los tres partidos que quedan para finalizar la liguilla y, por tanto, lograr el pase a los octavos de final de la Liga de Campeones. Sin embargo, este optimismo contrasta con el hecho de que, hasta ahora, sólo se han sumado dos puntos en los tres partidos disputados - Genk-VCF (0-0), Chelsea- VCF (1-1) y Bayer- VCF (2-1)-. Ahora, el equipo de Emery va a recibir de forma consecutiva en Mestalla al Bayer Leverkusen y al Genk. En el hipotético caso de ganar estos dos encuentros, la clasificación estará más cerca, pero no garantizada. El Valencia cerrará la fase de grupos en Stanford Bridge ante el Chelsea, equipo que, todo indica, a estas alturas ya estará clasificado. De perder en Mestalla con los alemanes -el 1 de noviembre-, el objetivo será prácticamente imposible y el Valencia pasaría a disputar la Liga Europa.
Ahora toca desconectar de la Liga de Campeones y enchufarse a la Liga BBVA ya que el domingo visita Mestalla el Athletic de Bilbao (20 horas) y, para que el ambiente no se enrarezca, urge una victoria. Así se lo hizo saber ayer Emery a la plantilla que entrenó en horario vespertino. Tras el empate con el Mallorca y, sobre todo la mala imagen exhibida, el equipo necesita mejorar para volver a conquistar a la grada. En ello trabaja ya Emery.
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