Braulio Vázquez (Pontevedra, 1972) llega relajado a la cita con LAS PROVINCIAS. Vive días de vino y rosas tras un pequeño periodo de incertidumbre por la derrota del Valencia ante el Bayer Lerverkusen. Saca pecho por tutear a Barça y Madrid y haber tomado distancia sobre Villarreal, Sevilla o Atlético. Ya sabe de primera mano que Mestalla es una plaza complicada, pero confía en un proyecto repleto de jóvenes talentos, con la fe en que contribuya a que el público vuelva a suspirar por el Valencia.
-¿Cuál es su balance de los dos primeros meses de competición?
-Creo que el arranque del Valencia es para estar satisfechos y no sólo a nivel estadístico. El día del Mallorca nos pitaron un penalti en el descuento, otro que falló Éver... con algo de fortuna estaríamos segundos o incluso primeros. Hemos fichado muchos jugadores y se han ido otros tantos y seguimos compitiendo al mismo nivel.
-¿Se asustó el Valencia tras la derrota de Leverkusen?
-Quitando al Madrid y al Barça, que suelen ganar todo, el resto tienen altibajos. Nosotros sólo perdimos un partido en Liga y el de Alemania después de hacer la mejor media hora de la temporada.
-¿Entiende las dos caras que exhibe el Valencia en los partidos?
-Es difícil de explicar, en Alemania no supimos cambiar el guión. Teníamos uno establecido que nos iba increíble y seguimos con él cuando ellos lo cambiaron. No era normal la gran primera media hora que hicimos. El Bayer es el subcampeón alemán y a veces se infravalora a los equipos contra los que jugamos.
-¿No cree que el juego del Valencia es aburrido?
-Depende. Cuando Éver está en el campo tenemos muchísima posesión, alrededor del 75 u 80%. Y creo que el Valencia campeón de Benítez no fue la panacea de la diversión precisamente.
-Sí, pero era un equipo que se sabía a lo que jugaba. Si marcaba, no le iban a hacer gol.
-Para mí el día del Chelsea, el del Bayer, el del Barça o la primera parte contra el Atlético jugamos francamente bien. Quitando al Barça y ahora al Madrid, no veo equipos que jueguen mejor que nosotros. Dicen que el Atlético juega mejor, pero está a once puntos.
-¿Cree que la tercera mejor plantilla de España es la del Valencia?
-No puedes perder la noción de la realidad a la hora de exigir. Sí, creo que tenemos la tercera o cuarta mejor plantilla de España, sobre todo en conjunto, porque el once del Málaga es muy competitivo y el del Sevilla también.
-Emery se enfadó tras el partido de Leverkusen porque decía que se había menospreciado al Bayer.
-Estoy totalmente de acuerdo.
-¿Le parece que Mestalla es una plaza demasiado complicada?
-Yo, que estoy dentro, a lo mejor no soy objetivo, pero la gente de fuera de Valencia piensa que ésta es una plaza dificilísima por el nivel de exigencia que se tiene y que además es una exigencia desmedida. Si te vas a Barcelona, la sensación que se tiene del Valencia es que se está haciendo un gran trabajo.
-Esa exigencia, ¿abruma, condiciona, asusta?
-La exigencia es buena y en el caso del presidente es una exigencia diaria, pero no podemos perder la noción de quiénes somos.
-¿Entiende el revuelo que se formó cuando Llorente habló de ganar un título como objetivo?
-Yo no puedo poner límites a los sueños, aunque luego la realidad me haga mirar cada jornada cómo han quedado el Villarreal, el Sevilla o el Athletic. El otro día estaba viendo el Athletic-Barça y deseaba que ganara el Athletic. Quería verme segundo en la tabla. La ilusión es lo que nos mueve.
-¿Cómo le sentaron los gritos de «burro, burro» contra Unai?
-No puedes coartar la opinión del público, pero estábamos jugándonos la vida en Champions... Creo que es mejor esperar a final del partido, aunque respeto la opinión del público porque es muy exigente pero va al campo. Y esa gente que en ese momento criticaba a Unai a los diez minutos estaba llevando al equipo en volandas. En Valencia no hay término medio.
-¿Por qué no se llena Mestalla?
-Hay cinco millones de parados en España. Si tuviera una hipoteca, por mucho que me gustara el fútbol, tampoco iría a los estadios.
-Pero el juego gris del equipo también tendrá algo que ver en la pobre asistencia...
-A esa misma afición le digo: «Vayan al Calderón o a Sevilla». Nos miran a mucha distancia. Si ahora nos estamos casi flagelando en una situación no idílica pero sí muy buena, cuando no tengamos la suerte de cara, qué haremos...
-Percibo más optimismo en usted, Emery y Llorente que en los propios jugadores.
-Al final los objetivos los marca el día a día. Tenemos que estar concentrados en el Madrid. Y si luego faltan ocho jornadas y estamos igual, no se preocupe que los propios futbolistas estarán con eso en la cabeza. Faltan 27 jornadas y es lógico que ahora sean cautos.
-Dos resultados adversos y volvieron los pitos. ¿No cree que la relación de Emery con Mestalla es imposible?
-La propia gente que mostró su malestar el día del Bayer, al acabar el partido con el Levante seguro que cambió de opinión. No digo el cien por cien, pero sí mucha gente. -No quisiera teñir esta entrevista de pesimismo, porque los objetivos se están cumpliendo. ¿Explíqueme cómo se sacó a Rami de la chistera? -Con trabajo y suerte. Tenemos un grupo de trabajo al que le encanta lo que hace. Y sobre todo los plazos del fichaje. Fue todo rapidísimo. -¿Le ha sorprendido su impacto? -A nivel futbolístico no y a nivel personal era ya muy extrovertido. Lo que no sabíamos era cómo iba a encajar en la plantilla, pero ha entrado de maravilla, mejor que bien. -¿Teme que se lo lleven? -No. Quiero que esté centrado. Es un futbolista muy importante y llama la atención de los grandes, es una evidencia... En verano tenía una oferta importantísima del Olympique de Marsella y no fue. También podría haber ido a Inglaterra. Es un diamante en bruto que ahora se está puliendo. -¿Qué reinvención le sorprende más, la de Éver o la de Miguel? -En el caso de Éver estaba complicado que se quedara. Se planteó su salida, pero me llamó a mí, llamó al presidente, dijo que quería volver y que dónde iba a estar mejor que en Valencia. Hizo una declaración de intenciones y hasta el momento está cumpliendo. -Honestamente, ¿fue un error fichar a Parejo como relevo de Banega en el mediocentro? -Mire, no conozco a nadie en mi profesión que nunca se haya equivocado. En efecto, cuando vino Parejo llegaba para sustituir a Éver, pero por otra parte si no estuviera jugando Tino preguntaríais: ¿Por qué no juega Tino? No pueden hacerlo los dos. -Dicho de otro modo, ¿sigue viendo a Parejo en el sitio de Banega? -Es que no le hemos dado tiempo. En casa el equipo tiene más posesión y no juega nada. Así que vamos a dejarle la oportunidad de equivocarse, simplemente eso. -Parece que Unai no confía en él... -La primera explicación es sencilla: Éver nunca había jugado tan bien en cuatro años. Por eso no juegan ni Parejo ni Tino. Y hay que recordar que Parejo en Zaragoza lo hizo bien, pero lo cambiaron por un tema táctico. Venir a un equipo como el nuestro, que tiene que rendir cada domingo, es complicado para un chico tan joven. -¿Cree que decir que es un futbolista para cinco años le lleva a rebaja su nivel de autoexigencia? -Yo no he dicho eso. -Pero Unai sí... -Yo sé que va a ser necesario, antes de Navidad tendrá minutos. Es un chico que tiene muchísima calidad, y la calidad no se enseña. -¿La puerta de salida para Parejo está cerrada definitivamente? -Necesitamos a Parejo, le necesitamos y mucho, es una obviedad. -¿Azpilicueta es el favorito para ser el lateral derecho en 2012? -Es un gran futbolista, pero pensemos que están Miguel y Bruno. Miguel está compitiendo muy bien. -¿Quiere decir que la opción de renovar a Miguel está en la mesa? -¿Y por qué no? Nadie contaba con Banega el 15 de agosto y ahora resulta que era muy importante. Yo en fútbol ya no descarto nada. -¿Llegó a sentir miedo al fichar a Alves y ver cómo rendía Guaita? -Tenía la certeza de ficharlo. Hablamos con gente del Almería y nos decían que Alves les había mantenido tres años seguidos. Cuando Diego llegó, el Valencia pudo venderlo ganando dinero. Pero su competencia con Guaita no me parece un problema, sino una solución. -Hábleme de su primer fichaje para el año próximo, Guardado. -Guardado pertenece al Dépor y no voy a hablar sobre él. -¿Pues dígame qué le pasa a Piatti? -No tengo duda de que explotará. El problema de Piatti es que no es un futbolista de los típicos. No es como Rami o Alba, descarado. Piatti reflexiona más las cosas. -¿Rami es su mejor fichaje? -Es el que más repercusión tiene pero las notas se pondrán en junio. Si hubiera preguntado a la afición en verano quién era el mejor fichaje, le diría que Piatti. El Valencia está mirando a la cara a Barça y Madrid, los dos grandes del fútbol español. Eso es lo importante. -¿Si falla el pase uno de sus fichajes duele más que si lo hace alguno que no trajo usted? -Me siento partícipe en mayor o menor medida del 80 o 90% de los jugadores que están aquí, incluso de alguno que estaba antes porque intervine en las negociaciones. -¿La lesión de Canales puede influir en la decisión del Valencia sobre su futuro? -Para pagar siempre hay tiempo. Si lo hiciéramos este año podríamos ir muy justos en el resto de fichajes. Es muy feliz en Valencia y hemos de ayudarle a superar la lesión. -¿Acudirá al mercado invernal? -Cuando veía las primeras convocatorias y se quedaban fuera tantos buenos jugadores, pensaba que todos ellos serían titulares en el 70% de equipos de Primera. En principio no ficharemos en invierno, salvo que surjan operaciones en las que no puedas decir 'no'. -¿Le sorprende tantos jugadores 'rebotados' en dos meses? -Es que es muy complicado. Si analizamos uno por uno, Ricardo (Costa) el año pasado fue el segundo que más jugó. Tino fue importante y los dos habían perdido protagonismo. -¿Va a salir ya Ricardo Costa? -No. Ricardo se equivocó al lanzar el primer comunicado. Debió llamarme a mí porque tenemos buena relación. Se enfadó porque se publicó que lo habíamos ofrecido al Espanyol y era mentira, él lo sabe. -¿Y si pide irse? -No. Los necesitamos a todos. El tiempo no existe. Es una entelequia. Murió engullido por los restaurantes de comida rápida y los mensajes en 140 caracteres. El fútbol y sus protagonistas saben bien de esa angustia contrarreloj, de los juicios exprés que zarandean los proyectos antes de que adquieran el mínimo poso. Ahí está el ejemplo del Atlético, al borde de la guerra civil pese a que ni el nuevo director ni sus músicos han podido deshacer la maleta. O el del Málaga, al que se pide la Champions antes de pasar por la Europa League. También es el caso del Valencia. El equipo de Emery aburre tanto que uno ya no sabe si los aislados picos de brillantez anuncian lo que está por venir o son simple anécdota. Pero el calendario, que aún no sabe de inviernos, y los resultados, sostén emocional, aconsejan aplazar los juicios al técnico. Ya llegará febrero y sus cansinas ruedas de prensa, con el eterno debate sobre la renovación o el final de un ciclo como único punto en el orden del día. No ocurre lo mismo con Braulio. Su obra sí está ya firmada y nada impide juzgarla para reconocer el trabajo bien hecho. El gallego, a quien Llorente por fin llama director deportivo, es bueno y además tiene suerte. Supo ver el talento que escondía Rami y hurgar en su ambición hasta hacerle cerrar los ojos a ofertas mucho más jugosas. Descubrió a Jonas, uno de esos contados brasileños fieles al 'menos samba e mais trabalhar'. Y apostó por un Canales con vitola de líder. Pero lo que más me encandila de Braulio es su buena estrella. Cuando se obsesionó con Nico Pareja hasta agotar los plazos, sobre la bocina emergió de las sombras Víctor Ruiz. Fichó a Alves y lo que iba para problema devino en solución. Incluso del purgatorio regresaron Banega y Miguel. Ahora planean fundadas dudas sobre Piatti o Parejo, pero el gallego aún confía en el coco del uno y el talento del otro. Si le sale bien la jugada, habrá que concluir que es cierto aquello de que al saber le llaman suerte.
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