PALCO PROSCENIO
En poco más de una semana el Valencia le ha dado la vuelta a una situación que, a pesar de que los números le avalaban, resultaba incómoda para el equipo y para Unai. Habían coincidido demasiadas convulsiones. El Valencia no terminaba de convencer y además algún jugador se había rebotado. Las tres victorias consecutivas frente al Getafe, Bayer y Levante, han puesto tierra por medio y se han convertido en el mejor bálsamo para que el equipo afronte el nuevo parón liguero y recargue pilas a tope, porque el inmediato invitado a Mestalla es el líder, Real Madrid.
¿Qué ha cambiado en el Valencia en apenas una semana? Los buenos resultados, un atisbo de mejoría en el juego, que no es poco (¡un soplo de aire fresco!), y el hecho de que Unai haya acertado al obtener respuesta de jugadores que por hache o por be apenas contaban y en un plis-plas han adquirido protagonismo.
En estas circunstancias son normales las alabanzas, pero poco más. Ni éxtasis ni levitaciones. En ese sentido el Levante es un buen espejo, consciente de que la Liga es una carrera de fondo repleta de obstáculos y ni siquiera se ha cubierto un tercio del trayecto.
A Unai, a quien a veces se le indigestan las críticas (algunas las conoce por transmisión oral), se le ha exigido lo máximo desde que aterrizó en Mestalla. Lo mismito que a los otros técnicos, porque además del prestigio, los éxitos del pasado reciente no permiten bajar el listón.
En algo más de tres años en Valencia, el equipo de Unai ha ofrecido luces y sombras, aunque los números le respaldan, sin olvidar las ventas de Villa, Silva, Joaquín o Mata, que aportaban un plus de calidad.
El club trató de ilusionar con Parejo, Piatti , Canales, Rami, Víctor. y aparte de que el madridista está lesionado, sólo la pareja de defensas y el repescado Feghouli han ofrecido lo mejor. Claro que sólo llevamos once partidos de Liga.
-¡Virgencita, que me quede como estoy! -dice mi amigo el valencianista, que antepone siempre los resultados.
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