Bankia está a la espera de una acreditación de solvencia del «cliente interesado» en la compra del Valencia. Así lo confirmaron a este diario fuentes de la negociación vinculadas con la entidad financiera. En las últimas semanas se han producido en Madrid contactos entre el despacho de abogados (Baker&McKenzie), que representa a un inversor de origen costarricense, y el banco.
Los trabajos previos han estado centrados en el intercambio de documentos, aunque los contactos no son garantía de que se vaya a producir la operación. La radiografía por parte de Bankia y las instituciones de cualquier grupo interesado en entrar en una sociedad como el Valencia Club de Fútbol es exhaustiva. No se quiere dar pie a errores del pasado.
Este inversor costarricense pretende comprar el paquete accionarial que está en posesión de la Fundación VCF (82 millones de euros), la asunción de la deuda del club (370 millones) y el compromiso a finalizar las obras del nuevo estadio (150), siempre siendo fieles al proyecto inicial, presentado en 2006.
Fuentes vinculadas a este inversor advierten que se apuesta por un proyecto «a muy largo plazo» y que en ningún caso se pretende que el club pierda patrimonio, al tiempo que deja la puerta abierta a otras inversiones en la región.
Bankia espera que el grupo acredite su solvencia y la lupa está puesta esta semana, cuando la operación podría avanzar sustancialmente o desecharse. Al parecer el inversor sí tendría los 500 millones de euros —que se trasvasaron de San José de Costa Rica al banco HSBC de Londres en un proceso que costó 45 días— y ahora se trataría de asegurar que el dinero tenga como objeto final el Valencia.
Se cortaría así cualquier vía especulativa con el Valencia con una compra y posterior venta. Bankia, a su vez, cuando reciba este certificado, entregaría al comprador una auditoría detallada de las cuentas del club.
Este inversor ya se interesó hace algo más de un año en la compra del Valencia. Quiso plantear una operación similar, pero entonces la información que recibió es que el club no estaba en venta.
Hace unos meses inició su segundo intento. Entonces el Valencia y Bankia ya estaban avanzando en el acuerdo, anunciado el pasado 12 de diciembre, y que le permitía reanudar las obras del recinto deportivo de la avenida de las Cortes Valencianas. Esta es la «operación madre» y que ahora mismo permite que la entidad que preside Manuel Llorente afrontar el futuro.
Ascendencia española
El inversor costarricense que pretende comprar ahora el club —tiene ascendencia española y vivió durante unos meses en la capital del Turia— y ha dado forma a su fortuna como agente en mercados de productos intangibles «commodities», tales como energías, metales o financieros (bonos, acciones, monedas).
Sus planes pasan por no reducir el patrimonio del Valencia para que en un futuro la entidad pueda operar con la parcela donde actualmente el equipo deportivo sigue disputando sus partidos. Es el mejor posicionado para cambiar el rumbo del Valencia, aunque no el único que lo ha intentado en los últimos meses.
Y es que ha habido otros dos grupos interesados. El primero la empresa qatarí que adquirió en su día el Manchester City. Y el segundo un grupo de empresarios valencianos que, junto a un «holding» de empresarios chinos, querían adquirir el club. Sin embargo, no hubo ni siquiera intercambio de documentos y se diluyó.
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