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jueves, 22 de mayo de 2014

Larga vida al tigre

SALVA FOLGADO. HOY Salvo, que se equivocó de estrategia al principio, negando la venta cuando ya había encontrado -porque estaba buscando- compradores, ha acertado con Lim. Y Lim trae el taco. Y el taco es un pulmón para una entidad que se estaba ahogando




VALENCIA
Cuando quisieron darse cuenta ya era tarde. Una nube de murciélagos se les echó encima y los sumió en la oscuridad. Los engulló. Y detrás de sus gafas, el banquero cerró sus ojillos y comprendió que había perdido. Al menos, pensó, le quedaba el consuelo de seguir cobrando intereses cuando refinancie la deuda con el gran magnate de Singapur. Al fin y al cabo es un cambio de cliente, un cambio de deudor. Eso sí, ya no podrá jugar a su antojo con un club de fútbol. Ese juguete tendrá que comprarlo en otra tienda. El que estaba en el escaparate ya lo han comprado. La partida se ha acabado y ha perdido. Game Over.
Al final el ganador, por lo que cuentan los patronos, ha sido el club. No entendería que todo fuera un fraude y que el sábado no ganara la mejor oferta. ¿Ganó la mejor? Los patronos así lo afirman. El tramo final del proceso fue limpio. Nadie fue coaccionado para votar a Lim. Que 22 personas se pongan de acuerdo en una decisión tan peliaguda no es fácil. Entiendo que ganó el mejor. Al menos eso es lo que me garantizan... pero aquí ha habido muchas mentiras. Si ese grupo de notables de la sociedad miente en grupo o ha sido engañado sería trágico. Una patraña del tamaño de Godzilla. No creo.
El que levantó los brazos en el cuadrilátero fue Amadeo Salvo. Bueno, Salvo y los de PricewaterhouseCoopers que brindan con champán del caro. 700.000 euros a la pera. Unos fenómenos. El presidente ganó por knock out. Noqueó a todos sus contrarios. Salvo estaba en el proyecto de Lim y en el proyecto de Wanda. Eso es lo que decía el informe de los auditores y lo que escucharon el sábado los patronos, aunque ya lo sabían. Tenía dos balas. Se movió bien hace meses. Premio.
Detrás de la capa de maquillaje no estaba Dorian Gray. Salvo, que fichó al gigantesco maquillador de Max Factor cuando empezó a maniobrar en el club, acaba de demostrar que detrás de ese barniz no se esconde ninguna abominación.Admito que tenía mis dudas. Pensaba que todo eran fuegos de artificio y salvas de cañón. Sombra aquí y sombra allá. Me equivoqué. Escribí en esta plaza en Navidad -¿Conejo blanco o conejo negro?- cuando el presidente descubrió a Lim, que si lo del empresario de Singapur no era otra ilusión -que no lo es- Salvo pasaría a la historia. Sombrerazo.
¿De qué color es el conejo que sale de la chistera de un mago? Al final el conejo fue blanco porque ya sabéis que el negro no curra. Y el truco final de Salvo fue proporcionarle al club la gran fortuna que necesitaba para reflotar su economía. Salvo, que se equivocó de estrategia al principio, negando la venta cuando ya había encontrado -porque estaba buscando- compradores, ha acertado con Lim. Y Lim trae el taco. Y el taco es un pulmón para una entidad que se estaba ahogando. Habrá acuerdo con el banco. Están condenados a entenderse. La bandera de Singapur acaba de ser izada en Paterna. Larga vida al tigre.
Aurelio Martínez, que también dijo que el club no se vendía cuando era consciente de que la venta era inminente, cumplió su palabra de que no vendería el club a un fondo buitre. Su figura ha sido clave. El sábado diseccionó todas las ofertas y transmitió que la del multimillonario asiático era la mejor. Luego, rompió a llorar dentro de la reunión cuando acabó todo. La tensión de los últimos días tenía que aflorar.
Amadeo y Aurelio. Salvo y Martínez. A uno lo colocaron los políticos. A otro un banco. Los dos se rebelaron. Los dos se distanciaron. Los dos se equivocaron durante estos meses pero juntos, finalmente, impidieron que la gran farsa se llevara a cabo. Creía que ambos serían fagocitados por los poderes fácticos.

Finalmente, entre un banco intervenido y un grupo de políticos sin credibilidad y en decadencia, ha ganado otra opción. ¿Mejor? Hablará el tiempo. Ese siempre habla. Y hace bien o hace daño. El contador lo pongo a cero. Ojalá que te vaya bonito, Valencia. Nos querían hacer creer que habitan morsas en la Torre Eiffel.

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