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sábado, 10 de marzo de 2012

Los cortocircuitos letales del Valencia


O el libro de Emery no es efectivo o sus jugadores aún no lo han leído. El Valencia tiene un problema de mentalidad, de concentración. Es imposible que el equipo blanquinegro esté centrado al cien por cien en cada partido. Y eso ha costado demasiados sustos y muchos puntos a lo largo de esta misma temporada. Da la sensación de que, aunque todo funcione bien, siempre va a llegar un instante del encuentro en que el equipo sufrirá un cortocirtuito letal.
Durante 80 minutos el Valencia firmó un partido casi perfecto ante el PSV. Los holandeses necesitaban nada menos que cinco goles en la vuelta para superar la eliminatoria, lo que colocaba al equipo de Emery en puertas de los cuartos de final. Pero tras la pájara de turno, a los de Eindhoven les basta ahora con un 2-0 en casa para dejar en la cuneta al conjunto blanquinegro. Y todo por una desconcentración... de diez minutos.
Son errores que el equipo ha repetido demasiadas veces, el talón de Aquiles de un Valencia que todavía no ha encontrado la manera de poner remedio. Los jugadores son incapaces de estar con los cinco sentidos en el césped hasta que pita el árbitro. El jueves se dejaron ir, viendo la eliminatoria cerrada y a un rival entregado, y aunque no se espera una tragedia en la vuelta esa actitud final, que empaña un gran partido, puede salir cara. La serie está abierta para el duelo de vuelta en Holanda.
Ni a Emery ni a Llorente les gustó nada el tramo final del encuentro ante el PSV. El presidente estaba visiblemente enfadado al término del partido, porque esta falta de actitud es lo que más le irrita. «Hemos perdido la concentración al final, no te puedes confiar», manifestó el máximo mandatario tras el encuentro.
El entrenador lamentó «la falta de constancia tras haber hecho un buen encuentro» y explicó que el pésimo desenlace del partido se debió «al exceso innecesario» de confianza y la pérdida de concentración. «Nos ha costado dos goles y de eso debemos aprender para que no se vuelva a repetir», argumentó Emery.
Otro que también hizo ayer autocrítica fue Pablo Piatti. El futbolista argentino, que marcó el cuarto gol, instó a «aprender» de lo ocurrido. «No nos pueden pasar estas cosas, porque los rivales no perdonan y lo acabas pagando caro», comentó el delantero, en racha en este inicio de 2012, ya que ha conseguido ver puerta en todas las competiciones.
Si esa autocrítica surte efecto y el equipo corrige sus errores, podría ser un paso importantísimo en la Europa League. Hay que tener en cuenta que los dos principales favoritos, los equipos de Manchester, tanto el United como el City, han perdido sus partidos de ida y tienen complicado continuar en la competición. Eso despejaría el camino al Valencia y le convertiría en uno de los grandes candidatos a ganar el torneo, una oportunidad que no se puede desaprovechar.
El ex del Almería reconoció que tenían «el partido encarrilado, pero la desconcentración de los últimos minutos pone más complicada la eliminatoria, aunque hubiéramos firmado el resultado antes de empezar», destacó el jugador tras el entrenamiento en Paterna.
A la opinión de todos ellos se suman los pitidos de la afición al acabar el encuentro, que evidenció un descontento general quizá exagerado. «Se entienden los pitos, porque era un encuentro en el que no estábamos sufriendo; que de repente nos metan dos goles, molesta» señaló Piatti.
La reacción de Mestalla vino por la reiteración en la falta de actitud. Ya son muchas veces esta temporada las que el equipo ha dejado escapar puntos por bajones de rendimiento en un tramo concreto del partido. En Sevilla ante el Betis, con dos goles de Rubén Castro en el tiempo añadido. En Santander contra el Racing, con un tanto de Bernardo que frustraba la remontada blanquinegra. En Pamplona, donde Lolo se llevó dos puntos. En Mallorca, con penalti in extremis transformado por Hemed. Sobran los ejemplos.
Pero hay más. El Sevilla venció en Mestalla hace dos jornadas tras una segunda parte lamentable de los de Emery, algo que no llegó a ocurrir el pasado domingo en Granada, donde sí se vio a un Valencia muy inferior tras el descanso del que jugó en la primera mitad.
La goleada en el Camp Nou se gestó en el último cuarto de hora, cuando los culés marcaron tres goles para hacer una manita humillante. Es uno de los momentos donde más clara se ha visto la bajada de brazos general del equipo, y llegó ante un supuesto rival directo y con el marcador igualado.
En el Sánchez Pizjuán el Valencia se 'olvidó' de jugar los minutos finales y casi echa por tierra la eliminatoria copera con los dos goles que marcó el Sevilla. También en Mestalla los blanquinegros dejaron escapar puntos importantes ante los equipos vascos. Con un encuentro para olvidar, cayendo derrotados ante la Real Sociedad con gol de Griezmann, y al empatar a uno contra el Athletic, que será un rival peligroso en el tramo final de la Liga y ante el que los de Emery no pasaron del empate... y gracias, ya que Soldado evitó lo que parecía una inevitable derrota.
Sin embargo, las dos grandes pájaras defensivas de la temporada fueron en la Champions ante Chelsea y el Bayer Leverkusen, con resultados que abocaron al Valencia a caer eliminado en la máxima competición continental para llegar rebotado a la Europa League que disputa actualmente.
Tras firmar un primer tiempo apoteósico, los blanquinegros vieron cómo en sólo tres minutos de trágica desconcentración el Bayer remontaba el tanto de Jonas, depositando sobre sus hombros una paesa losa imposible de levantar durante el resto de la liguilla.
Ante el Chelsea la soberbia actuación de Diego Alves evitó la derrota en Mestalla, pero otra nueva empanada defensiva puso en jaque al equipo en Stamford Bridge y complicó la existencia de un conjunto habituado a jugar con fuego.
Por todo ello, da la sensación de que al vestuario del Valencia no le gusta vivir tranquilo, y cuando ve un partido encarrilado desconecta para sufrir y hacer sufrir a sus aficionados. La falta de esa mentalidad ganadora a la que Emery hace referencia y el hambre que no tienen pero sí muestran Real Madrid o Barcelona para ganar cada partido hacen aún más evidentes las diferencias entre los dos escalones de la Liga. El técnico ha admitido en más de una ocasión que su gran preocupación es que el equipo sepa cerrar los partidos, pero aún no ha dado con la tecla.

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