Ni hecho a propósito. El pasado fin de semana, en apenas veinticuatro horas de auténtica furia anotadora, media docena de canteranos valencianistas perforaron las redes rivales en situaciones y partidos disputados a kilómetros de distancia. Mientras Robert Ibáñez estrenaba su casillero con el Granada, Carles Gil nos regalaba una obra de arte con el Aston Villa. Horas después de que Tropi anotase un golazo desde la frontal ante Huracán, Portu abría la cuenta realizadora del Albacete ante el Alcorcón. El colofón mediático llegó en plena Copa de África, donde Ibán Salvador cobró relevancia al hacer el segundo tanto de Guinea Ecuatorial en su choque ante Gabón.
En unos días en los que el fútbol español posa sus ojos sobre el proyecto del Valencia CF, ansioso por descubrir sus más íntimos secretos, llama la atención que no sea la millonaria inversión de Peter Lim la que suscite más comentarios, sino las evoluciones de un joven lateral zurdo de Pedreguer o la renovación del que está llamado a ser 'hombre-gol' de la Selección Española en la próxima década.
Jose Luis Gayà y Paco Alcácer son, a fecha de hoy, el paradigma soñado para cualquier club: de la casa, criados y amamantados por técnicos que los han visto crecer y madurar desde que apenas levantaban un palmo del suelo, y orgullosos representantes de una política de cantera que, si bien resulta arriesgada y costosa al confiar en el trabajo largo plazo, acaba dando unos frutos de un sabor especial e inimitable.
AXIOMAS DE PATERNA
Si bien se ha trabajado con dureza (especialmente en la parte mediática, la de la imagen) para que la labor realizada en la Academia GloVal sea observada con mayor interés, no hay que olvidar que la Ciudad Deportiva se ha consolidado en las últimas décadas como un vientre a prueba de bombas del que, pase a lo que pase e independientemente de la gestión de sus recursos, siempre salen jugadores interesantes. Ocurrió en los años ochenta, un periodo de carestía y necesidad como nunca se había vivido en el que tipos como Fernando Gómez, Paco Camarasa o Fernando Giner dieron el salto al primer equipo. Diez años después, los nombres de Juanito Sánchez o de Mendieta resonarían para siempre en la historia, y también atravesaron un pronunciado periodo de formación en la cantera seguido de un tempranero debut en Primera.
El arranque de siglo nos trajo a los Albelda, Albiol, Silva... Todos con ese gen cien por cien cultivado en las instalaciones blanquinegras. Y, recientemente, tipos como Míchel, Guaita, Isco o los propios Alcácer y Gayà son la muestra más clara de que no importa quién mande o lo bien o mal que se hagan las cosas: la vida y el fútbol siempre se abren paso. Evidentemente, extremar el cuidado, el cariño y la inversión en futuro siempre te dará más y mejores jugadores. Es de cajón.
El equilibrio es frágil. ¿Dónde está la línea que separa a un buen futbolista de un futbolista preparado para jugar en la élite? ¿Quién la traza? ¿Cómo se protegen las 'perlas' en casa ajena mientras se rastrea el mercado en busca de piezas interesantes en otras ciudades? La planificación y el cuidado que debe prestarse al trabajo interno en la cantera no son, ni mucho menos, asignaturas sencillas de aprobar. No hay sitio para todos y la criba, cuanto mayor es el nivel, pasa a ser doblemente exigente.
El 'blindaje' de futbolistas jóvenes o bien la política respecto a sus salidas pasan a ser armas de doble filo en las que la delgada línea entre el acierto y el error es casi invisible. El ejemplo más recordado de precipitación en la valoración de un futbolista es el de Jonathan López. En 2001, un Pedro Cortés enloquecido firmó siete temporadas al portero asturiano y le 'plantó' un sueldo de más de 400.000 euros anuales. El jugador apenas llevaba dos años en la cantera del Valencia, y se le ascendió directamente al puesto de tercer portero en la 2000-2001, por detrás de dos 'bestias' como Cañizares y Palop.
Puede que Jonathan fuese internacional sub-20 y que estuviese por delante de Casillas en el combinado nacional, y puede que los rumores apuntasen a que el Chelsea estaba dispuesto a pagar los 3 millones de euros de su cláusula de rescisión (seriously?), pero todo lo que envolvió su periplo por la cantera blanquinegra estuvo recubierto de una pátina de exceso. Acabaría siendo más conocido por el cochazo con el que acudía a Paterna mientras sus compañeros del filial lo hacían en tren que por sus habilidades bajo el arco y nunca triunfaría en el Valencia, aunque sí puede presumir de una de las mejores y más bizarras trayectorias deportivas de las últimas décadas. En la otra punta del espectro encontramos los casos de Isco, Bernat o Jordi Alba, jugadores cuyo contrato no se supo gestionar y que acabaron siendo vendidos por precios muy inferiores a los que dicta el mercado para 'joyas' de semejante calibre.
DIÁSPORA EN EL FÚTBOL ESPAÑOL Y MUNDIAL
Los medios nacionales apenas tardan en buscar las raíces madridistas de todo aquel jugador que haya pasado por la escuela de formación merengue. Valdebebas es un monstruo gigantesco, así que se trata de una mera cuestión de volumen. Sin embargo, podríamos realizar un análisis parecido pero con el Valencia como objeto: el Valencia Mestalla, como escalón inmediatamente anterior a la élite, ha visto pasar por sus filas a un retahíla de futbolistas en la última década que han demostrado un nivel más que competitivo.
Echemos un vistazo, por ejemplo, a la Primera División. Ahí podemos encontrar a uno de los jugadores más desequilibrantes que ha dado la cantera en años, Robert Ibáñez, maravillando en Granada: en apenas dos partidos se ha metido a la afición en el bolsillo, ha anotado un gol de bella factura y amenaza con ser indiscutible hasta finales de temporada. Unos minutos que le vendrán de perlas para adquirir esa experiencia necesaria para pelear, en igualdad de condiciones, un puesto en banda derecha en el Valencia CF 2015-2016. Con más experiencia en la élite pero también con una mayor dosis de irregularidad, Fede Cartabia es titular de forma habitual en el Córdoba de Djukic. El equipo cordobés tiene una opción de compra de 8 'kilos' por el argentino y, dado el interés de clubes de la Premier, se sospecha que pueda llevar a cabo una operación de ingeniería financiera para comprarlo y luego sacar todavía más pasta por su venta.
En Barcelona, Jordi Alba volvió a marcar diferencias esta semana tras su exhibición de potencia y velocidad ante el Atleti. En Villarreal, Jaume Costa cabalga la banda izquierda desde hace un par de años, amo y señor del carril zurdo en El Madrigal. Guaita, tras muchos años de batalla bajo palos con Diego Alves, finalmente puso rumbo a Getafe esta temporada, y ha sido indiscutible tanto para Contra como para el recién llegado Quique Sánchez Flores. Aarón Níguez (se infló, literalmente, a marcar goles en la cantera valencianista hace diez años) y el asturiano Lombán militan en el Elche, mientras que Lillo y Javi Lara defienden con tesón los colores del recién ascendido Éibar. Y, a estas alturas, poco más se puede decir de Francisco Alarcón: Isco apuntaba a crack, tenía todas las condiciones para serlo en la capital del Turia y sólo un necio no habría visto su increíble nivel futbolístico; para desgracia del Valencia, el técnico en aquel momento ("míster, me has engañado") y el presidente por aquel entonces ("seis millones es una buena venta") hicieron huir a un chico que hubiese marcado una época, como lo está haciendo y hará en el Real Madrid.
En el exterior, la venta de Juan Bernat al Bayern de Munich el pasado verano a cambio de once millones supone una de las mayores 'gangas' con las que se ha topado el club bávaro recientemente. Todavía no dan crédito en Alemania por haber sacado un 'chollo' tan interesante en su pesca por España. El Valencia se durmió en la renovación y, como ya sucediese anteriormente con Alba, no pudo sacar el dinero que correspondía a un jugador de enorme potencial y que sólo tiene 21 años. El Valencia también hizo 'caja' con la venta de Míchel Herrero por parte del Getafe al Guangzhou chino, que le ha reportado 600.000 euros a las arcas blanquinegras. El último movimiento se produjo hace unos días: Carles Gil, a cambio de unos 4,5 millones de euros, se ha erigido en la gran esperanza del Aston Villa de cara a la segunda vuelta de la Premier. El mediapunta, en apenas dos choques, ha asistido, regateado, liderado y anotado un golazo sideral.
Si bajamos un peldaño, en Segunda podemos encontrar una nutrida representación de futbolistas que han pasado recientemente por el filial. El proceso de venta del club, que ha alterado el perfil de jugador que se busca en la Academia, el cambio de normativa RFEF y una larga lista de lesiones hicieron que Carlos Delgado, central promesa que debutó con Pellegrino en Champions y que renovó hace año y medio hasta 2016, rescindiese en agosto y pusiese rumbo al Leganés, donde está teniendo protagonismo. El lateral diestro Albert Dalmau, quien llegó a debutar con el primer equipo en un amistoso, se bate el cobre en el CD Lugo. A Albacete se marcharon el pasado verano el portero Pizana y el centrocampista Portu, capitán durante dos temporadas del Mestalla. El propio Salva Ruiz, del que enseguida hablaremos, estuvo seis meses a préstamo el pasado año en el Tenerife antes de regresar para reforzar el lateral zurdo del equipo entrenado por Curro Torres.
ASIGNATURAS PENDIENTES
La semana pasada, Nuno Espírito Santo desveló en sala de prensa que dos de los jugadores del actual filial reforzarán los entrenamientos del primer equipo: Carlos Carbonell 'Tropi' y Salva Ruiz. El segundo es el más conocido, ya que ha participado en varias pretemporadas con el primer equipo: Braulio Vázquez estaba enamorado de sus cualidades en el carril zurdo, aunque la 'bala de Pedreguer' de nombre Jose Luis y apellido Gayà le ha adelantado como un rayo hasta consolidarse como indiscutible en un equipo que aspira a Liga de Campeones. El caso de Tropi también apunta a crecimiento rapidísimo: en apenas un año ha pasado de consolidarse en el Juvenil A del Pipo Baraja a hacerse con un hueco en la medular del filial y, ahora, entrenar regularmente con tipos a los que admira como Javi Fuego o Enzo Pérez. El valenciano forma parte de la 'Quinta del 95' (glosada en profundidad en Diario de Mestalla), que tiene como máximos exponentes al propio Gayà, al mediapunta Fernando Cano, al central Alberto Tendillo o al extremo Nacho Gil.
Los propios canteranos son conscientes de que su papel es el de refuerzo, el de hambre personificada para obligar a los 'mayores' a dar su mejor nivel durante la semana. Situación similar a la que vive Jaume Domenech bajo palos, aunque con una cara amarga: el cancerbero de Almenara se emplea a fondo durante los entrenamientos para aumentar la competitividad con Diego Alves y Yoel, pero el precio a pagar es que los automatismos y encaje en el equipo filial se pierde con el paso de las semanas. De hecho, hace más de un mes que Curro Torres optó por el catalán Álex Sánchez para defender la portería del Mestalla. El prometedor Jaume hizo méritos en pretemporada para tener una oportunidad de demostrar su valía en el Valencia, 'chance' que no le ha llegado. En casos así, una salida en calidad de cedido a otro club se antoja fundamental para que el valenciano pueda seguir creciendo y demostrar con hechos el estar capacitado para rendir en la élite.
Tanto la prensa como los aficionados blanquinegros tienen la asignatura pendiente de redoblar esfuerzos en lo que respecta al conocimiento de la cantera. Paterna es un hervidero los fines de semana con los partidos del filial, del Femenino, de los juveniles... pero gran parte de los asistentes son familiares o amigos de los futbolistas y técnicos. La cultura de club debe promover la asistencia de seguidores de a pie, renovar su interés por el descubrimiento de 'joyas' ocultas y, así, poder señalar con orgullo el día de su debut en Mestalla que "a ese chaval llevo viéndole jugar en Paterna dos años, es un fenómeno". Cultura de club. Identidad. Factores que se antojan imprescindibles y que hay que cuidar con mimo exquisito en tiempos de internacionalización y fútbol desnaturalizado.
No todos llegan, pero cada Alcácer o Gayà esconde en su trayectoria hacia el éxito los deseos, esperanzas e ilusiones de decenas de profesionales que han puesto su granito de arena a lo largo de muchos años para crear una máquina bien engrasada de talento, calidad, cabeza amueblada y pasión por unos colores. Por eso es importante 'atarlos' y proporcionarles un entorno donde seguir creciendo. El reto del Valencia de Peter Lim, el reto de este nuevo club, está por encima de inversiones millonarias y fichajes a golpe de talonario. Es el último reducto del romanticismo balompédico: como ocurre en todas las historias que merecen ser contadas, todo empieza con un niño y un balón.