El señor Wang quiso comprar el Valencia, pero acabó teniendo una larga lista de motivos para no hacerlo. El señor Wang quiso invertir en el Atlético de Madrid, y le pusieron la alfombra roja. Diferencias sustanciales imposibles de ignorar.
Uno de los aspectos más curiosos de Enrique Cerezo, me cuentan, es la dificultad que tiene para mantener ciertos detalles e informaciones en secreto o, al menos, fuera de la primera línea de cara a la opinión pública. Al presidente del Atlético, protagonista hace poco de uno de los cánticos con mejor rima y a su vez peor gusto del Frente Atlético, le gusta 'cascar'. Lo lleva en la sangre. Así que a pocos nos sorprendió su frase hace unas horas, cuando explicó el desembarco del gigante Dalian Wanda Group dentro del accionariado del conjunto colchonero: "Es cierto que Wang me dijo que iba a hacer una oferta por el Valencia, pero también que, si no tenía éxito, entraría siempre en el mismo porcentaje en el Atlético".
Empresarialmente, que el presidente de una Sociedad Anónima reconozca haber sido segundo plato con total normalidad sólo se explica mediante la acuciante necesidad de liquidez de la empresa en cuestión. Una situación calcada a la del Valencia hace unos meses, con el importante matiz de que por estos lares el club de fútbol posee un patrimonio muy superior al del equipo de la ribera del Manzanares. Cuestión de números.
Wang Jianlin, a sus 60 años, lleva un lustro amagando con un desembarco pleno de su potencial económico y empresarial en nuestro país. El Proyecto Wanda, mediante el cual grupos de niños chinos con potencial por desarrollar pasan toda la temporada internos en clubes del prestigio de Atlético, Valencia CF o Villarreal, lleva varios años instaurado en España y cada vez con mayor desembolso económico ("cuidar" de estos niños le supone a los clubes en torno a 100.000 euros de ingreso por cabeza). Su fortuna se estima en cerca de 25.000 millones de dólares, lo que le ha llevado a ocupar el puesto número 101 en el ranking anual de millonarios que elabora la prestigiosa revista Forbes. Le gusta la música, la pintura y, especialmente, el fútbol: además del Proyecto Wanda, ha llevado a acabo numerosas iniciativas en territorio asiático para la expansión del balompié y en su día pagó de su bolsillo el fichaje de uno de sus entrenadores favoritos, Juan Antonio Camacho, para hacerse cargo de la selección nacional de China.
DOS MESES PARA UNA REUNIÓN
Pese a suscribir el acuerdo con Jianlin para el Proyecto Wanda en la última época de Manuel Llorente al frente del club, el intento real por parte del Valencia de estrechar lazos con el magnate asiático llegó en octubre de 2013. Costó dos meses de llamadas, correos, gestiones y peticiones, pero finalmente se pudo concretar una visita oficial por parte de una delegación del club a Pekín, para verse con el señor Wang (en el club todos le llaman así, aunque quizá "señor Jianlin" sería más académico) en su propio terreno de juego.
Allí marcharon Amadeo Salvo, Manuel Peris y Luis Vicente, arrancándole al magnate mucho más que una reunión meramente formal junto a Shi Xueqing (manager general del Departamento de Asuntos Futbolísticos) y Jonathan Garrison (manager general del Departamento de Cooperación Estratégica del Centro de Gestión de Inversiones): se establecieron las bases para la renovación y ampliación del Proyecto Wanda en el Valencia, se esbozaron las condiciones necesarias en caso de que el magnate estuviese interesado en invertir en la construcción del nuevo Mestalla o su terciario, y se pactó una visita institucional para meses después, ya en tierras valencianas.
Como sabe todo aquel que tenga memorizada la cronología de los acontecimientos, en esas fechas Salvo y Aurelio Martínez ya sabían que Bankia no estaba por la labor de refinanciar su proyecto. La búsqueda de un 'plan B' para dar viabilidad al club se antojaba obligatoria. Bueno, también se aprovechó para destituir a Braulio Vázquez (el 'sapo' le tocó a Luis Cervera) mientras el presidente estaba de viaje, pero ese es otro asunto.
Wang Jianlin y su séquito aterrizaron en el aeropuerto de Manises un 8 de marzo de 2014. La primera parada se hallaba en la Ciudad Deportiva de Paterna, donde el magnate y sus asesores pudieron comprobar 'in situ' el trabajo realizado estos años en la cantera y el lavado de cara que Francisco Joaquín 'Rufete' había dado a la Academia GloVal. Saludaron a 'sus' niños, a los integrantes del turno 2014 del Proyecto Wanda, y visitaron las instalaciones de trabajo. "Están muy satisfechos de las inversiones que hemos hecho en Paterna y del futuro que tiene nuestra Academia”, expresaría Amadeo Salvo horas después. Posteriormente, marcharon a las oficinas de la entidad, en la Plaza de la Afición, para conocer la estructura y los métodos de trabajo en el club, así como el trabajo en todos los departamentos. La última parada, lógicamente, era el estadio.
SEDUCCIÓN FALLIDA
Mestalla, aquella noche, no parecía Mestalla. Esa era la orden, y los empleados y decoradores se esmeraron y la aplicaron a rajatabla. La iluminación de la fachada principal del estadio, la que da a la Avenida de Suecia, había sido modificada y adaptada al color del dragón: los tonos rojizos y escarlata bañaban el exterior de tan imponente construcción, llamando a los invitados a acudir mediante susurros musicales procedentes del interior. El aspecto, según los asistentes, era magnífico.
La recepción se celebró en el interior del palco VIP del estadio, engalanado para la ocasión. Si el exterior de Mestalla había escogido el rojo para vestirse de etiqueta, el interior había optado por el blanco. Curiosa premonición, por cierto, respecto al futuro interés del magnate por el Atlético de Madrid. El palco modificó sus escaleras de acceso, con candelabros de pie con velas blancas a sus lados y las escaleras enmoquetadas precediendo a una decoración diáfana y de gusto exquisito. Varios sofás de piel, en colores crudos y marfil, fueron dispuestos para los invitados. Todo muy blanco, todo muy diáfano, todo muy vaporoso. La mesa principal, aquella en la que tendría lugar la cena de negocios entre los dirigentes del club y el señor Wang y su séquito, podría haber pasado perfectamente por la de un hotel de cinco estrellas.
Antes de sentarse a la mesa, la comitiva asiática fue acompañada por Amadeo Salvo y Luis Douwens (experto en este tipo de encuentros y un obseso por el detalle) a la zona exterior del palco, para observar el estadio y su césped al completo, vacío y en silencio, sólo ambientado por el tenue sonido del hilo musical que procedía del salón. La directiva había dado orden de encender las luces del recinto, aunque no hubiese partido esa noche: sólo así pudo el señor Wang observar el coliseo en toda su magnitud mientras escuchaba las explicaciones del presidente. Como no podía ser de otra manera, mostró particular interés en el gigantesco murciélago negro que, estampado contra un fondo de butacas naranjas, dota de personalidad a Grada Central desde hace año y medio.
La cena fue copiosa y selecta, con el catering encargado a uno de los establecimientos más reputados de la zona centro de Valencia: La Hacienda, restaurante ubicado muy cerca de Mestalla, al otro lado del cauce del río Turia. El trato fue exquisito toda la velada, regada con algunos de los mejores caldos de la Comunitat. Y se habló de muchas cosas en aquel 'business meeting' de mesa y mantel. Wang se marchó contento del palco, siempre acompañado de dos guardaespaldas que no le dejaban ni a sol ni a sombra.
La jornada siguiente fue mucho más relajada. La comida previa de directivas entre valencianistas y 'leones' dejó, en el caso del señor Wang, uno de los puntos álgidos de su experiencia en la capital del Turia: su visita a la playa de la Patacona, donde quedó maravillado tras degustar una paella de marisco que le quitó el sentido. El multimillonario no habla inglés, así que se encargó de hablar con sus traductores de confianza para dar la enhorabuena a los cocineros del Restaurante Casa Navarro. Su apetito, al menos, sí quedó prendado de los encantos de Valencia.
La estampa que más se recuerda de ese fin de semana llegó a las 21:00 horas, cuando Valencia y Athletic saltaron al césped de Mestalla. Desde el palco de autoridades, Jianlin vio como se desplegaba un ‘tifo’ en los asientos de Grada Central que, desde la distancia, conforman el logotipo de Wanda Group en letras chinas. Además, los jugadores valencianistas lucieron en sus camisetas su nombre en chino y el logotipo del sponsor principal, JinkoSolar, en el mismo idioma como homenaje a las excelentes relaciones del Valencia CF con sus ‘partners’ chinos: Wanda, JinkoSolar y Hisense. Alcácer adelantó a los de Pizzi, pero Aduriz puso el 1-1 definitivo en la segunda mitad. El balón no pudo poner un colofón en forma de victoria al fin de semana dedicado en cuerpo y alma al señor Wang.
EL LADO OSCURO DE VALENCIA
El señor Wang se marchó, según cuentan los que le acompañaron esos días, totalmente "alucinado" por Valencia y sus incontables tesoros. Le gustó especialmente el ambiente bullicioso de la ciudad (la visita tuvo lugar en plenas Fallas) y el clima, típicamente primaveral y predominante durante gran parte del año. No es de extrañar, por tanto, que Dalian Wanda Group presentase una oferta potente el 1 de abril, fecha en la que la Comisión Gestora designada para el proceso de venta del Valencia CF abrió los sobres cerrados ante notario para conocer el número de propuestas, siete sobre el papel, para hacerse con la entidad.
Dentro del proceso, se dio la oportunidad a las ofertas que seguían en la carrera de subir su puja. Lo hizo Cerberus. Lo hizo Peter Lim, que contaba con el respaldo del actual presidente. Pero Wanda Group no compareció. Su opción perdió fuelle un par de semanas antes del 17 de mayo, fecha en la que los patronos votaron (por unanimidad) la propuesta de Meriton como la mejor para el futuro del Valencia CF.
¿Por qué el señor Wang no llegó hasta el final? ¿Por qué el Atleti sí y el Valencia no?
Muchos factores confluyeron para dicho desenlace. El primero y fundamental, que el proceso de venta del Valencia CF fue una de las mayores chapuzas de la historia del fútbol mundial, dicho esto con todo el respeto hacia los implicados en el. Un proceso torticero, poco serio, impropio de un club como el Valencia y con prácticas cuestionables a todos los niveles: desde dentro del club, desde fuera del club, en el banco, en las instituciones valencianas, en los grupos de presión, en los medios de comunicación, entre los aficionados, etc. Todos culpables. No se salva, no nos salvamos, absolutamente nadie.
Cuidado con el papel de la prensa valenciana y a la guerra mediática vivida durante 2014. Aurelio Martínez, presidente de la Fundación VCF y uno de los 'fans' del señor Wang ("a mí la oferta que más me gustaba era la de Wanda", confesó en Diario de Mestalla hace unas semanas), disparó con bala para explicar uno de los motivos que, a su entender, podrían haber espantado al multimillonario: "Hubo un problema y es que los sistemas de negociación en China son lentos. Desde la primera ronda que tiene la gestora con los inversores se abre un plazo corto de días y Wanda, por lo que sea, porque ya no tenía interés, por la guerra mediática que había aquí, ni siquiera vino a explicar su oferta. Entonces, lógicamente, decayó. Eso redujo la negociación de las ofertas a dos", agregó. Más claro, imposible: ¿venir a Valencia para que los 'fanboys' de una oferta u otra le despellejasen vivo y manchasen su reputación? Un tipo con 25.000 millones de dólares en el banco, francamente, está muy por encima de esas gilipolleces.
Hablando de 'fanboys', el sector más cerrado en torno a la figura de Peter Lim ha deslizado desde que terminó el proceso de venta que la propuesta de Wanda era netamente inmobiliaria, y que el amor por el fútbol del magnate singapurense es mucho mayor del que posee el magnate chino. De nuevo, Aurelio Martínez nos saca de dudas: "Wanda quería hacer un estadio emblemático que le sirviese de plataforma de presentación en Europa porque él es la primera firma de construcción en China y porque en Europa no tiene negocios. Para mí era mucho más que eso: tiene un acuerdo de formación de jugadores con el Valencia, y por eso yo estaba defendiendo en parte a Wanda. En la medida en que la oferta de Wanda hubiera fructificado él hubiera utilizado Valencia y España como plataforma para formar jugadores, hacer inversiones y yo creo que eso le viene bien al Valencia, a la ciudad, a la Comunitat y a todos". Poco más que añadir.
También habría que plantearse si la casta política de nuestra Comunitat estaba demasiado centrada de sus Gürtels, en sus Cooperación y en sus imputados como para caer en que el señor más rico de China visitaba Valencia en plenas Fallas. Es un error imperdonable e intolerable que ningún cargo político de enjundia (¿alcaldesa? ¿Molt Honorable President?) sacase media hora de sus apretadas agendas en plena fiesta grande para atender y, aunque fuese brevemente, conocer a un señor que ha prometido invertir más de 3.000 millones de euros en la Comunidad de Madrid una vez el 'Eurovegas chino' eche a andar. El mismo señor que, un día de paseo por Madrid, se dio el capricho de hacerse con el edificio España y soltará 250 'kilos' para comprárselo al Banco Santander. Les dio igual. Como si hubiese venido el Papa... No, de haber venido el Papa el recibimiento (sospecho) hubiese sido 'ligeramente' distinto.
EL DESENLACE
El señor Wang quiso comprar el Valencia, pero acabó teniendo una larga lista de motivos para no hacerlo. El señor Wang quiso invertir en el Atlético de Madrid, y le pusieron la alfombra roja. Diferencias sustanciales imposibles de ignorar. Sospecho que en la capital de España todavía no saben del potencial del magnate chino, y por eso las primeras reacciones han sido las de tomarse la noticia a chufla y restarle importancia. Tiempo al tiempo: si Wang Jianlin trata al Atlético de Madrid como uno más de sus negocios, a lo mejor el concepto de 'cagómetro' se instala en Chamartín en tiempo récord. Si ya en lo futbolístico los de Simeone les están mojando la oreja, un 'sorpasso' a nivel económico, de marketing, de imagen.. .sería demoledor en el Real Madrid. Y no hace falta ninguna ouija para predecirlo.
Darle vueltas a estas alturas es absurdo. El Valencia goza de una situación infinitamente mejor que a la de hace unos meses, y hay que agradecérselo también infinitamente a Peter Lim y a su decidida apuesta por el club tras un bochornoso proceso de venta. Pero el caso de Wang Jianlin, de confirmarse todos los planes que tiene para el Atlético de Madrid (ha comprado el 20% accionarial por 43 millones de euros, pero su idea es seguir adquiriendo paquetes accionariales de manos de Gil Marín y Cerezo en los próximos años) y para toda la capital de España, será paradigmático de aquí a unos años respecto a la legendaria incapacidad de los valencianos de saber 'venderse'. Lo tuvimos a huevo, como diría aquel. El dueño de la multinacional AMC, la mayor cadena de multicines de todo el mundo, pudo haberse hecho con el Valencia a poquito que nos hubiésemos comportado como personas y no como bárbaros. Una historia de película que no tuvo final feliz. Una más.
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