Kevin Gameiro es un futbolista con todas las bendiciones para jugar en el Valencia. Así lo consideran los técnicos, quienes no dudan que su incorporación sería acertada y muy positiva. El potencial del delantero francés está fuera de toda duda. Prueba de ello es que el anterior director deportivo valencianista, Fernando Gómez, ya intentó contratarlo, después de verlo en repetidas oportunidades. Incluso negoció con su representante y se alcanzó un acuerdo verbal, por el que el goleador percibiría entre 1,3 y 1,4 millones de euros netos por año. Desde entonces, los actuales responsables de Mestalla lo han mantenido fresco en la memoria, jamás se han olvidado de él y Braulio Vázquez prosigue trabajando en su incorporación.
Sentado que deportivamente sería un refuerzo muy importante, existen tres puntos que bien pueden llevar a calificar el fichaje como de alto riesgo. En primer lugar, el acuerdo que hay que alcanzar con su club, el Lorient, por la cifra del traspaso. El segundo aspecto es que se trata de una apuesta económica fuerte para reforzar la línea más poblada del equipo. Y tercero, la posibilidad de acogerse al artículo 17 del reglamento de la FIFA sobre transferencia de jugadores, mediante el cual Gameiro quedaría liberado, aunque esta opción, si se utilizara, dañaría la imagen del club valenciano.
Por partes. Cifra del traspaso. El Lorient arrancó pidiendo 12 millones de euros, porque ha recibido ofertas por esta cantidad. El Valencia llegó a ofrecer en su día cerca de ocho millones. Ahora, haciendo un esfuerzo, pagaría entre seis y siete como máximo. El club francés quiere más dinero, de ahí su preferencia por traspasarlo a otro pretendiente más generoso. Pero se encuentra con el hándicap de que Gameiro está empeñado en jugar en Mestalla, porque le seduce la Liga española y casi tendría asegurado disputar la Champions, algo que no le garantizan los demás, excepto el Villarreal, seguramente pasando de forma obligada por la eliminatoria previa.
Después, hay que analizar que el importante desembolso económico sería para reforzar la delantera, línea en la que el Valencia cuenta ahora mismo con futbolistas de primer nivel como son Jonas, Soldado y Aduriz. El póquer de ases sería espectacular, aunque no se descarta que alguno de estos futbolistas pudiera ser traspasado si llega una buena oferta.
El punto más delicado es el de recurrir a la cláusula liberatoria mediante el artículo 17 del reglamento de la FIFA sobre traspasos. Es el más delicado por el deterioro que causaría a la imagen del Valencia. No se quiere utilizar, de ahí el interés de ambos clubes en llegar a un acuerdo. Existen precedentes de triste recuerdo: el Zaragoza con Matuzalem, el Sevilla con De Sanctis y el Wigan con Webster. En todos los casos, los equipos tuvieron que pagar lo que dictaminó la cámara de resolución de disputas o, si se acude a apelación, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS). Dicho artículo contempla que un futbolista puede rescindir su contrato de manera unilateral a partir de los 23 años y cumpliendo el tercero en el club, que recibirá la indemnización que dicte la FIFA, en función de la ficha que percibe el jugador, años de contrato en vigor y otros aspectos.
Fernando Gómez, el técnico que ya quiso traer a Gameiro, lo define como un futbolista «con un tren superior fuerte, pero el inferior más fuerte. Muy compacto físicamente, con buenos movimientos, finalización y salto, se asocia bien, siempre está entre los que más asistencias da y su capacidad goleadora es grande». Añade Fernando sobre el francés que «suele jugar arriba solo, pero tiene un movimiento en seis u ocho metros muy rápido para apoyarse, desmarcarse o buscar posición de remate. No necesita hacer carreras largas, porque es rapidísimo, un jugador eléctrico».
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