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jueves, 19 de mayo de 2011

Unai, sobre arenas movedizas


J.V. Aleixandre

El hombre que menos fe ha tenido nunca en Unai Emery está dispuesto a estampar su firma, tras ultimar con su agente los flecos de la renovación, en el contrato que volverá a unir al técnico vasco con el Valencia CF. Manolo Llorente no actúa desde la convicción, sino que lo hace movido por otros motivos. Primero, por la comodidad. El presidente ha detectado que la mayoría de los consejeros se decanta por la continuidad del entrenador. Ante esa evidencia, sabe que si la próxima temporada vienen mal dadas, no tendrá excusa que llevarse a la boca y le podrían echar en cara su negativa a mantener a Emery. Es más fácil seguir la corriente. Su segundo motivo ha sido precisamente ese miedo a equivocarse en la elección del nuevo técnico, circunstancia que no resulta extraña, dados los precedentes que le avalan en sus dos grandes apuestas con entrenadores: la segunda etapa de Claudio Ranieri en el Valencia CF, que resultó un fiasco, y la de Fotis Katsikaris ("va a ser el Rafa Benítez del Pamesa", proclamó entonces), que fue un fracaso. Ambos salieron por la gatera dejando en evidencia a su gran avalista: M. LL. Éste, a su vez, parece no tener plena confianza en la lista de aspirantes que le había confeccionado Braulio Vázquez, su cerebro técnico. Hay también una razón de conveniencia: las asequibles pretensiones económicas de Emery, que no excederán en mucho el millón y medio de euros brutos que cobra actualmente por temporada (frente a los 10 netos, por ejemplo, que se embolsa Mourinho, por obtener unos resultados tan brillantes -o discretos, según se mire- para el Real Madrid, como los que ha logrado Unai con este Valencia.
Pasadas las últimas Navidades, Llorente estaba absolutamente decidido a prescindir de su entrenador al final de esta temporada, y había fijado sus ojos en Luis García Plaza. Este lunes por la noche, sin embargo, azuzado por Unai que le pedía un posicionamiento claro e inmediato respecto a su futuro, acogió en su casa a Unai, y hasta bien avanzada la madrugada, ambos, con la posterior incorporación de Braulio Vazquez, establecieron el acuerdo marco sobre el que prorrogar el contrato.
¿Qué ha cambiado desde enero a la otra noche? Nada sustancial. Por aquel entonces, Llorente y sus voceros mediáticos cuestionaban la continuidad del entrenador, independientemente de que se lograra el objetivo de la Champions. Ahora, la tercera plaza obtenida tampoco justifica por sí sola la continuidad. Hay otros aspectos a considerar, como la gestión del vestuario por parte del técnico, la poca fiabilidad del equipo, su incorregida fragilidad defensiva... Unai, sin duda, sigue siendo una opción muy válida para el Valencia. Pero la inconsistencia de los argumentos esgrimidos para su renovación vuelve a poner en evidencia la fragilidad de su cargo. En este sentido, la patética conferencia de prensa ofrecida ayer por Llorente es absolutamente reveladora de su nula confianza en el técnico. El propio Unai quedó desconcertado. En lugar de salir reforzado, el técnico seguirá caminando sobre las arenas movedizas que el presidente acostumbra a extender a su paso al menor contratiempo. Él sabrá lo que hace.

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