En los corrillos futbolísticos de de Valencia no se habla de otra cosa: ¿Es conveniente que los dos clubes de la ciudad pacten mañana un empate para a asegurar sus objetivos? ¿O los dos equipos deben salir a por la victoria y arriesgar, por tanto, el logro de sus intereses? En las altas esferas políticas, sin embargo, apenas debe existir este debate. Es lo que dice el sentido común. La clasificación directa del Valencia para la Liga de Campeones y la continuidad del Levante UD en Primera División garantizan tranquilidad general para la próxima temporada. No hay que olvidar que las millonarias deudas de ambos clubes comprometen, en los dos casos, a las instituciones públicas, los grandes avalistas —por diferentes vías— de su supervivencia financiera.
El Valencia y el Levante UD tienen motivos de sobra para firmar una igualada en el derbi de mañana. Pero el factor económico es la coartada perfecta para no arriesgar una posible derrota por ninguna de las partes. Poner en peligro el objetivo es invocar a los demonios. Un riesgo que no pueden correr. El empate trasciende, por tanto, los intereses particulares de los inquilinos de Mestalla y de Orriols. Se presenta como una solución democrática para que las administraciones públicas se quiten un peso de encima de cara a la próxima temporada, viendo como están indirectamente ligadas a los planes de viabilidad de los dos equipos. Hay mucho dinero en juego.
La ocasión para firmar un pacto de «germanor» está, por tanto, más justificada que nunca. Al Valencia, el punto le garantiza entrar directamente en Liga de Cam-peones, sin poner en peligro una posible eliminación en la ronda previa que ha de jugar el cuarto clasificado; al Levante UD le deja prácticamente en Primera, lo que le permitiría mantener o aumentar sus ingresos para continuar pagando su deuda.
En el caso del club de Mestalla, jugar la Champions le supone un gran alivio financiero: Este año ha ingresado más de 13 millones de euros, casi el doble de lo que cobra la plantilla del Levante UD. Su deuda está en torno a los 400 millones.
Si el club de Orriols se salva, por cierto, cobrará 200.000 euros por las cesiones de Del Horno y Nacho González. Para el club que preside Quico Catalán, las diferencias entre seguir en Primera o bajar a Segunda son abismales. La permanencia le permite cobrar más de 15 millones de euros, sólo por el contrato de televisión. En la Liga Adelante, los ingresos en este concepto apenas superarían los dos millones. El Levante UD debe a sus acreedores más de 60 millones de euros.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/05/14/empate-interes-politico/806863.html
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