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domingo, 23 de septiembre de 2012

Parejo no encuentra su sitio

 

La buena voluntad del futbolista de Coslada contrasta con su falta de acierto

CÉSAR IZQUIERDO

Mucha voluntad, poco acierto. La expresión sintetiza la sensaciones que ahora mismo acorralan a Dani Parejo. El nombre del futbolista de Coslada ha sido el más desgastado en las últimas fechas. Depor, Celta y Bayern lo han revelado como un jugador impreciso, fuera de ritmo y superado. Sus imperfecciones han sido evidentes, pero también su voluntad. En el Allianz Arena fue el jugador que más kilómetros recorrió y el que más pases completó. La UEFA contabilizó 56, con un 73 por ciento de acierto. Eso descifra 41 intentos buenos por 15 entregas equivocadas. Esas pérdidas de balón lo mataron, ensombreciendo una actuación honesta y sacrificada. Parejo no se escondió, sencillamente las cosas no le salieron bien. Como a otros diez futbolistas. «Cuando perdemos, me duele como al que más, y cuando ganamos, disfruto también como el que más», se defiende siempre Parejo. En ocasiones, escapar de algunos tópicos resulta imposible. Puede que por su forma de correr o por su estampa de jugador que ni siente, ni padece se ha convertido en víctima propiciatoria de los males de un equipo que todavía camina en tacatá. Una temporada después de su llegada, Parejo genera más dudas y menos esperanzas. El jugador llegó a Mestalla para dar un paso adelante que no se ha confirmado, probablemente porque tampoco se han dado las condiciones para que se produzca.

«No se puede cargar toda la responsabilidad sobre un jugador», manifestó Albelda recientemente. Los pesos pesados del vestuario han cerrado filas en torno a su figura. Lo hizo Soldado antes de partir hacia Alemania y también Feghouli después del choque ante el Celta: «Es un gran pasador». Pellegrino ha despejado cualquier conato de crítica, lo ha protegido, pero cuando hay una derrota siempre se buscan culpables y Parejo ha tenido la mala suerte de que, cuando ha jugado, el equipo no ha acompañado y eso le ha castigado todavía más. Tino Costa tampoco ha ayudado y se ha echado de menos la colaboración y el sacrificio de los interiores. Pese a todo competir ante Schweinsteiger, Kroos, Javi Martínez o Luiz Gustavo ­—una de las salas de máquinas más potentes del continente— hubiera sido igualmente complicado con Gago, Albelda o Banega. El Bayern ya fue capaz de merendarse al centro del campo del Real Madrid. El Valencia se plantó en casa del último finalista de la Liga de Campeones sin especialista defensivo y sin una referencia clara en la construcción porque Tino Costa y Parejo no responden a esa identidad.

¿Mediocentro o mediapunta?
El fichaje de Parejo supuso un desembolso de seis millones de euros. Braulio lo presentó como un jugador con una gran pase final, calidad, llegada y golpeo de balón. Quizás se generaron falsas expectativas sobre un futbolista muy particular, tan sensible y discontinuo como brillante con la pelota. Creativo pero poco dotado para la contención. «Tiene calidad y yo se la voy a sacar», llegó a decir Emery. Unos pocos meses después el entrenador del Valencia lo definía como un hombre de fibra lenta. Eso hizo más evidentes los defectos de un jugador que nunca fue sinónimo de despliegue físico, agresividad y energía. Robar balones, morder y tirarse al suelo eran tres elementos poco afines a su naturaleza. Unai no supo como exprimirlo y sacarle jugo.

Las dudas y las contradicciones han marcado su trayectoria reciente. En algo más de un año, Parejo ha dejado la sensación de ser un futbolista desubicado y fuera de sitio, obligado a desempeñar un rol antinatural. «Donde me siento más cómodo es jugando como mediocentro ofensivo o en la mediapunta», declaró a SUPER poco después de aterrizar en Mestalla. Una posición en la que se ha desempeñado poco o nada. «Parejo es un jugador que le gusta tener llegada, que le gusta disfrutar de esa libertad para acercarse a portería. Piensa y ejecuta rápido. Tiene capacidad para jugar rápido a uno o dos toques». Luis Milla es uno de los entrenadores que mejor lo conoce. Con el técnico turolense se proclamó campeón de Europa Sub 21 en 2011. En la fase final de Dinamarca ocupó un papel secundario, pero en la clasificación sí completó actuaciones determinantes. «Dani es un volante ofensivo al que le gusta elaborar y generar fútbol. Tiene recorrido para jugar por delante o para jugar atrás como mediocentro puro, pero necesita otro jugador con más despliegue defensivo a su lado», matizaba Milla. En el 4-3-3 sería un volante ofensivo por delante del stopper y en el 4-2-3-1 sería la mediapunta. En el Madrid y en el Getafe lo normal era verlo actuar como volante ofensivo unos metros por delante del doble pivote. Alguna vez, aunque menos, integraba la zona de recuperadores. Boateng hacía el trabajo sucio por delante de la defensa y más adelante Casquero le servía de respaldo. La descripción no es baladí. Su mejor partido en el Valencia lo jugó el curso pasado en el Bernabéu flanqueado por Topal y Tino Costa.

Míchel ha sido el entrenador que mejor lo ha entendido. El actual técnico del Sevilla lo alumbró en el Castilla y bajo su batuta dejó dos esperanzadoras campañas en Getafe. Le hizo sentirse querido e importante otorgándole privilegios que en el Valencia sólo heredan los futbolistas determinantes. Con talento no es suficiente. Parejo sabe que tiene que dar un paso adelante, pero para reivindicarse debe ser importante en la continuidad.

http://www.superdeporte.es/valencia/2012/09/22/parejo-encuentra-sitio/173809.html

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