Con mucho sigilo. Como si se tratara de adolescente que llega a casa más tarde de la hora fijada. Así fue el regreso de Éver Banega a Valencia tras la Copa América y la difusión por Facebook de su foto con una camiseta del Real Madrid. El argentino evitó ayer la presencia de los medios en el aeropuerto de Manises y apareció en Paterna a las 19.30 horas, casualmente con una camiseta blanca. Ya estaba previsto que no se entrenara, pero decidió pasar por allí.
Banega evitó cualquier contacto con la prensa (iba a ser preguntado por la foto) y permaneció dentro de la ciudad deportiva durante casi tres horas. De hecho, en ausencia de Manuel Llorente y de Braulio Vázquez, se especuló con la posibilidad de que hablara primero con Unai Emery, su principal valedor dentro del club.
A las 22.20 horas, salió de la ciudad deportiva conduciendo su coche mientras hablaba con el móvil y acompañado por Jordi Alba.
El argentino tendrá hoy que dar explicaciones de su enésima metedura de pata en el apartado extradeportivo. Manuel Llorente, ya advirtió el domingo de que querían escuchar la versión del jugador.
El presidente del Valencia, que se encontraba en la concentración en Klagenfurt cuando se conoció la existencia de la desafortunada fotografía, no escondió su malestar pero prefirió no adelantar acontecimientos. En un principio, será el coordinador de la secretaría técnica del Valencia, Braulio Vázquez, quien se reunirá con el argentino para que aclare las circunstancias en las que se produjo el posado para esa imagen con una camiseta madridista. Ayer, la foto ya había desaparecido de la cuenta de Facebook de uno de sus hermanos.
El brasileño Jonas trató ayer de echar una mano a su compañero y supuso que la foto sería «una broma de vacaciones», porque el argentino «siempre ha hablado bien del Valencia».
En anteriores ocasiones, ante actos de indisciplina, los jugadores han tardado bastante tiempo en comparecer públicamente para explicar a la afición lo ocurrido. Por ejemplo, Éver Banega pasó casi tres meses sin acudir a la sala de prensa de Paterna después de que llegara tarde a un entrenamiento y fuera enviado a casa, tras una salida nocturna posterior a la celebración del cumpleaños de Emery.
Aquella vez, el caso se saldó con 6.000 euros de multa y el argentino se limitó a reconocer que la afición podía decirle «lo que quiera».
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