Aunque se ejecute con los pies, e incluso a veces se remate con la testa, para jugar al fútbol resulta imprescindible la cabeza. Sobre todo en la alta competición, donde el cerebro es fundamental en la armonización del colectivo. En esas anda el Valencia, a la caza y captura de una mente privilegiada, capaz de empuñar la batuta que hasta hace poco manejaba Rubén Baraja. Desde que El Pipo fue ejecutado al amanecer, el Valencia no tiene quien le acompase. Vino Baneguita, pero Ever no se caracteriza precisamente por su sesera. Al contario: le hace falta un buen decorador para que se la amueble. El Inter se ha encaprichado con él, pero ya sabemos que Moratti, su presidente, es muy dado a dejarse seducir por jugadores nada ortodoxos. Hay ejemplos de sobra. Así que, ojalá, el antojo le dure y el argentino recale en Milán. El Valencia está desando desprenderse de ese lastre.
Para que asuma las funciones que el intermitente Banega nunca acabó de desempeñar, han traído a Dani Parejo, que llega avalado, nada menos, que por don Alfredo di Stefano. O sea, que condiciones, reune, pero falta saber si es capaz de cargarse el equipo a las espalas, como hacía Baraja, y convertirse en el motor del Valencia, o simplemente se trata de un buen acompañante. Unai Emery, con ese toque mesiánico que le caracteriza, piensa que lo puede conseguir. En su favor hay que decir que logró reconvertir a gente como Soldado o Jordi Alba, en futbolistas muy diferentes a lo que eran cuando llegaron. Pero con otros no ha habido manera, desde el propio Banega al descerebrado Chori Dominguez, un tipo que, con su última aportación a twitter, se (des)califica a sí mismo. Poco juicio ha demostrado poseer. La infantil pataleta contra su entrenador, habla bien a las claras de su talante zafio.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/07/06/sobra-vulgaridad/821902.html
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