Ha sido el último en llegar y el primero en aparecer con fuerza. Pablo Piatti parece a simple vista un niño de esos con cara de pícaro y que saben engatusar a quien le conviene y cuando el momento precisa. Es el más bajito y el más frágil físicamente pero puede empezar a estar tranquilo el Valencia porque este 'niño' con etiqueta de siete millones de euros tiene toda la pinta de ser un Duende, como así se le conoce, con un embrujo especial. A los 23 minutos de haber debutado con su nueva camiseta ya puede presumir de tener la primera muesca en su cuenta particular.
Fue el argentino una de las aportaciones más positivas y destacadas de este primer bolo veraniego que de bolo tenía bien poco. Ganar cualquier partido veraniego está bien, hacerlo cuando el club se juega un buen puñado de renovaciones de abonos está mucho mejor, y hacerlo ante un rival de renombre europeo que, encima, está mucho más rodado, pues es la repera. El PSV se tuvo que tragar el primer zarpazo del equipo de Emery que, si continúa así de bien, ganará esta mini gira llamada Karnten Cup.
Lo importante no es lógicamente llevarse este trofeo para Valencia. Lo ideal es saber cómo responden los jugadores o al menos algunos de ellos, y saber también -que había muchas ganas de ello- qué ideas guardaba Emery en su cabeza. Del 4-3-3 famoso del verano pasado, ese del que siente el técnico especial predilección, de momento nada de nada. El 4-2-3-1 de siempre. Y los futbolistas, al menos los que actuaron ayer, lo asumieron con más o menos precisión.
Emery quiso repartir equitativamente todos los minutos y así es difícil extraer excesivas conclusiones, pero al menos se vieron apuntes interesantes. De Alves se puede decir poco, mientras que de Rami y del mencionado Piatti sus primeras aportaciones son muy positivas. Al central se le ve con muchas ganas, con un poderío físico exultante y si logra adaptarse a sus nuevos compañeros será difícil que el francés salga del once titular.
De Piatti lo que se sabía: aunque todavía no ha afinado su puesta a punto, tiene velocidad suficiente para dejarse a varias víctimas en su carrera. A esto, y eso es lo mejor, le añade un gesto técnico que le permite hacer goles como el que consiguió, pegándole con el exterior de su pie izquierdo cuando era más fácil darle con la derecha.
El gol fue tan bonito como rápido en la ejecución. Es ese plus que aporta Piatti. Saque en largo de Guaita, gran salto de cabeza de Aduriz que le gana la acción al defensa y balón suelto que queda para la carrera del pequeño argentino que la enchufa.
El Valencia quería una pieza versátil para las dos bandas y la tiene. Quería a Gameiro para asegurarse el gol y Piatti y Aduriz se encargaron de esconder un poco más en la memoria al delantero francés. Aduriz se ganó también una de las menciones especiales del amistoso, como también el joven Bernat que en la primera parte y por delante de Alba aportó una buena ración de desparpajo.
Aduriz sumó más de lo suyo: poderío físico en la elaboración del primer tanto y saber estar para anotar el 0-2 tras un buen servicio de Feghouli. El delantero vasco se ha pasado el verano leyendo que Gameiro le iba a quitar el sitio y ahora tiene que aguantar que el Athletic está como loco por ficharlo. Él, de momento, aguanta tranquilo haciendo goles.
Fue lo que le faltó a Soldado, en su estreno como capitán. El valenciano actuó en el primer tiempo y erró una clarísima ocasión. Pablo tiró de imaginación para ponerle el balón a Jonas y el brasileño, que podría haber chutado, descolocó a todo el mundo cediéndosela a Soldado. Una lástima, porque el 0-3 hubiera sido todavía más satisfactorio. El Valencia, por ahora, carbura mucho antes de lo previsto.
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