Con sólo dos caras nuevas, la de Diego Alves y la de Adil Rami. Así ha arrancado el nuevo Valencia al que Unai Emery empieza a ponerle las pilas, a la espera de que se sume de inmediato Piatti. Día de presentaciones, de pruebas y más pruebas y de primeros sudores. El equipo empieza a afinarse con la sintonía de Champions que lleva interpretando Manuel Llorente, presidente que se dejó caer por Paterna aunque la visita fue tan protocolaria que no dio tiempo para mucho más que no fueran los saludos formales y los buenos deseos de rigor.
Antes de aparecer por allí el presidente, Braulio Vázquez, como máximo responsable deportivo, ya había cumplido con su papel. El equipo madrugó para hacerse las analíticas. El que más, quizás por aquello de continuar con su rol de cumplidor, fue Bruno. El lateral derecho llegó incluso antes que Emery, que entró pocos instantes después. Acostumbrados al lujo habitual del párking, sorprendió ver a Feghouli y Guaita cada uno con un utilitario («voy a todos lados y para aparcar es ideal», confesaba el meta).
A Guaita, por cierto, se le vio muy pronto intercambiar alguna confidencia con Diego Alves. Va a dar que hablar esta pugna deportivo y si no, al tiempo. Alves, no obstante, se apoyó en su compatriota Jonas. El delantero ha vuelto tan feliz como se fue, más contento ahora si cabe al encontrarse en el vestuario con otro brasileño y que, curiosamente, viene a cumplir más o menos su mismo perfil. Brasileño atípico y de profundas convicciones aunque los hay que tienen sus dudas respecto a cómo responderá Alves si su destino es el banquillo. El tiempo hablará.
Habitual es para el día de estreno ver cómo sientan las equipaciones. Afortunadamente, no se han visto cortes a tijeretazos en los pantalones de Joma como se vio en épocas pasadas. Camiseta blanca y pantalón azul para los futbolistas; y de azul completo para los técnicos y ayudantes. Césped casi perfecto y primer contacto con el nuevo balón, porque el entrenador no desaprovechó y después de la primera porción de pruebas, hubo minutos para rondos.
De cualquier forma, lo más importante de estos dos primeros días de trabajo son los datos que se obtienen con el puñado de mediciones que se hacen. Lo del pulsómetro parece que cada día queda más desfasado. Ahora se habla además de dinamómetros, de acelerómetros y hasta de GPS. Julen Masach, preparador físico, descubre que la principal novedad este año son precisamente los acelerómetros. Parece que se habla de un Fórmula 1 pero no, es para un ser humano. «Es pionero en equipos de Francia, allí se trabaja mucho con este producto suizo. Nosotros lo hemos incorporado este año», explica Masach.
Debe posteriormente traducir todos los datos que se obtienen ahora: técnica de zancada, del centro de gravedad, la fuerza en los apoyos, la fuerza explosiva, el pico máximo de velocidad, los impactos que un jugador hace contra el suelo en un rondo y hasta la distancia recorrida...
Al Valencia le esperan de aquí al 21 de agosto cuando se dé el pistoletazo de salida un total de 50 sesiones de trabajo. Se supone que para el Reyno de Navarra ya tendrá Emery las cosas claras (si aún sigue empeñado en ese 4-3-3) y el equipo más o menos decidido. Al técnico se le vio igual de activo que siempre, tratando de contagiar ese espíritu renovado a un vestuario con apenas un par de pinceladas. Una de ellas, Rami, ya metido muy en faena con eso del idioma. «Comment ça va?» (¿Cómo se encuentra?), se le pregunta: «Bien, encantado», responde en español. Ya ha adelantado a Mathieu.
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