El club, ante la imposibilidad de dar alcance a Barça y Madrid a corto plazo, protege e impulsa el valencianismo en la presentación de fichajes
VICENT CHILET VALENCIA Ante la perspectiva de un presente condicionado por la crisis económica, remontada con ingeniería financiera y la venta impopular de Villa, Mata, Silva y Jordi Alba, y un futuro marcado por el devastador dominio global de Barcelona y Real Madrid, el Valencia ha decidido hacerse fuerte a partir de sus propias raíces.
La estrategia del club de presentar a los nuevos fichajes en distintos puntos de la Comunitat Valenciana ha acercado a la institución a su afición y ha impulsado el sentimiento de militancia blanquinegro. Una realidad que tal vez no se aprecia en la renovación de abonos, castigada por la grave situación económica —el club aspira a detener la caída de socios y estabilizar la cifra de 38.000 abonos—, pero que sí es palpable en el entusiasmo popular de cada presentación y renovación de jugadores. Con ellas el Valencia protege a su masa social y se reafirma como el club con más peñistas y aficionados en la Comunitat Valenciana. Asimismo, reacciona ante el poder de seducción creciente en los últimos años del Real Madrid pero sobre todo del FC Barcelona, que ha ganado muchos más adeptos no sólo por sus éxitos sino por la manera de conseguirlos, una circunstancia que se ha advertido desde la entidad de Mestalla.
Las puestas de largo en lugares emblemáticos de varias localidades, ahora habituales, se iniciaron con la llegada del lateral Marius Stankevicius en 2010, presentado en Benicarló. A ella le siguieron las de Aritz Aduriz en Xàtiva, Diego Alves en Gandia, Sergio Canales en Requena, Dani Parejo en Paterna, Pablo Piatti en el Puig, Andrés Guardado en Simat y Joao Pereira en Utiel. Valencia ciudad, aunque con menos frecuencia, sigue saludando la llegada de fichajes. Adil Rami fue presentado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, mientras que los fichajes de Víctor Ruiz y Antonio Barragán colapsaron el Mercado Central de Valencia el curso pasado. Fernando Gago, el fichaje hasta el momento más «mediático» en lo que se lleva de mercado, fue presentado a la antigua usanza, en Mestalla. En este caso primaron las necesidades deportivas para que el mediocentro argentino se incorporase con la máxima celeridad a la concentración blanquinegra en Alemania. Las renovaciones también se han añadido a esta estrategia, la más ambiciosa desde que las peñas valencianistas se cuadruplicaran durante el mandato de Francisco Roig. Así, Vicente Guaita rubricó su ampliación contractual en Torrent, su localidad natal, y Juan Mata hizo lo propio en Dénia. La futura presentación de Dídac Vilà, cuyo fichaje está al caer, ya tiene emplazamiento, en el Teatro Romano de Sagunt.
El termómetro que mide cada año el entusiasmo ambiental del valencianismo, como la Convención de Peñas, en la que en el pasado fueron abucheadas varias directivas, confirma la buena entente de la afición con el club. La afición acata, siempre que el equipo exprima su potencial competitivo, el mensaje realista, la enorme complejidad de ganar títulos. Mauricio Pellegrino, además de arrastrar el bello recuerdo del Valencia del doblete, ha sabido conectar con la hinchada con su estilo sobrio y un discurso ambicioso, en el que ha recalcado a sus jugadores el privilegio que supone vestir la camiseta del murciélago.
El mensaje del club de que el nuevo estadio pueda estar listo en dos años, invita a los aficionados a ser pacientes y aguardar un futuro con grandes esperanzas.
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