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miércoles, 23 de mayo de 2012

La Fundación, abocada a ampliar otra vez el crédito para pagar los intereses

La Fundación, abocada a ampliar otra vez el crédito para pagar los intereses



Año y medio después se repite el problema. El próximo 27 de agosto, la Fundación Valencia CF deberá abonar casi seis millones de euros en concepto de intereses por el crédito que recibió en 2009. Aquel préstamo, aportado por Bancaja con el aval del Instituto Valenciano de Finanzas, permitió cerrar la ampliación de capital y convirtió a la institución en máximo accionista del club de Mestalla. Sin embargo, la Fundación carece de capacidad para generar ingresos y tampoco puede sacar a la venta paquetes de acciones, lo que vuelve a abocarla a una huida hacia adelante, reedición del desenlace ya vivido en noviembre de 2010.
La solución entonces fue salomónica. Para pagar los 4,5 millones de euros en concepto de intereses generados en su primer año por el crédito, la Fundación pidió, también a Bancaja, una ampliación del mismo, que pasó así de 75 a 81 millones. Aunque todavía no hay una pronunciación oficial, fuentes de la institución admitieron ayer a LAS PROVINCIAS que lo normal ahora mismo es que se repita la maniobra. Es decir, que la Fundación opte por endeudarse todavía más a cambio de sobrevivir. Esa es la realidad del máximo accionista del Valencia.
No se trata de un problema que ataña exclusivamente a una sociedad anónima deportiva. Cabe recordar que la Fundación del club de Mestalla engloba en su Patronato a casi todas las grandes instituciones valencianas. Entre ellas, Generalitat, Diputación, Ayuntamiento, Universitat de València, Universitat Politècnica, IVAM, Cámara de Comercio, Feria Valencia, RTVV o Federación de Sociedades Musicales.
La Fundación se encuentra en un callejón sin aparente salida. El Valencia no puede por ley inyectarle dinero, aunque era lo previsto inicialmente, y el organismo tampoco está habilitado para sacar a la venta acciones. Ahora mismo se descarta una nueva emisión de títulos, como ocurriera hace año y medio. Además, tampoco daría tiempo a adoptar tal medida antes de agosto. Habría que pedir una tramitación a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), proceso que ya de por sí sería imposible por la premura de tiempo, pero que además debería estar sujeto a una campaña publicitaria para dar a conocer a la sociedad la iniciativa. Sin capacidad de movimientos, la única solución es que les vuelvan a prestar el dinero necesario.
De ser así, el crédito habría pasado en tres años de los 75 millones iniciales a casi 87, tras dos desesperadas ampliaciones. Sin embargo, no siempre se podrá adoptar esta solución, ya que el aplazamiento de los pagos tiene fecha de caducidad. El próximo año todavía sería posible una maniobra de este tipo, pero en los siguientes comienzan los problemas más serios. En agosto de 2014 la Fundación deberá pagar la mitad del crédito, unos 43 millones de euros, y al año siguiente, la otra mitad para saldar la deuda contraída.
¿Y si no puede? El importe del préstamo está garantizado por las acciones, de modo que si la Fundación no tiene capacidad para devolverlo con dinero será con los propios títulos, que irían a la Generalitat, por su condición de avalista, lo que significaría que el gobierno valenciano pasaría a ser dueño del Valencia. Pero esto convertiría en deudora a la propia Generalitat. La otra vía es que Bankia controlara las acciones del club y por tanto el poder de la entidad de Mestalla. Un final del camino absolutamente rocambolesco.
El 'match ball' que intenta salvar la Fundación guarda paralelismo con el que busca evitar el Valencia, que como informó ayer LAS PROVINCIAS negocia ampliar en otros seis meses el crédito de 250 millones que lo asfixia, en virtud de los 200 millones que le dio en su día Bancaja y las dos aportaciones de 25 procedentes del Banco de Valencia. Con esta maniobra, el club que preside Manuel Llorente trata de obtener un colchón de tiempo a la espera de que se concrete el 'plan Bankia', anunciado en diciembre pero sujeto a un protocolo de intenciones que no compromete a nada. La solicitud de estos nuevos seis meses, al margen de afectar a la economía de una entidad que ya paga 15 millones al año en intereses, denota el pesimismo en torno a retomar las obras del nuevo estadio en septiembre.

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