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jueves, 12 de abril de 2012

Adiós a la depresión




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El Valencia confirma su mejoría con una goleada sobre el Rayo con la que cierra dos meses sin ganar en Mestalla y con la que recupera momentáneamente la tercera plaza El talento anárquico de Feghouli, presente en tres de los tantos, guía al conjunto de Emery sobre un correoso rival, vivo hasta el tramo final Canales regresa tras cinco meses lesionado

VICENT CHILET VALENCIA El Valencia ya ha dejado atrás su deprimente letargo invernal.Anoche confirmó la recuperación exhibida contra el AZ Alkmaar y el titánico empate en el Santiago Bernabéu, con una goleada ante el Rayo Vallecano, que acaba con dos meses de sequía en Mestalla y que permite recuperar, de forma momentánea, la tercera plaza, a expensas de lo que haga hoy el Málaga. El resultado no esconde la complejidad de un partido en el que el Rayo se defendió bien, estuvo muy cerca de empatar, pero se vio finalmente desbordado por la alegre anarquía de Soso Feghouli. Sobre el argelino, protagonista en tres de los cuatro tantos, pese a no marcar ninguno, se proyectó el Valencia para superar al contragolpe a su rival. Sin ser el mejor de los partidos y con los defectos que se arrastran todavía muy visibles, este Valencia ha recuperado la autoestima, la clave de su prolongada crisis.

Unai volvió a sorprender. Con Soldado ausente, dejó en el banquillo a Aduriz y optó por dejar a Jonas como "falsa" referencia arriba. Un modelo que Pep Guardiola ha elevado a su máxima expresión de plasticidad y efectividad en el Barça, colocando a Leo Messi en el vértice. Sobre Jonas recayó anoche ese rol, arropado por centrocampistas con la llegada de Pablo, Feghouli, y Jordi Alba. Con esa apuesta de fútbol combinativo, de intercambio de posiciones, Emery pretendía plantar cara a uno de los equipos más atípicos de este campeonato, como es el Rayo Vallecano. Los madrileños ya han asegurado la permanencia con un definido juego atacante y vistoso pese a contar con el presupuesto más bajo de la categoría. Quizás, por la combinación de dos variables tan dispares, se entienda que sean el tercer equipo máximo goleador del campeonato, por detrás de los inalcanzables Madrid y Barça, pero también el más goleado fuera de Vallecas. No cuajó esa apuesta y el partido se decidiría a la contra.

La teoría indicaba que el Valencia iba a gozar de ocasiones y que, por la propia imprevisibilidad de los locales atrás, el partido iba a ser de ida y vuelta. Mucho, sin embargo, le costaría al Valencia pisar con peligro el área de Joel. Apuntó maneras al inicio, con una caída a banda de Jonas que envió al centro para que Pablo, entrando desde atrás, la cazara al vuelo, pero no alcanzó la pelota por muy poco. El extremo castellonense, bastante cómodo, gozó también de la siguiente ocasión, al con un disparo al palo largo, buscando la escuadra, tras una buena triangulación con Jordi Alba. Con los dedos de la manopla desvió Joel a córner.

Fueron esos dos destellos, apenas. El Rayo Vallecano se defendía bien. No tanto por los tres centrales que plantó José Ramón Sandoval -dibujo que tuvo que cambiar a la media hora para volver al 4-4-2 para sustituir al defensa Labaka, conmocionado tras recibir un cabezazo fortuito de su compañero-, sino más bien por el pegajoso marcaje de todo un veterano de mil batallas, como Movilla, sobre Tino Costa, que sufrió más de costumbre para hacer circular de forma fluida el balón hacia el ataque.

Con el mediapunta Michu bien sujetado por Topal y Diego Costa descentrado tras un rifirrafe con Rami, el peligro del Rayo se proyectó con los contragolpes por la banda derecha de Lass Bangoura, ese extremo que le quita el sueño al secretario técnico Braulio Vázquez.

Su velocidad y cambio de ritmo llevaron de cabeza a la defensa, sobre todo en un claro contragolpe en el que apuró en solitario, hizo lanzarse a Guaita a un costado y solo Ricardo Costa, que le acompañó durante toda la carrera, evitó un mal mayor al ir abajo al suelo e interceptar un gol seguro.

Más que por la consecuencia de un dominio continuado, el gol valencianista llegó en una acción aislada, minutos antes de que acabase la primera mitad. Barragán, menos activo que en ocasiones precedentes, recortó hacia el interior y envió con la zurda un centro en rosca al área. Feghouli, muy listo, ganó la marca y cabeceó, para que Jonas recoge el rechace del meta Joel.

Se le ponía de cara el partido al Valencia, pero el Rayo no iba a claudicar tan fácilmente. Sandoval, que ya había apuntalado la media con Tashorras, colocó a otro delantero con la entrada del veterano Tamudo. De hecho, el Rayo pasó a dominar la escena y el Valencia veía como el partido iba languideciendo. La bronca a Emery por retirar a Tino Costa no presagiaba nada bueno.

A la fuerza era el Valencia quién debía agarrarse al contragolpe. Y Feghouli seguía siendo su mejor argumento. Provocó una amarilla a Pulido, que bien pudo ser roja, y en la siguiente contra, lanzó un sensacional centro al punto de penalti en el que apareció Jordi Alba, a ras de suelo, para desviar lo justo a gol.

No dio ni tiempo para saborear el segundo gol, porque Pablo convirtió una inocente cesión a Guaita en una asistencia de lujo a Michu, que le regaló el tanto a Diego Costa. Las dudas que se instalaban de nuevo en Mestalla se disiparon en otra individualidad de Feghouli -ovacionado por Mestalla- que provocó un penalti que no fue tal y que transformó Jonas ¡Tres goles en siete minutos! Quizás, por ese remordimiento, Paradas Romero completó su pésimo arbitraje anulando un gol a Ricardo Costa en el cabezazo tras un saque de esquina. Con el Rayo volcado al ataque -Guaita sacó una mano prodigiosa a Tamudo-, Pablo redondeó la goleada con otra nueva contra. Mestalla respira feliz, con el aliciente del regreso tras cinco meses de lesión de Canales, un fichaje de lujo para asegurar la tercera plaza y buscar la gloria europea.


http://www.levante-emv.com/deportes/2012/04/12/adios-depresion/896604.html

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