La bronca y pañolada con la que acabó el derbi del Valencia ante el Levante UD, hace menos de dos semanas, marcaba el punto más bajo del conjunto blanquinegro en toda la campaña y en los cuatro años de regencia de Unai Emery en el banquillo. El equipo, tocado anímicamente, sin efectividad en ataque y con los problemas defensivos de siempre, se había adentrado en un peligroso bucle justo antes de una semana decisiva. De las que marcan el éxito o el fracaso de toda una campaña: tratar de remontar ante el AZ Alkmaar para llegar a las semifinales de la Liga Europa y una posterior visita al Santiago Bernabéu, bastión inexpugnable del Madrid.
Una eliminación europea unida a una derrota contra el Madrid habría desencadenado una crisis de impredecibles consecuencias, probablemente con Unai Emery avanzando su despedida como primera medida. El Valencia goleó al AZ Alkmaar, logró que el Madrid se quedara sin marcar por primera vez en casa esta campaña y con ese subidón anímico se bastó para ganar al Rayo Vallecano tres días después. Siete días después, el Valencia sigue dependiendo de sí mismo en la pelea por el tercer puesto y está a un paso de jugar otra final europea ocho año después de ganar la Copa de la UEFA en Gotemburgo.
Unai se impone
Las razones del cambio experimentado por el Valencia, más que de tipo deportivo, son más bien anímicas. En los puntos dejados a lo largo de su prolongada crisis, el conjunto blanquinegro llegó a completar momentos de buen fútbol y goles, pero su competitividad disminuía radicalmente al más mínimo estímulo en contra. Era la historia que se repitió en las 14 remontadas sufridas por los valencianistas a lo largo de esta temporada. Victorias de prestigio, como el 0-3 en San Mamés, no resolvían la situación ante la falta de continuidad posterior del equipo.
En su momento de máxima debilidad, Emery arriesgó con el discutido descarte técnico de David Albelda, después de ser el centrocampista más utilizado a lo largo del año. La decisión, que el técnico asegura que obedece a razones «estrictamente deportivas», dejó a Mehmet Topal como referencia en el mediocentro. El buen rendimiento del jugador turco, unido a la progresión de futbolistas como Sofiane Feghouli, Tino Costa; la recuperación de Rami (con dos goles ante el AZ) y la eclosión definitiva de Jordi Alba o Vicente Guaita, han hecho del Valencia un equipo fiable, que ha recuperado en parte la solidez defensiva al encajar solo un tanto en tres partidos —por ocho a favor—. Apremiado por el Málaga, tras haberse confiado en su ventaja holgada en la tercera plaza, el Valencia ha reaccionado. A estos factores se le unen el regreso de jugadores como Canales o Maduro, que aportarán frescura y alternativas al centro del campo.
Una eliminación europea unida a una derrota contra el Madrid habría desencadenado una crisis de impredecibles consecuencias, probablemente con Unai Emery avanzando su despedida como primera medida. El Valencia goleó al AZ Alkmaar, logró que el Madrid se quedara sin marcar por primera vez en casa esta campaña y con ese subidón anímico se bastó para ganar al Rayo Vallecano tres días después. Siete días después, el Valencia sigue dependiendo de sí mismo en la pelea por el tercer puesto y está a un paso de jugar otra final europea ocho año después de ganar la Copa de la UEFA en Gotemburgo.
Unai se impone
Las razones del cambio experimentado por el Valencia, más que de tipo deportivo, son más bien anímicas. En los puntos dejados a lo largo de su prolongada crisis, el conjunto blanquinegro llegó a completar momentos de buen fútbol y goles, pero su competitividad disminuía radicalmente al más mínimo estímulo en contra. Era la historia que se repitió en las 14 remontadas sufridas por los valencianistas a lo largo de esta temporada. Victorias de prestigio, como el 0-3 en San Mamés, no resolvían la situación ante la falta de continuidad posterior del equipo.
En su momento de máxima debilidad, Emery arriesgó con el discutido descarte técnico de David Albelda, después de ser el centrocampista más utilizado a lo largo del año. La decisión, que el técnico asegura que obedece a razones «estrictamente deportivas», dejó a Mehmet Topal como referencia en el mediocentro. El buen rendimiento del jugador turco, unido a la progresión de futbolistas como Sofiane Feghouli, Tino Costa; la recuperación de Rami (con dos goles ante el AZ) y la eclosión definitiva de Jordi Alba o Vicente Guaita, han hecho del Valencia un equipo fiable, que ha recuperado en parte la solidez defensiva al encajar solo un tanto en tres partidos —por ocho a favor—. Apremiado por el Málaga, tras haberse confiado en su ventaja holgada en la tercera plaza, el Valencia ha reaccionado. A estos factores se le unen el regreso de jugadores como Canales o Maduro, que aportarán frescura y alternativas al centro del campo.
http://www.levante-emv.com/deportes/2012/04/13/siete-dias-cambiaron-valencia/897272.html
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