La temporada se está haciendo interminable para el Valencia. Ha llegado al tiempo añadido roto, física y mentalmente, y su único deseo es que el árbitro pite el final cuanto antes. «Se ha hecho larga para todos los equipos. Nosotros hemos llegado a las semifinales de la Copa del Rey y la Europa League y son muchos días viniendo a entrenar, con partidos muy duros. Lo que queremos, tanto los jugadores como el técnico, es acabar el año al cien por cien y ser terceros», explicaba ayer Guaita.
El arreón final preocupa por la dinámica negativa que arrastra el Valencia. Un bajón casi inexplicable que el Málaga ha aprovechado para dar caza a los blanquinegros y recrudecer la lucha por el tercer puesto. Hace 16 partidos, coincidiendo con el final de la primera vuelta, los de Mestalla miraban por encima del hombro al rutilante equipo malacitano. Y con razón. Los millones no daban la razón al proyecto de Al-Thani y el Valencia era tercero con la gorra.
Hoy, los de Unai Emery acumulan varias derrotas sonrojantes y una estadística más propia de equipo que lucha por eludir el infierno de la Segunda División. En el viaje de regreso tras la derrota en La Rosaleda, los jugadores se refugiaban en sus dispositivos móviles y las caras largas de directivos y técnicos reflejaban, una vez más, el descontento y la decepción con el tramo final firmado por el Valencia. Al equipo se le amontonan las famosas 'llorentinas' y se habla de cada partido como una final. Es el alto precio que pagan los blanquinegros por no haber hecho los deberes a tiempo.
En la segunda vuelta sólo hay cuatro equipos con menos puntos que el Valencia, entre ellos el desahuciado Racing. Se han conseguido 20 de 48 posibles y se marca casi los mismos goles (25) que se recibe (23). La débil estadística del Valencia contrasta con la notable recuperación del Málaga: con 30 puntos, supera en seis al Mallorca, cuarto mejor equipo de la segunda parte de la competición. Y para más inri, uno de los objetivos a principio de curso, recortar diferencias con Real Madrid y Barcelona, hace demasiado que pasó a ser un asunto irrelevante para el Valencia.
Al decisivo duelo ante Osasuna llega el conjunto blanquinegro con la pólvora mojada y un Roberto Soldado obsesionado con hacer goles para convencer a Del Bosque. La traducción en números de ese estado de falta de ritmo y ansiedad es esta: el Valencia lleva más de 350 minutos sin marcar fuera de casa en la que es una de las peores sequías goleadoras de su historia. No marca desde el 24 de marzo en Getafe y ese tanto -de Soldado- sólo sirvió para maquillar una de las derrotas más dolorosas (3-1) sufridas esta temporada.
El optimismo que Emery se encarga de insuflar a sus futbolistas tras cada palo no ha tenido grandes efectos en los encuentros. Así que la mejor noticia para el Valencia en estos últimos tres partidos es el calendario. Los de Emery se verán las caras en Mestalla con Osasuna y Villarreal y cierran la Liga ante la Real Sociedad. Para analizar el del Málaga, mucho más duro, sobran los comentarios: visitan al Barça, al Atlético y reciben al Sporting en la última jornada.
Tras una derrota en Málaga que escoció muchísimo en el valencianismo, Emery seguía manteniendo un discurso alentador. Su equipo había perdido, sí, pero salvaba el golaveraje particular con los malacitanos. Quien no se consuela es porque no quiere. El Valencia, además, también lo tiene ganado con Levante y Atlético de Madrid, quinto y sexto clasificado.
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