Con un VCF arregladito y guerrero es suficiente

HÉCTOR GÓMEZ. HOY Que me dejen un Valencia CF apañadito y listo para la batalla. Yo, estoy convencido de que el Valencia lo que necesita es un empujón..

VALENCIA. 

La anunciada venta del Valencia CF ha traído consigo dos vinculaciones comunes. Una la de que el comprador pueda ser un mangurrian, estilo Piterman, Ali Syed, Inversiones Dalport, etc, el club caiga en manos de absolutos trileros y ante ello cunde el pánico. La otra asociación que se hace a la venta del club, es que automáticamente seremos ricos. Pero más ricos que los jeques del petróleo, a los que ya veneramos sin tener claro que uno de ellos esté realmente interesado en adquirir la entidad valencianista. Esta opción ilusiona, y mucho, al aficionado. A mi también me ilusiona, sin duda. Pero sería aconsejable tener los pies en el suelo.

De entrada yo descarto que el Valencia CF caiga en manos de un mangurrian, ya que para adquirir la sociedad hay que pagar 90 millones de euros. Que así suenan pocos, pero son 15.000 millones de las antiguas pesetas. Es decir que el comprador, llegará a Valencia demostrando de antemano que es archimillonario. Sólo alguien que lo es compra un equipo de fútbol por ese precio.

Lo que no descarto es que nos volvamos locos y con la entrada de un inversor nos pensemos los nuevos marajás del fútbol mundial. El miedo que tengo es que pasemos de asumir que Postiga es el único delantero que podemos fichar a exigir que se fichen a Agüeros e Ibrahimovics. De hecho, creo que si se ficha sólo para impresionar nos daremos un tortazo de los grandes.

Hoy, con el proceso de venta en marcha, pese a las miles de batallas que se siguen librando entre bambalinas, y cada vez más cerca de la fecha marcada para finiquitar la operación, me hago una idea de lo que puede ser el futuro del Valencia. Me imagino un escenario de lo mejor posible; un supermillonario que nos fiche a los mejores del mundo, un gran estadio y unas cuentas saneadas. Y también me imagino el peor escenario; un Valencia CF en concurso de acreedores, un equipo raspadito para seguir en primera división y un esqueleto de hormigón en la Avenida de las Cortes donde el cemento terminará por caducar, aunque diga Fenwick que no caduque nunca. Los dos escenarios son evidentemente una mera imaginación, alejados de la realidad y sobre todo el segundo uno que jamás ocurrirá, o al menos eso quiero creer.

Sin embargo, además de imaginar, me atrevo a hacer una petición. Que me dejen un Valencia CF apañadito y listo para la batalla. Yo, estoy convencido de que el Valencia lo que necesita es un empujón. Que alguien asuma la deuda de la Fundación VCF, y que prepare un plan real para acabar el nuevo estadio, una vez se acabe y se pueda vender la parcela del viejo Mestalla el club tendrá su deuda con el banco prácticamente finiquitada. Mientras tanto, que nos dejen respirar. Que no nos ahoguen y podamos hacer cada año un equipo guerrero. Un equipo que pelee. Un equipo, que vuelva a ser eso, un equipo.

La crisis económica de la entidad le ha hecho perder potencial deportivo a raudales. Pero esa no ha sido la principal perdida. La perdida capital ha sido la de la identidad. El Valencia CF, de Braulio (ese director deportivo en prácticas) se ha dedicado a coleccionar futbolistas sin carácter, sin personalidad. Jugadores que les ha dado lo mismo el club al que venían y al que no han respetado.

Ahora se habla de la venta como la gran solución. Y sí, económicamente la única solución pasa por la venta. Pero una venta buena y a alguien que de verdad apueste por hacer un Valencia CF sólido. Prefiero que el nuevo dueño acabe de una vez el estadio y limpie la deuda. Que no uno que venga a jugar con el juguetito y a coleccionar estrellas. Las colecciones ya las hemos hecho recientemente y tengo claro que cuanto más fuerte y sólido sea el club, mejor será nuestro equipo.

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