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jueves, 27 de marzo de 2014

La jugada final de Salvo

SALVA FOLGADO. HOY Quiero detenerme en Salvo. Hace tiempo que no me refiero a él. Está muy tranquilo, incluso sonríe. Es posible que solo sea fachada, pero apostaría a que prepara un último movimiento sorpresa. Está jugando sus últimas cartas




VALENCIA. 
Bueno, pues parece que ya se acerca la season finale del proceso del venta del Valencia. A menos de una semana para que las manecillas del reloj lleguen a las cuatro de la tarde del martes uno de abril, la expectación es máxima y, como es habitual en estos casos, en las horas previas al ¿The End? nos cae encima un aluvión de trailers. ¿Estamos realmente ante el gran capítulo final?¿Ese que nos mantendrá pegados a la silla hasta conocer el desenlace? Espero que sí, pero el lunes noche dudé, después de escuchar a Salvo en el programaSillas Gol. El presidente dijo que nadie puede garantizar actualmente que el club esté vendido el 30 de junio. Puff, espero que se equivoque y que en esa fecha la situación esté resuelta y el club en pleno proceso de reconstrucción.
Quiero detenerme en Salvo. Hace tiempo que no me refiero a él. Está muy tranquilo, incluso sonríe. Es posible que solo sea fachada, pero apostaría a que prepara un último movimiento sorpresa. Está jugando sus últimas cartas. Ayer tiró una encima del tapete: la de la amenaza del concurso de acreedores para que la UEFA no inhabilite al club para disputar competiciones internacionales. Se arremangó la camisa, puso el codo encima de la mesa y le echó otro pulso al banco. Ganó. Su argumentación era coherente y convincente. No creo que la UEFA sancione a un club que -así suponemos todos, porque así nos lo están haciendo entender- está a punto de ser reflotado económicamente. El presidente, que no creo que hubiera llevado a cabo su órdago, ha vuelto a estar ágil en esta maniobra. Guerra de guerrillas contra el gran enemigo.
Si estuviéramos en el lejano oeste, dentro del Saloon, Salvo sería el jugador de póquer bien trajeado, siempre con un as escondido en la manga y el revólver dispuesto a salir a pasear a la primera que oliera problemas. Si estuviéramos en el lejano oeste, Javier Gómez sería el dueño de la funeraria, el enterrador -así le llamaban en el club por su aspecto tristón- dispuesto a tomarles medida a los cadáveres después de cualquier tiroteo. Si estuviéramos en el lejano oeste, Manuel Llorente sería el agrio empleado del banco o de la oficina de telégrafos.
Hace un tiempo comparé en este pisito en Plazadeportiva al presidente con un mago -¿conejo blanco o conejo negro?-, con un prestidigitador ante su última actuación. Fue después de anunciar con un gran castillo de fuegos artificiales, en la previa del Valencia-Real Madrid, que el magnate de Singapur Peter Lim venía con el taco a comprar el club. Me equivoqué. Aquel no fue su último truco.
La jugada final de Salvo, su último saludo en el escenario, está por llegar. Supongo que aparecerá la semana que viene, el martes, cuando el tictac, tictac del segundero roce las cuatro de la tarde. Pero ahora ya no me lo imagino como un ilusionista -bueno, un poco sí-, lo veo como un jugador de naipes arrinconado, a la espera de una carta ganadora que no llega o como un pistolero a punto de caer cosido a balazos en un duelo desigual. Si estuviéramos en el lejano oeste y este proceso de venta fuese una serie de televisión rodada en el desierto de Tabernas, estaríamos ante el western crepuscular de Amadeo. ¿Se salvará?

Porque aunque en algún corrillo haya dicho que se marcha, intuyo que vuelve a ir de farol y que prepara algo para conservar una presidencia a la que no renuncia, pese a haber sido puesto a dedo por los mismos enemigos a los que ahora combate. Y no se marcha, dice, por responsabilidad y por valencianismo.
Lo cierto es que está moviéndose. A mí me cuentan dos teorías. Una, obvia, que muchos también compartiréis y otra más rebuscada pero que a mí, que tengo sobre este episodio mi particular teoría de la conspiración -que ya os conté hace unas semanas aquí-, ¡oye, pues también me cuadra!
La primera es que Salvo volverá a traer a Lim, al que ya buscó hace meses, o vendrá con otro inversor que presente sobre la bocina la oferta vinculante. Por cierto Peter, ¿vas a volver?, ¿de verdad venías en serio?, ¿qué relación tienes con Mendes?, ¿y con Douwens? Tienes tantas cosas que contar.
La semana pasada, el diario Las Provincias destapaba que uno de los candidatos favoritos a comprar el club había sido expulsado del proceso por filtrar información confidencial de la pomposa Virtual Data Room. Aquí nace la segunda teoría. ¿A quién favorece que haya sido descalificada una de las mejores ofertas? Al resto de competidores, sin duda. Y uno de ellos es Salvo. ¿Es muy rocambolesco comprar esto?

Tanto si compartís esto como si no, ¿no os sorprende que sea expulsada una buena oferta solo por filtrar cuatro datos? ¿Por qué cae así un candidato potente? ¿No están disparándose en el pie? Mi no entender pero el capítulo final está al caer. Yo no me lo pierdo. Ahora bien, que no nos engañen. Quiero un final, redondo, cerrado. Un buen final. Una conclusión. Nada de un final abierto, ni de intuir una nueva temporada.

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