Mestalla registra una pobre entrada tras la resaca de las Fallas ylos 2.000 seguidores búlgaros se dejan notar pese al frío ambiente
valencia
José Luis Gayà y Vicente Guaita. Valencianos y canteranos del conjunto de Mestalla. Hasta ahí llegan las similitudes entre los dos en el presente. Porque el portero ha pasado, en muy pocos meses, de referencia en el portería a no contar ni para los partidos decididos de la Europa League. Y el lateral es un soplo de aire fresco tras las marcha como cedidos de Guardado y Cissokho. Tras recuperarse de su lesión ayer volvió a tener minutos con el primer equipo. Los primeros desde la llegada de Juan Antonio Pizzi al banquillo valencianista. Su debut en Europa se produjo en la primera fase de la competición continental, frente al Kuban Krasnodar en Mestalla. Con Miroslav Djukic al frente de la nave. Ya ha llovido.
Si el partido de ayer del Valencia fuera una película las sonrisas serían para Gayà y las lágrimas para Guaita. Desde que el portero de Torrent se pusiera bajo los palos en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey el 14 de enero ante el Atlético de Simeone, donde no cuajó una buena actuación, ha desaparecido del mapa. Y si alguien tenía alguna duda de ello, la decisión que tomó ayer el entrenador argentino la despejó para siempre. Ni con un 0-3 en el partido de ida en Bulgaria el valenciano tuvo su oportunidad. Un auténtico mazazo moral puesto que su suplencia fue el mensaje más claro de que no volverá a jugar esta temporada si no hay una sanción o lesión de Alves.
Tal y como informó ayer este periódico en la hoja de ruta que está preparando Rufete junto a Pizzi figura el nombre de Diego Alves como uno de los siete pilares sobre los que se construirá la columna vertebral del Valencia de la próxima temporada. Guaita, que termina contrato en junio de 2015, saldrá este verano al mercado en busca de una venta, al mismo tiempo que el club intenta la renovación de Alves, que también termina su vinculación en el mismo momento que su actual compañero de vestuario. Desde la llegada de Amadeo Salvo a la presidencia, además del aspecto deportivo, siempre gustó en la figura de Alves la posibilidad de abrir el mercado brasileño con su imagen. Aunque para esa idea que puso encima de la mesa el actual gestor de la entidad no ayuda el ninguneo del seleccionador brasileño hacia el portero. Un fastidio en año de Mundial.
Gayà disfrutó de su segunda experiencia europea en Mestalla. El canterano ya había declarado a la televisión oficial del club antes del partido que no estaba nervioso por la oportunidad porque ya había debutado en Mestalla. Y en los setenta minutos en los que estuvo sobre el césped del coliseo valencianista se le vio con más poso que en aquel debut contra el conjunto ruso. Desde el palco de Mestalla tomó buena nota de ello su entrenador, Nico Estévez, que destacó su desparpajo durante el partido. Sobrio, y vertical cuando tuvo que serlo.
El ambiente fue tan desangelado como el semblante de Guaita. Las gradas notaron la resaca fallera y la intrascendencia del partido tras la goleada en Sofía. Los 2.000 seguidores búlgaros pusieron la nota de color en un estadio que presentó poco más de un cuarto de entrada. La presencia de cinco miembros de la Peña Valencianista Rusos no pasó desapercibida para Salvo. Los aficionados saludaron al presidente antes de entrar. Y uno de ellos, Aldar Rostislav, le recordó que fue uno de los aficionados que se desplazó a Kiev antes de que la UEFA suspendiera el partido ante el Dinamo.
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