JORGE SEGURA. HOY En este sentido, no es el primer club que funciona al abrigo de un agente o bajo la tutela de este representante en concreto...
VALENCIA.
Yo también esperaba algo diferente. Mejor dicho, pensaba en un nombre distinto. No es que tuviera entre los candidatos a entrenar al Valencia aJürgen Klopp o Pep Guardiola, básicamente porque a ninguno lo representa Jorge Mendes o alguien de su entorno de trabajo, pero tampoco creía que el elegido para entrenar el nuevo proyecto fuera un personaje de perfil tan bajo como Nuno. ¿Será la apuesta idónea? La respuesta solo la tiene el tiempo, al menos en cuanto a los intereses deportivos del club, otra cosa es si el técnico portugués es el adecuado para la tendencia de los nuevos ejecutivos de la entidad. Ahí la respuesta es contundentemente afirmativa.
Más allá de la valía profesional demostrada y por demostrar de Juan Antonio Pizzi,Lim no podía dejar su inversión millonaria en jugadores para esta primera temporada en manos de alguien que no estuviera cien por cien identificado con la nueva filosofía. Es decir, poner a los jugadores que lleguen a Mestalla, te gusten más o menos. Qué pasaría si al argentino no le agradan los movimientos de Rodrigo o el despliegue de Enzo Pérez (que en Wikipedia ya dicen se desempeña como futbolista del Valencia), por apuntar dos ejemplos. Inconcebible para alguien que desembolsa tanto, encontrarse con un contratiempo así comenzada la campaña. Conclusión, mejor evitar el problema de inicio. El balón es mío, si no juego, me lo llevo. Esto funciona así desde pequeñitos. Guste o no la pelota ahora es de Peter Lim.
La realidad de este inesperado movimiento inicial ha servido para despertar a más de uno del idílico futuro que preveía. Grandes nombres, grandes esperanzas, una cosa suele llevar a la otra, aunque no siempre al éxito. Por un momento, ese halo de brillantez se ha difuminado, unido al previo de cómo ha concluido el proceso de refinanciación de la gran deuda que arrastra el Valencia. El creciente optimismo de muchos seguidores que seguían la senda abierta por Amadeo Salvo y su apuesta oriental, de momento se ha visto un tanto ralentizado.
La segunda obviedad que ha cristalizado con el primer envite del empresario de Singapur es el papel del aún presidente valencianista. Salvo ha pintado poco o nada. Prometió a Pizzi que con Lim al mando, él seguiría entrenando al equipo. Me acojo al refranero valenciano: "A la primera cullerà, mosca...". Una vez más, queda clara la valía de la palabra del todavía dirigente blanquinegro. Seguramente, a más de uno este revés le llevaría a tomar la decisión de replegar velas, marcharse y a otra cosa. Es evidente que eso no sucederá con Amadeo Salvo, encantado de seguir sentado en el sillón de mando como figurante de lujo. Tampoco me extraña. No es el primero que lo hace y seguramente no será el último. Tengo la sensación de que mientras su puesto no corra peligro, comunicará los despidos que sean necesarios, negará sus propias promesas y todo será siempre por el bien del valencianismo, proclama que ya ha hecho propia para corregir sobre la marcha cualquier máxima que haya vendido unos meses antes. Si demuestra lo contrario, no tendré problema en corregirlo, pero lo dudo.
Pese a la convulsión general de todo lo que ha sucedido en este sentido en las últimas semanas, cabe sacar como clara percepción positiva que todas las cartas están boca arriba. Para quien sintiera incertidumbre de cómo iba a funcionar el Valencia, ahora ya tiene clara la línea de mando y cómo se van a tomar las decisiones desde un primer momento. No hay engaño posible. El desembarco del ‘Imperio Mendes' (que era lo previsible) es una realidad, que será más o menos positiva según los resultados, pero que evidentemente es quien manejará los designios deportivos en la institución. En este sentido, no es el primer club que funciona al abrigo de un agente o bajo la tutela de este representante en concreto. Al menos, hay una parte romántica en la primera gran decisión del lisboeta, que comenzó en los negocios con la apertura de un videoclub. En 1997, Nuno Espirito Santo fue la primera operación futbolística que realizó Jorge Mendes, quien cerró su traspaso al Deportivo de La Coruña procedente del Vitoria de Guimaraes por 300 millones de pesetas. 17 años después ambos han cambiado mucho, veremos si para bien del Valencia.
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