La directiva programa mañana una reunión en la que debe fijar la fecha para celebrar la Junta Extraordinaria, que será tras la Ordinaria del día 20
El consejo de administración del Valencia se reunirá mañana en el primer cónclave de la nueva era marcada por Peter Lim. Están llamados a la sede del club los todavía directivos de la 'era Salvo', aquellos que salieron elegidos en junio de 2013 y que tenían como objetivo afinar el ingenio para inyectar vida a la Fundación y que pudiera pagar el crédito a Bankia. Lo que han hecho estos consejeros, como admitía el propio Salvo el sábado, es desaprender lo aprendido. Nada de aquello ha pasado.
Precisamente por este motivo han sido convocados. El consejo debe marcar la fecha de la Junta General Extraordinaria en la que se debe producir la ratificación absoluta de este histórico paso que ha protagonizado el club. En Junta deben los accionistas dar el visto bueno al nuevo dueño y proceder al mismo tiempo a la elección del nuevo presidente.
No obstante, hay una fecha en la que de todo esto se hablará. Para el 20 de noviembre está fijada la Asamblea Ordinaria y aunque su objetivo es únicamente aprobar las cuentas del ejercicio pasado y el presupuesto de la presente temporada, es inevitable que la transacción a Peter Lim sea el tema estrella de la noche. La intención del consejo es celebrar la Junta Extraordinaria lo antes posible, inmediatamente después de la Ordinaria. Antes de que acabe el mes de noviembre.
De manera paralela, la Fundación también tiene que convocar a sus patronos. Por un lado tiene que aprobar sus propias cuentas (con esos 5 millones aproximados de déficit para este ejercicio) y, por otro, decidir el sentido del voto de la Junta del Valencia. De momento no hay fecha en concreto ni para una cosa ni para la otra; ni está decidido que puedan coincidir en el mismo acto.
Al margen del aplastamiento que supone en cualquier votación esas 1,4 millones de acciones que van a pasar a la cartera de Meriton, lo significativo puede ser la aclamación del presidente de la entidad. Con el discurso que ofreció Salvo este sábado, su continuidad provoca algunas dudas. «¡Salvo quédate, Salvo quédate...!» le cantaron cuando apareció el sábado por la puerta cero de Mestalla con Peter Lim.
El presidente valencianista está en el momento más alto de popularidad, con el equipo ganando y con el éxito del proceso que él condujo -pese a que no era eso para lo que se le eligió- a sus espaldas.
A los actuales directivos no le ha pillado por sorpresa la tesitura que hizo pública Salvo respecto a conjugar su vida empresarial y familiar con la del Valencia. El presidente, en estos 16 meses que lleva en el cargo, no ha permitido ni una sola grieta entre su reducido equipo de colaboradores, que también desconocen si continuarán en su totalidad o no. No ha nombrado tampoco a ningún vicepresidente. Él ha ejercido de presidente 'profesional' por las horas de dedicación pero sin nómina, uno de los requisitos del que, con más insistencia, presumieron cuando entraron.
Ahora, si Salvo decide finalmente dar un paso al frente y mantenerse en el Valencia sin ser un presidente 'florero', en el consejo se ve con cierta lógica que sea retribuido por esta circunstancia. ¿Le pagaría el Valencia o su sueldo vendría directamente de Meriton? Puede resultar en apariencia lo mismo pero no lo es. ¿Y qué opina de eso el actual Patronato? Después de haber certificado la venta de las acciones, poco puede hacer la Fundación ya en este tipo de cuestiones. El dueño del club es Meriton. Eso sí, en privado los patronos consideran que chirriaría la retribución a Salvo por el cargo, aunque nadie duda que su dedicación al club ha sido altamente generosa en este año y pico.
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