A Manuel Llorente no le gustan nada las pañoladas del público de Mestalla, por eso ayer tras el encuentro ante el Levante se reunió con Unai Emery y el cuerpo técnico, primero, y después pidió comprensión para los aficionados, que en los últimos encuentros han mostrado varias veces su desaprobación hacia el equipo.
El presidente, en la conversación con el entrenador y sus ayudantes, en la que no estuvieron los jugadores, quiso incidir en el problema defensivo que está lastrando al Valencia. Llorente es conscientes que la endeblez y la inseguridad de la zaga es el principal foco de que el equipo no haya sabido mantener el colchón de puntos con el que defendía holgadamente la tercera plaza.
El sistema de juego ofensivo del conjunto de Emery permite muchas ocasiones del rival y por eso el presidente recordó que los grandes éxitos del Valencia siempre se han fraguado desde una buena defensa, férrea, y que ese es el ejemplo a seguir. Ahora la zaga es débil, no tiene la solidez del principio de la campaña y eso supone una ventaja para los rivales.
Por eso Llorente entiende los enfados de la afición, pero también pide comprensión hacia el equipo. El dirigente defendió ayer la tercera plaza del club y resaltó que están haciendo una buena temporada, cumpliendo los objetivos, por lo que la continuidad de Emery ahora mismo no corre peligro mientras el equipo se mantenga tercero y alcance las semifinales de la Europa League. Para el presidente no hay argumentos sólidos para que el técnico no acabe la Liga, a pesar de la mala racha y de que la distancia con los perseguidores se haya evaporado en la lucha por entrar en la Champions.
Lo que molesta especialmente a la directiva blanquinegra es el exceso de exigencia de la grada hacia un club confeccionado con poco presupuesto pero al que no le valoran, en opinión de los consejeros, su posición en la tabla. Sobre todo porque en la época de Juan Soler el presupuesto era muy superior, con fichajes millonarios y jugadores con sueldos de estrella, pero la grada no protestaba aunque la clasificación fuera entonces peor que la de ahora. Por eso Llorente quiere la afición entienda la realidad económica del club para que se valore en Valencia al equipo igual de bien que lo hacen fuera. Lo que ocurre es que en Madrid sólo ven los resultados y no el juego del Valencia de cada partido.
Respecto a esa realidad financiera, Llorente volvió a destacar ayer que lo más importante es darle una viabilidad económica al club, reducir la deuda y a partir de ahí intentar crecer. El dirigente siempre intenta sacar pecho para defender con argumentos de dinero el delicado momento deportivo que atraviesa el equipo por su mal juego. Es cierto que la entidad pagó el año pasado 36 millones de euros de impuestos y otros 15 de intereses bancarios, lo que hace un total de 51, aproximadamente la mitad de lo que ingresa el club.
Aun así el Valencia está obligado a cumplir sus objetivos de ser tercero y sobre todo mejorar su juego. Ese es el principal aspecto que distancia al equipo con la afición, la ausencia de un patrón de juego propio, con el que identificarse, porque esa es la causa de las pañoladas en Mestalla que tan poco gustan a la directiva, que no ven reconocido su trabajo para sacar adelante económicamente a la entidad.
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