Otra vez un árbitro siembra de dudas y enfado al Valencia en el Santiago Bernabéu. Parece en ocasiones que es el destino y en esta oportunidad le tocó la papeleta a Pérez Lasa y la pedrea a Albelda. El colegiado vasco se cepilló al centrocampista en el momento más crítico del partido, cuando el Real Madrid buscaba una vía para escapar del tedio al que le había conducido el entramado blanquinegro. La sentencia le llegó al mediocentro en dos sesiones de incompetencia arbitral. La primera, a los nueve minutos cuando le castigó con una amarilla un barullo previo a una falta que hubiera bastado con una regañina enérgica. La segunda, por unas manos-hombro que el colegiado no vio y que el auxiliar de banda consideró punibles. La roja acabó con el de la Pobla Llarga en la ducha y enterró las posibilidades de supervivencia del conjunto de Mestalla, para abrir un viejo debate sobre las debilidades que los árbitros suelen tener en un escenario como éste.
Al Valencia le queda hoy el vacío de los puntos y la rabia de sentirse perjudicado en un encuentro engañoso si uno echa un vistazo en el marcador. Los dos goles de Cristiano fueron correctos, lo que no está tan claro es cómo se llegó a esa circunstancia. El problema de todo, que la clasificación se endurece y, lo peor, las consecuencias de cara al partido del lunes que viene.
Minutos después de la expulsión, con el Valencia astillado moralmente y aún con el firme propósito de recomponerse, llegó el momento de inspiración de Cristiano Ronaldo. El gol del portugués tumbó al equipo de Emery que, aunque se marchó de vacío, dejó la sensación de estar a punto de amargarle la noche a uno de los dos equipos que, en opinión del propio entrenador, reinan en el mundo.
Desde luego, si el Real Madrid quería desquitarse del 5-0 de Camp Nou, se quedó con las ganas. Dos goles y gracias. El Valencia murió presentando batalla, con diez sobre el terreno de juego, con dos delanteros en el césped y, lo que es quizás más importante, creyéndose de verdad que no fue inferior al rival.
Una verdadera lástima porque ya desde bien pronto se palpó que el Valencia estaba dispuesto a cegar el temido contragolpe madridista. Ante la velocidad de los de Mourinho, la pizarra de Emery. La posición en el tablero fue muy evidente. Con cuatro detrás, los valencianistas construyeron un muro por delante de dos caras: Maduro y Albelda. No utilizó finalmente ese 4-1-4-1 ensayado en Paterna el día de antes, sino un descarado 4-2-3-1. Con el holandés y el valenciano, el objetivo no era otro que prevenir cualquier opción que cogiera desprotegida a una defensa inquietante por la presencia de Stankevicius, quien ganó confianza con el paso de los minutos.
Cristiano se descolgó en el lado de Bruno, Di María buscó de salida a Jordi Alba y los centrales quedaban a la espera de quien finalmente se decidiera a pisar su zona. No le salieron las cuentas al Madrid en el primer tiempo. Ni mucho menos. Si el Valencia quería oscurecer el partido, ciertamente lo consiguió. Por eso no es de extrañar que el Bernabéu, que anhelaba borrar cuanto antes del disco duro el escozor por el 5-0 del Camp Nou, empezara a degustar una extraña inquietud en el cuerpo.
A Emery, en cambio, le salían las cuentas porque aunque el manejo del balón no era ni mucho menos claro, bien es verdad que el paso de los minutos fue reforzando la sensación de que el Valencia, con un arañazo de suerte, podía salir vivo de un estadio donde en lo que va de Liga nadie ha sido capaz de conseguirlo. Cristiano, el 'temible', se diluía en sí mismo y sólo las apariciones de Di María provocaban alguna inquietud. Al portugués el partido se le empezó a atragantar y curiosamente a un minuto para el final, un balón al limbo provocó una tímida pero sensible pitada de sus propios aficionados.
Todo un síntoma de lo bien que estaba el panorama para el Valencia que vivió un larguísimo minuto de prolongación, convertido en agónico cuando Cristiano taconeó al poste justo antes de que Pérez Lasa pitase el final del primer tiempo. En la segunda mitad sí resultó infalible.
Las apariciones de Guaita
Bien es verdad que no fue la única situación que tendría que salvar Guaita durante toda la noche. En la cuenta del guardameta valenciano hay que anotar la vez que se quedó en un cara a cara con Khedira, el desvío que le hizo a Cristiano Ronaldo nada más empezar el segundo acto, el intento de Di Maria de colárselo por arriba y el balonazo que despejó a córner con un remate potente desde bastante cerca de Benzema. Compensaba así el guardameta canterano los irregulares desplazamientos que hacía con el balón. Inocente con los pies, gigante con los guantes.
Nada pudo hacer después con los dos lanzamientos de Cristiano que acabaron dentro de su portería. Al Valencia le sentó como un tiro la expulsión de Albelda y aunque desde el banquillo se movieron las piezas de manera adecuada, los madridistas ya no dieron ninguna opción a la sorpresa. El partido entró en una dinámica agitada, por momentos hasta con esa tensión propia de los partidos en los que el Valencia causaba temor en el Santiago Bernabéu.
Para hacer una correcta evaluación de lo que sucedió ayer, conviene tener claro un registro. ¿Qué hubiera pasado si Albelda hubiera aguantado sobre el césped? Posiblemente, y tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos, el Valencia hubiera mantenido firme su tipo. Porque aunque el empuje local era evidente, con la salida de Benzema, lo cierto es que estaba todo más o menos bajo control. Todo excepto el matiz arbitral, lógicamente. Ahí poco o nada se puede hacer. Si levantas la voz mal, si te callas peor. El equipo blanquinegro ha aprendido a sufrir aunque eso no le gusta a nadie.
A Emery le queda la satisfacción de saber que el grupo que presentó batalla en este campo se quedó con la rabia necesaria para, por ejemplo, aspirar ahora a dar la campanada el martes en la Champions. Al fin y al cabo, se supone que en Old Trafford, por mucho Manchester United que se trate, no habrá actores como Pérez Lasa, un árbitro que en los primeros minutos deja sin sancionar un descarado y peligroso plantillazo de Lass a Jordi Alba pero, en cambio, castiga al lateral valencianista por un agarrón en la camiseta de Cristiano. Eso fue para abrir boca.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-12-05/otra-pesadilla-bernabeu-20101205.html
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