Al Valencia no le quedó más remedio que aceptar resignado anoche un empate sin goles ante el Villarreal, después de retirarse exhausto del campo tras un despliegue físico extraordinario. El equipo de Emery mereció cobrar ventaja en la eliminatoria, pero su aplastante dominio del juego y su media docena de ocasiones claras no le alcanzar para ganar el partido ante un rival que estuvo casi siempre fuera de onda. Nada que ver con el habitual juego fluido que despliega el conjunto de Garrido, que sólo encontró a Guaita en una ocasión de Nilmar en la segunda parte. Pero todo el ruido se centró en la otra área, fruto de la valiente disposición táctica de Unai Emery, que le arrebató la pelota desde el principio a su colega Garrido. Sin el premio del gol, la eliminatoria queda totalmente abierta para la vuelta en El Madrigal, a donde acudirá el Valencia consciente, eso sí, de que un gol le puede dar la vida.
El estilo dinámico del Villarreal ayudó a Emery a recuperar el sistema que planteó en su última visita al Madrigal: Apuntaló al equipo por el centro, con tres centrales y dos mediocentros de perfil defensivo, juntó las lineas y dio recorrido a los dos laterales. Un nudo táctico que el Villarreal no supo resolver, anulados como se quedaron sus principales peloteros, Borja Valero y Cazorla, ante la presión que ejerció su rival del medio campo hacia adelante. Desplegado a partir de Albelda y lanzado por los costados, el Valencia se abalanzó literalmente sobre el equipo amarillo, desbordado ante el descaro con el que cualquier futbolista, ya sea Miguel o el descarado Maduro, se plantaban en el balcón del área para colaborar con Mata y Pablo. No era un partido para artistas, sino par jabatos. El Villarreal, acostumbrado a disfrutar del contacto con la pelota, se encontró con un serio problema desde el principio. Agobiado en cada intento de darle salida a la pelota, cayó en la trampa de Emery: Buscó a Rossi con catalejo, incrustado entre Dealbert, Stanckevicius y Ricardo Costa. Con tanto futbolista de perfil defensivo en las vías de acceso a Guaita, al Villarreal tampoco le quedaron opciones para las segundas jugadas. El portero de Torrent sólo se dejó ver una vez, cuando voló para despejar de puños un centro a su dominio, demostrando su inteligencia para anticiparse a los problemas.
Mucho más vigoroso, presionando y saliendo disparado hacia Juan Carlos —Garrido dejó a Diego López en el banco—, el Valencia se creció con el paso de los minutos. Estuvo a punto de marcar con un disparo lejano de Pablo, muy agradecido por el auxilio constante de Miguel en la banda, que ganó el interesante duelo con Capdevila. No fue un día para los artistas, sino para los jabatos. Al borde del descanso, Pablo disfrutó de la mejor ocasión: Tras recibir la pelota de Mata, la envió fuera ante la salida del portero.
El Villarreal se retiró al descanso con el consuelo del marcador, pero no aprendió la lección. Por el medio continuó sin haber juego, sólo una zona de tránsito con muchas prisas por parte del Valencia. Con un fútbol directo y agresivo, el conjunto de Mestalla se lanzó de nuevo sobre el campo contrario. El Villarreal se libró, entonces, del gol por los pelos. Mata estrelló la pelota en el poste en la ocasión más clara del partido hasta el momento. El burgalés, tan poco dado a los gestos teatrales, fue amonestado después por un supuesto «piscinazo» ante Capdevila justo en la linea de gol, una acción que causó mucho ruido en la grada.
Con las fuerzas mermadas tras un desgaste brutal, el Valencia cedió metros mediado el segundo tiempo. El Villarreal apareció un instante, pero suficiente para que Nilmar estuviera a punto de marcar solo ante Guaita, en una acción que sirvió para recordar la seguridad del torrentino en uno a uno. Soldado, sustituto de Aduriz, dispuso en los últimos minutos de la última ocasión clara del Valencia en un partido que nunca debió empatar por ser mejor y por ser capaz de desfigurar al Villarreal, que tan fuerte se muestra en El Madrigal.
http://www.levante-emv.com/deportes/2010/12/22/victoria-tactica-goles/767961.html
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