Ni el señor Emery ni la señora Etxegoien podían imaginar ayer en la terminal del aeropuerto de San Sebastián, cuando esperaban a la expedición valencianista, que su hijo afronta precisamente hoy uno de los partidos más comprometidos de su carrera. No sólo por lo que significa enfrentarse por primera vez en su vida al equipo que le formó como futbolista (estuvo de los 14 a los 24 años) sino por todo lo que profesionalmente ha envuelto esta semana su trabajo como entrenador del Valencia. A papá y mamá, Unai los besó casi fugazmente antes de enfilar camino al autocar. Aunque ya habrá tiempo de hablar con ellos más tranquilamente hoy en el hotel, porque el partido contra 'su' Real es a las diez de la noche, el técnico recibió de los suyos una de las pocas muestras de calor y apoyo que ha tenido durante estos últimos días en los que casi todo le ha salido torcido.
Desde el lunes con el empate contra el Osasuna hasta hoy, Emery ha ido apagando fuegos aquí y allá. Por nada en el mundo podía imaginar que el equipo de sus amores le puede dar si le gana la peor de las navidades posibles. A él, a los valencianistas y también al presidente. A Unai durante la espera en Manises y en la zona de recogida de equipajes del aeropuerto donostiarra se le vio distante con Llorente, aunque ello quizás se debiera a una mera coincidencia. Cierto es que la semana ha sido complicada en el corazón del club, de ahí que adquiera una responsabilidad mayor para el equipo la cita de esta noche contra un equipo que, no hay que olvidar, está a sólo tres puntos. La Real lo está haciendo muy bien y el Valencia anda con la mosca detrás de la oreja.
La presencia también en la expedición de Braulio Vázquez (también viajaron los consejeros Fernando Giner y Társilo Piles) contribuye a diferenciar este desplazamiento de la mayoría de los realizados. Decía el técnico por la mañana que los jugadores donde tienen que hablar es en el césped. Ahí será el turno de palabra pues de los protagonistas que por asuntos que rodean al fútbol ha hecho agitarse al vestuario. David Navarro al sentirse agraviado respecto a Mathieu; el francés tras entonar el mea culpa y decir que debe retomar las clases de castellano (de momento viaja igual de aislado y con sus películas), mientras que el último en petardear la deseada paz ha sido Bruno. No se le ha ocurrido otra cosa que el mismo día que el Valencia ponía en marcha la prohibición de que los futbolistas hagan entrevistas personales, hablar para una emisora catalana con el añadido de que muestra su disconformidad con la otra prohibición (jugar con las selecciones autonómicas). «No lo comparto para nada. Está totalmente equivocado. Es una imposición y me jode mucho», soltaba el lateral.
Así, tan agitado como lo fue el vuelo, se presenta hoy este encuentro en la lluviosa San Sebastián. Si esta noche sigue lloviendo como ayer, Anoeta experimentará dos tormentas en vez de una. La duda es saber a qué equipo le sentará mejor, si al ascendido al equipo de Champions.
No hay comentarios:
Publicar un comentario