El Consell puede renegociar el crédito para liquidar sólo intereses y aplazar el problema de los 81 millones
LEVANTE-EMV VALENCIA
La Generalitat Valenciana pasa a ser ahora quien toma las riendas del paquete accionarial del Valencia CF. Y eso, tal como está la legislación deportiva, es técnicamente inviable: ninguna persona jurídica puede disponer del cinco por ciento de dos sociedades anónimas deportivas. Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario aseguran que existen suficientes resortes legales para poder estar en esa situación sin coquetear con la ilegalidad. Y no sólo eso: que el gobierno valenciano está en disposición de no tener que asumir la titularidad de las mismas todavía.
Si el Instituto Valenciano de Finanzas ya dispone del 40 por ciento de las acciones del Elche y ahora le caen cerca del 75 por ciento de las del Valencia CF, estaríamos en un marco evidentemente imposible.
Aunque éste no es nuevo para el Valencia CF. Sin ir más lejos, el club de Mestalla y el Villarreal CF ya estuvieron, de alguna manera, coparticipados cuando Fernando Roig ya había asumido las riendas del club amarillo y, al llegar la primera ampliación de capital en Mestalla, en 1996, también hubo un paquete de títulos, cuya propiedad tan sólo la reconoció la familia Roig cuando, años después, anunciaron la venta popular de las mismas. Puestas a nombre de tres sociedades (Chespabross, Tovampor y Simple Steps), suponían el 6,7 por ciento de la masa accionarial del momento. Pero no se cometía ninguna ilegalidad porque estaban a nombre de terceras personas, vinculadas eso sí, a uno y otro.
Pero una cosa es que esto lo hagan particulares y otra que lo haga el gobierno valenciano. No tendría buena apariencia poner "hombres de paja" y sociedades instrumentales para recolocar las acciones. Es mucho más sencillo dejarlas donde están: en la Fundación, una entidad en la que el control está garantizado.
Por ello, el objetivo más sencillo sería materializar lo que había solicitado el hasta ahora presidente, Társilo Piles: que la Generalitat ampliara el aval para el pago del plazo de intereses (cinco millones) que va a vencer a finales de mes y salvar el año. Fuentes consultadas por este diario mostraban su convencimiento de que esa será la estrategia a seguir: negociar con Bankia una refinanciación que garantice el pago de esas cantidades menores y alargar el problema durante tres o cuatro años más. Conseguir quitarse de en medio las acciones del Elche es factible (los montantes de esa operación son menores y el club ilicitano, con el ascenso a primera al alcance, parece tener una venta más fácil) arreglaría el problema legal de no pertenecer a dos sociedades anónimas deportivas, pero no el más importante: tener una deuda de 81 millones.
En este supuesto, la Fundación quedaría, lógicamente, tan intervenida como lo está el Valencia CF, con un presidente totalmente afín -Társilo Piles no lo era- y que los acontecimientos se sigan produciendo.
Hay que tener en cuenta, en cualquiera de los supuestos, que la titularidad de las acciones de la Fundación pasan, necesariamente, por la venta de las mismas, ya que es un patrimonio (81 millones de euros) inasumible a corto o medio plazo por el gobierno autonómico e irrealizable con los ingresos que genera la Fundació.
Si el Instituto Valenciano de Finanzas ya dispone del 40 por ciento de las acciones del Elche y ahora le caen cerca del 75 por ciento de las del Valencia CF, estaríamos en un marco evidentemente imposible.
Aunque éste no es nuevo para el Valencia CF. Sin ir más lejos, el club de Mestalla y el Villarreal CF ya estuvieron, de alguna manera, coparticipados cuando Fernando Roig ya había asumido las riendas del club amarillo y, al llegar la primera ampliación de capital en Mestalla, en 1996, también hubo un paquete de títulos, cuya propiedad tan sólo la reconoció la familia Roig cuando, años después, anunciaron la venta popular de las mismas. Puestas a nombre de tres sociedades (Chespabross, Tovampor y Simple Steps), suponían el 6,7 por ciento de la masa accionarial del momento. Pero no se cometía ninguna ilegalidad porque estaban a nombre de terceras personas, vinculadas eso sí, a uno y otro.
Pero una cosa es que esto lo hagan particulares y otra que lo haga el gobierno valenciano. No tendría buena apariencia poner "hombres de paja" y sociedades instrumentales para recolocar las acciones. Es mucho más sencillo dejarlas donde están: en la Fundación, una entidad en la que el control está garantizado.
Por ello, el objetivo más sencillo sería materializar lo que había solicitado el hasta ahora presidente, Társilo Piles: que la Generalitat ampliara el aval para el pago del plazo de intereses (cinco millones) que va a vencer a finales de mes y salvar el año. Fuentes consultadas por este diario mostraban su convencimiento de que esa será la estrategia a seguir: negociar con Bankia una refinanciación que garantice el pago de esas cantidades menores y alargar el problema durante tres o cuatro años más. Conseguir quitarse de en medio las acciones del Elche es factible (los montantes de esa operación son menores y el club ilicitano, con el ascenso a primera al alcance, parece tener una venta más fácil) arreglaría el problema legal de no pertenecer a dos sociedades anónimas deportivas, pero no el más importante: tener una deuda de 81 millones.
En este supuesto, la Fundación quedaría, lógicamente, tan intervenida como lo está el Valencia CF, con un presidente totalmente afín -Társilo Piles no lo era- y que los acontecimientos se sigan produciendo.
Hay que tener en cuenta, en cualquiera de los supuestos, que la titularidad de las acciones de la Fundación pasan, necesariamente, por la venta de las mismas, ya que es un patrimonio (81 millones de euros) inasumible a corto o medio plazo por el gobierno autonómico e irrealizable con los ingresos que genera la Fundació.
La decisión más arriesgada
Pero esa venta es el paso con más riesgo social de cuantas asumirá el gobierno valenciano a la hora de liquidar los diferentes proyectos ahora devaluados. No se puede vender de cualquier forma ni a cualquier persona. Hay grandes diferencias entre apellidarse Abramovich (Chelsea) o Ali Syed (Racing). Y el comprador no sólo debería acreditar una solvencia extrema, sino asumir bastante más que el precio de las acciones: la deuda, en su totalidad o en parte.
Mientras esto sucede, un escenario de neutralidad absoluta de las acciones de la Fundación -desactivarlas para que fueran los accionistas quienes eligieran presidente- se antoja poco imaginable: si es el gobierno valenciano quien asume ahora los riesgos financieros, aunque sea indirectamente, lo mínimo es que el club se mantengan controlado en sus órganos de gobierno.
Pero esa venta es el paso con más riesgo social de cuantas asumirá el gobierno valenciano a la hora de liquidar los diferentes proyectos ahora devaluados. No se puede vender de cualquier forma ni a cualquier persona. Hay grandes diferencias entre apellidarse Abramovich (Chelsea) o Ali Syed (Racing). Y el comprador no sólo debería acreditar una solvencia extrema, sino asumir bastante más que el precio de las acciones: la deuda, en su totalidad o en parte.
Mientras esto sucede, un escenario de neutralidad absoluta de las acciones de la Fundación -desactivarlas para que fueran los accionistas quienes eligieran presidente- se antoja poco imaginable: si es el gobierno valenciano quien asume ahora los riesgos financieros, aunque sea indirectamente, lo mínimo es que el club se mantengan controlado en sus órganos de gobierno.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/01/20/acciones-fundacion-evitaria-conflicto/968100.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario