Vicente Alegre, un emprendedor amante del fútbol y su familia

El empresario y exvicepresidente del Valencia CF falleció ayer

JOAQUÍN BALLESTA , | VALENCIA.-

Hace un par de meses, aproximadamente, nos encontramos. La jovialidad y el optimismo que siempre transmitió Vicente Alegre presidieron el saludo. De inmediato, salió a relucir el Valencia CF, su gran pasión, junto a sus empresas y su familia. Continuaba al pie del cañón. Con él no iba lo de jubilarse. De ahí la vitalidad de que hacía gala a sus 75 años.

La crueldad con que en ocasiones nos castiga la vida ha hecho que Vicente se marchara un día de Navidad. Sin previo aviso, sin esperarlo. Tremendo. El mazazo deja rota a una familia que ha perdido a su guía, a su referencia, a la persona capaz de solucionar cualquier problema.

Fundador de Industrias Alegre en 1959, empresa especializada en el diseño y fabricación de componentes plásticos para automóvil, Vicente extendió su imperio profesional más allá de nuestras fronteras (Polonia, Rumanía). Con una visión empresarial sin límites se convirtió en uno de los principales proveedores valencianos para la factoría Ford. Sus empresas cuentan con 290 trabajadores.

Compaginaba su tarea como empresario con otras actividades. En la actualidad era consejero de Ibermutuamur, cuyo grupo rector preside Vicente Silla, uno de sus íntimos y más queridos amigos, a su vez unidos más que por el fútbol por el Valencia CF, en el que también compartieron dirección.

Vicente Alegre fue vicepresidente valencianista en la dura campaña de 1985-86 -con Vicente Tormo en la presidencia-, en la que se consumó el descenso del equipo a Segunda División. Más tarde, ya en la década de los 90, formó parte de la junta directiva presidida por Arturo Tuzón, en la que estuvieron, entre otros, Hoyos, Pons, Romero, Cortés, Peris Frígola, Roig o el propio Silla, al que todavía hoy delegaba sus 1.600 acciones del club. Nunca se olvidó de 'su' Valencia, al que seguía a título personal en algún desplazamiento. Compartir tertulia con él era un privilegio. Te enriquecía en fútbol y en otras muchas cosas. Sin pretenderlo, se convertía en un vocacional de la docencia. Todo ello con una sonrisa dibujada en su rostro.

Con su marcha, el valencianismo y el mundo empresarial pierde a uno de sus grandes valedores. Natalia, su viuda, al hombre para el que vivió. Sus hijos Miguel, Cristina, Mónica y Natalia, a un padre al que adoraban, cuyo legado queda también en sus seis nietos.

Descanse en paz.

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