J. V. Aleixandre
En efecto: del intenso duelo vivido la otra n0che en Mestalla, salió revitalizado el Valencia y muy tocado el Sevilla. Y, dados los términos en los que se planteaba el duelo, Ernesto Valverde acabó la noche reivindicándose ante quienes dudábamos de él, mientras que su colega Michel lleva camino de volver a la madrugá, a pelar la pava con De la Morena, cometido nocturno en el que parece desenvolverse mejor que en los entrenamientos matutinos. Por lo que se refiere al cuerpo a cuerpo que protagonizan Roberto Soldado y Álvaro Negredo para granjearse la estima de Vicente del Bosque, el marcador resulta tan contundente como los dos remates del vicecapitán valencianista que acabaron en las mallas. Camino del vestuario, ambos delanteros se dieron un beso de despedida; un nuevo reencuentro en la Selección, se antoja muy remoto; Soldado ha alejado de esa cita a Negredo, por mucho tiempo. Del desastre sevillista sólo se salvaron Palop y Maduro porque ni uno ni otro, comparecieron.
Por lo que respecta al palco, Del Nido salió ileso porque el partido se disputaba en Valencia. De haberse jugado en el Pizjuan, su grada le hubiera indicado por donde se va al Guadalquivir, igual que Mestalla le recordó a Llorente cual es el destino que le tiene preparado. Así, tras el 2-0, con la afición calmada y satisfecha por el juego de sus equipo, una pancarta vino a perturbar la tranquilidad presidencial: «Lorente, vete ya», rezaba, recordando la proclama de moda en los últimos tiempos.
Estamos en plena pax romana. Y si hubiera estudiado latín, en lugar de dedicarse a husmear las cuentas „ajenas„ Andreu Fajardo sabría lo que significa esto: que, pese al aparente sosiego en el que vivimos, los días de su protector están contados. Así que ya puede ir cambiando de cabalgadura, que es lo que mejor ha sabido hacer siempre: de jinete perdedor previsible a caballero ganador seguro.
En definitiva: al compás que marca Dani Parejo, con la propulsión que le proporcionan por las bandas Guardado y Piatti; y con Banega mostrando su cara A en lugar de la B, el Valencia se presenta casi exuberante para encarar el solemne triduo con el Real Madrid. Ahí te quiero ver, escopeta.
Por lo que respecta al palco, Del Nido salió ileso porque el partido se disputaba en Valencia. De haberse jugado en el Pizjuan, su grada le hubiera indicado por donde se va al Guadalquivir, igual que Mestalla le recordó a Llorente cual es el destino que le tiene preparado. Así, tras el 2-0, con la afición calmada y satisfecha por el juego de sus equipo, una pancarta vino a perturbar la tranquilidad presidencial: «Lorente, vete ya», rezaba, recordando la proclama de moda en los últimos tiempos.
Estamos en plena pax romana. Y si hubiera estudiado latín, en lugar de dedicarse a husmear las cuentas „ajenas„ Andreu Fajardo sabría lo que significa esto: que, pese al aparente sosiego en el que vivimos, los días de su protector están contados. Así que ya puede ir cambiando de cabalgadura, que es lo que mejor ha sabido hacer siempre: de jinete perdedor previsible a caballero ganador seguro.
En definitiva: al compás que marca Dani Parejo, con la propulsión que le proporcionan por las bandas Guardado y Piatti; y con Banega mostrando su cara A en lugar de la B, el Valencia se presenta casi exuberante para encarar el solemne triduo con el Real Madrid. Ahí te quiero ver, escopeta.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/01/14/preparados-solemne-triduo/966606.html
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