JUAN CARLOS VILLENA | .-
El Valencia, con Manuel Llorente a la cabeza, experimenta esta temporada alguna de las sensaciones que acumuló Unai Emery en su etapa en el conjunto de Mestalla. Pero a la inversa. Esta vez es el inquilino del banquillo, Ernesto Valverde, el que no tiene prisa por abordar su renovación. Hasta no hace mucho era el club el que lanzaba largas al hoy entrenador del Sevilla para negociar su continuidad antes de que se consiguieran los objetivos, aquello de la tercera plaza como algo «necesario pero no suficiente».
El Valencia lleva semanas detrás de Valverde y posponiendo la fecha límite. Primero fue para después de la eliminatoria frente al PSG, más tarde tras el partido de San Mamés y la última antes de que acabara el mes de marzo, que se cierra el domingo con la visita del Valencia al Calderón. El técnico extremeño ha conseguido que se aplace, esta vez sin una fecha clara, las reuniones para decidir si continúa siendo el técnico del conjunto valencianista.
Valverde siempre ha mantenido el mismo discurso público, hasta el punto de dejar claro hace unos días en Castellón que se sentía «incómodo» con tantas preguntas sobre su renovación. Y ese discurso ha calado en Llorente, que no quiere meterle más presión, ya que corre el riesgo de quemarlo. Por encima de todo, el Valencia tiene claro que la prioridad sigue siendo la de renovar su contrato. Otra cuestión es por cuantas temporadas. El entorno del técnico siempre ha lanzado el mensaje de que no se entiende que tan sólo se contemple una oferta de renovación de una temporada, cuando los resultados están siendo satisfactorios. En la primera negociación, en Zaragoza tras el cese de Pellegrino, Valverde no puso ningún problema para aceptar los seis meses de contrato. Un aspecto que desde el club de Mestalla no piensan que vaya a ser ningún obstáculo, ya que llegado el momento no tendrían ningún problema en ofrecer una oferta con un contrato bianual.
Con la reticencia de Valverde a abordar su renovación antes de que finalice marzo, como era deseo de la entidad, se vuelve a un escenario parecido al de pasadas temporadas, donde la consecución de los objetivos deportivos, la clasificación para la Champions, era la antesala de las conversaciones entre Llorente y Emery. El Valencia, eso sí, no está dispuesto a esperar eternamente a Valverde, con lo que, cuando transcurra un tiempo prudencial, volverá a intentar sentarse con el técnico, mientras Djukic aguarda en la recámara. El objetivo de Llorente es tener claro cuál va a ser el entrenador antes de que acabe la temporada. El del técnico extremeño, exprimir al máximo el tiempo de espera, que le permitirá conocer en qué queda el nuevo panorama social de la entidad. Algo que preocupa, y mucho, a Valverde porque considera que es la base para considerar el proyecto del Valencia como sólido.
Quien si confía en este Valencia es Simeone, rival el domingo. Ayer regaló elogios al conjunto blanquinegro: «Ha mejorado los resultados y está luchando por los puestos que se merece por la plantilla que tiene. Es un equipo que juega bien, que tiene recambios importantes y seguramente, a mi gusto, de las mejores plantillas de la Liga. Es un rival con aspiraciones a meterse en los lugares de arriba y será un fin de semana importante para el objetivo final».
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