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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Braulio, al consejo: ´Si el próximo en caer soy yo, que sea culpa mía´


El director deportivo replica al Flaco: "De calentón nada, en los dos últimos partidos encajamos 9 goles y el mejor es el portero, es una decisión muy analizada"



CARLOS BOSCH

 «Si el próximo en caer soy yo, que sea por mi culpa€». En los últimos días han pasado muchas cosas en el Valencia, ha habido muchas reuniones, muchas llamadas telefónicas, viajes y negociaciones. Mucha tensión, caras largas, gestos torcidos y declaraciones públicas, pero posiblemente ninguna es tan sincera y valiente como la que encabeza este texto. Su autor es Braulio Vázquez, director deportivo del Valencia, que aunque se le puede „y se le debe„ acusar de algunas de las situaciones que han llevado al equipo a donde está sobre todo en lo que tiene que ver con la elección de algunos jugadores, ha dado un paso adelante y se ha echado el club a sus espaldas. De su acierto con Valverde dependen ahora muchas cosas. Tantas como el futuro de Llorente. ¡Ahí es nada! Pero como dicen los Estopa que dice Jack el Destripador, vamos por partes.
La historia del cese de Mauricio Pellegrino como entrenador del Valencia no es un calentón por mucho que se empeñe el Flaco. Viene de atrás. Y se puede demostrar. No hay más que echar un vistazo a algunas portadas de este periódico, Superdeporte. La primera fue tras la dolorosa derrota blanquinegra en el Ciutat de Valencia ante el Levante. Ese día, al término del partido, varios miembros del Consejo de Administración del Valencia reconocían a este diario la frase que tantas ampollas levantó: «Nos hemos equivocado con Pellegrino». Aunque cierta y ahora preñada de verdad y acierto, tenía matices, porque de lo que realmente se dudaba era de haber fichado a un entrenador novato para un proyecto que tanto necesita estar en Champions por aquello del dinero. Al día siguiente el entrenador, visiblemente afectado y sin bajar del coche, le confesaba a un redactor de esta casa, Pascual Calabuig, que a él no le habían dicho nada€ Oficialmente nada sabía, pero coloquialmente hablando, era la primera vez que le veía las orejas al lobo. No sonrió como el día de su presentación, cuando le parecía de lo más normal que el director deportivo hubiera admitido públicamente que había negociado con otros entrenadores „Villas-Boas por ejemplo„ antes de que el presidente el fichara a él. Ya no le parecía normal. ¡Normal!
La segunda portada que demuestra que el adiós de Pellegrino no ha sido un calentón de un sábado noche, producto de una pañolada, fue publicada el martes de la semana pasada, 27 de noviembre, y decía que el Valencia buscaba entrenador «por si acaso». Lo cierto es que cuando SUPER informó de que el Valencia contemplaba la posibilidad de cesar a Pellegrino, Braulio ya se había puesto en contacto con Ernesto Valverde; era su favorito. Aquella fue una información que nadie del club desmintió en público y que fue corroborada de manera absoluta en una comida que tuvo lugar unos días después, el viernes 30 de noviembre, en Turís, en casa del consejero Társilo Piles „que ejerció de perfecto anfitrión„ al término de una reunión oficial del consejo de administración del club. Al encuentro acudieron más que consejeros, estaban también el director deportivo Braulio Vázquez, el secretario del consejo Tomás Trénor, el asesor económico Vicente Andreu, el exconsejero Ramón Aznar, el patrono José Luis Soler y los empleados Jordi Bruixola y Damià Vidagany. De la comida posterior al consejo salió una idea clara; Braulio tenía que seguir buscando entrenador ´por si acaso´ y a Pellegrino se le daba el mes de diciembre para ver cómo reaccionaba el equipo, un mes con tres partidos en casa „Real Sociedad, Rayo Vallecano y Getafe„ uno fuera, el del sábado próximo en Pamplona, y una visita intrascendente a Lille, la de mañana, con el equipo ya en la siguiente fase de la Champions.
Ese era el plan, pero la escandalosa derrota ante los vascos de Montanier lo precipitó todo. En ese tiempo, Emery firmaba su finiquito en Rusia a la espera de que una derrota de los donostiarras le dejara libre el banquillo de Anoeta, al tiempo que el propio Valverde se veía entrenando en San Mamés... ¡El fútbol! Después de comer en Turís, Llorente decidió acercarse al hotel de concentración del equipo y animar a los jugadores, pero se fue a casa y ya no concilió el sueño porque salió del Hotel Valencia Palace sabiendo que al día siguiente caería la primera destroza en casa, el plan podía ir por aire. Y así fue. Lo dicho, la idea era esperar para ver si el equipo reaccionaba pero trabajar en la sombra al mismo tiempo, porque la derrota en Málaga había puesto al descubierto todos los problemas; los jugadores le ´cogieron la matrícula´ a Pellegrino cuando le dio la titularidad a Gago solo dos días después de que el médico dijera que era baja y con un entrenamiento suave de por medio, el del viernes. Error de bulto de Mauricio; ahí perdió el control. Albelda y sobre todo Parejo, que días antes había aprovechado la oportunidad haciendo un buen partido ante el Bayern de Munich, se quedaron con las ganas al ver que Gago era titular casi por decreto. Y ante los ojos de toda la plantilla. El resultado ya se sabe; goleada y contínuas discusiones entre los jugadores. La más sonada, la que publicó este diario también y que tuvo lugar en el descanso entre Feghouli y Gago y que solo la intervención de un utillero evitó que fuera a más.
Una semana después de la desfeta de Málaga, el Valencia tenía ya un plan en marcha ´por si acaso´. Ante los recelos de Llorente, empezó el choque a las seis de la tarde contra la Real Sociedad, el equipo se puso por delante bien pronto pero todo Mestalla sabía que aquel gol de Soldado no era garantía de nada. La «niñatez» de Jonas „en palabras del ´9´„ deja al equipo con diez y todo se desencadena. La Real empata poco antes del descanso, los consejeros del Valencia se cruzan las miradas; «si esto sigue así, después hay reunión del consejo, reunión urgente». La goleada final, 2-5, y sobre todo la pañolada y los cánticos de Mestalla con lo de «Llorente vete ya, Llorente vete ya», dejan muy tocado al presidente. Uno a uno todos los miembros del consejo se acercan a un rincón del Palco VIP y se improvisa una reunión con Braulio Vázquez en la que también están Pepe Barberá y José Luis Soler. Llorente está nervioso pero no quiere tirar al entrenador, sabe que es su apuesta y que el siguiente puede ser él. Pronuncia la palabra que nadie esperaba, ´DIMISIÓN´, pero los compañeros de consejo le dicen que tiene que seguir y aguantar la presión. Le dan su apoyo en el peor momento desde que está en el Valencia a cambio de un gesto; que cuente con ellos; se ha terminado lo de tomar decisiones de manera unilateral, se han cansado de enterarse de lo que pasa por los periódicos.
Una vez se decide el cese de Pellegrino, Braulio toma la palabra; «hace falta alguien que ponga orden». Salen los primeros nombres de sustitutos, como el de Luis Aragonés, pero se citan para la mañana siguiente en una reunión formal en las oficinas del club y a la que Braulio debe llegar con un informe sobre los posibles sustitutos del Flaco. Más allá de la destitución de Pellegrino, tal vez esa sea la gran decisión que se toma el sábado por la noche tras la derrota ante la Real; el Consejo le dice a Llorente que el entrenador lo tiene que fichar el director deportivo. Llorente se quita de en medio, pero no del todo. Sobre las once del domingo se reúne oficialmente el Consejo y escucha los informes de Braulio: Aragonés lleva tiempo sin entrenar y tal vez le falte mano izquierda para llevar al grupo; «no todo es mano dura», prefieren coherencia. De Schuster hay dudas sobre su fuerte personalidad, es un ´divo´ dicen. Braulio no tiene dudas; su hombre es Valverde y Marcelino la segunda opción. Es en este contexto cuando dice una frase que puede ser definitiva en su futuro, para bien o para mal: «Si el próximo en caer voy a ser yo, que sea por mi culpa». En ese momento, el director deportivo liga su futuro al del entrenador que fiche, y en consecuencia, el de Llorente, quien difícilmente pueda soportar otra pañolada de Mestalla ante un nuevo fracaso deportivo.
Con la anuencia del consejo y según informó el diario El Mundo ayer, Braulio, Llorente „que no termina de quitarse de en medio como se ha apuntado antes„ y Fernando Giner „que había aportado su particular lista de candidatos al banquillo„ parten hacia Zaragoza donde se citan con Valverde, a mitad camino entre Valencia y Bilbao. La suerte está echada, y aunque sea hasta junio, hoy, Valverde es el futuro. Ahora, como dicen en el Valencia, unión, mucha unión.

http://www.superdeporte.es/valencia/2012/12/05/braulio-consejo-proximo-caer-sea-culpa/181227.html

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