Para una vez que Mestalla aplaude a un árbitro, va y anula un gol legal a Soldado que además le cuesta dos puntos al Valencia. Alegría granota
04.03.2013 | 02:30
Una de las cosas que jamás veremos es a Miguel Ángel Pérez Lasa anular un gol como ese a Cristiano Ronaldo en el Bernabéu, donde en sus 16 años de deambular por la Liga jamás le señaló un penalti en contra al Real Madrid. Un insólito fuera de juego que cambió el resultado final del Derbi y que alimenta la leyenda negra de Roberto Soldado. Si ya le cuesta Dios y ayuda encontrar en este equipo el camino del gol, como para que después se los quiten... La jugada es tan clara y la posición del asistente de Velasco Carballo tan buena que es difícil imaginar por qué lo hicieron, como no sea por que al colegiado le durase la empanada por el golpe que se había llevado en la primera mitad. Vamos, si hasta Mestalla le había aplaudido cuando se reincorporó al partido. Hay que ser desagradecido... La cuestión es que, entre el 3-1 que no subió al marcador, la indecisión de Guaita en el primero y el resbalón de Mathieu en el segundo, al Valencia se le fueron dos puntos de la manera más tonta y hasta injusta y el Levante sacó petroleo en Mestalla. Por cierto, el cambio de Jonathan Viera, ¿para perder tiempo?
Final inesperado
El impulso se Míchel
Fue precisamente Míchel quien revitalizó en el tramo final al Levante, contento estará Braulio Vázquez, pero aun con eso parecía impensable que acabara rascando algo en este partido porque no le daba para más. Pero lo hizo, con más o menos suerte, estuvo ahí para aprovechar su momento después de que Guaita viera una tarjeta por perder tiempo, es decir, cuando el rival ya empezaba a dar el resultado por bueno y el partido por concluído. Se supone que nunca hay que hacerlo. El Levante viene cosechando en los últimos años pequeños logros en la casa del vecino. Sigue sin conseguir esa victoria que sería histórica, pero volvió a llevarse un puntito y,en la temporada que se cumplen cincuenta años del primer Derbi en primera división, por primera vez llegó a verse en el luminoso con ventaja en el marcador.
El impulso se Míchel
Fue precisamente Míchel quien revitalizó en el tramo final al Levante, contento estará Braulio Vázquez, pero aun con eso parecía impensable que acabara rascando algo en este partido porque no le daba para más. Pero lo hizo, con más o menos suerte, estuvo ahí para aprovechar su momento después de que Guaita viera una tarjeta por perder tiempo, es decir, cuando el rival ya empezaba a dar el resultado por bueno y el partido por concluído. Se supone que nunca hay que hacerlo. El Levante viene cosechando en los últimos años pequeños logros en la casa del vecino. Sigue sin conseguir esa victoria que sería histórica, pero volvió a llevarse un puntito y,en la temporada que se cumplen cincuenta años del primer Derbi en primera división, por primera vez llegó a verse en el luminoso con ventaja en el marcador.
Paciencia
Un poquito más de ambición
Hasta el gol de Iborra se veía con meridiana claridad que el Valencia no podía ni sabía cómo meterle mano a la defensa granota, más o menos lo que pasó en el Derbi de octubre, pero hasta aquí algo se ha avanzado. A pesar de lo que supone un gol en contra en Mestalla, con la mano de Valverde lo hizo precisamente con paciencia, derribando muy poco a poco la muralla que tenía enfrente. Quizá le faltó un poquito más de ambición para que este partido no se le pudiera escapar de ninguna de las maneras, hizo poco más que lo suficiente, aunque esta vez no le valió. Mucho más papel le hacían los dos puntos que perdió que al Levante el que se llevó. Cuando tenía oportunidad de alcanzar la cuarta plaza de Champions, se le fue otra vez. La Liga avanza, las jornadas pasan y los puntos ya no vuelven.
Un poquito más de ambición
Hasta el gol de Iborra se veía con meridiana claridad que el Valencia no podía ni sabía cómo meterle mano a la defensa granota, más o menos lo que pasó en el Derbi de octubre, pero hasta aquí algo se ha avanzado. A pesar de lo que supone un gol en contra en Mestalla, con la mano de Valverde lo hizo precisamente con paciencia, derribando muy poco a poco la muralla que tenía enfrente. Quizá le faltó un poquito más de ambición para que este partido no se le pudiera escapar de ninguna de las maneras, hizo poco más que lo suficiente, aunque esta vez no le valió. Mucho más papel le hacían los dos puntos que perdió que al Levante el que se llevó. Cuando tenía oportunidad de alcanzar la cuarta plaza de Champions, se le fue otra vez. La Liga avanza, las jornadas pasan y los puntos ya no vuelven.
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