Valverde improvisa una defensa inédita para un equipo castigado por sanciones y lesiones y con la 'final' de París en el horizonte El Valencia se reencuentra con Mestalla y con un Levante que podrá alinear a su goleador
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Mientras Manuel Llorente sueña con un Valencia cuya plantillahable español sin acento y destile un mayor compromiso con la causa, a Quico Catalán le ha explotado en las manos, en el peor de los momentos, la falta de implicación de Obafemi Martins. El intento de fuga de un tipo que apenas domina el castellano pero desempeña un papel fundamental sobre el césped. El lío que se ha montado con el nigeriano en puertas del derbi da una capa de pintura especial al gran partido de esta noche. Después de todo lo que se ha hablado, por esperpéntico que pueda resultar, igual hasta juega. Para volverse locos.
Con o sin Martins, es obvio que a Mestalla llegan dos equipos castigados por las circunstancias y ávidos de obtener jugosas ganancias. Todos, desde jugadores hasta aficionados, pasando por consejeros, presidentes (nunca en la historia un dirigente azulgrana había recibido tantos elogios en una asamblea del rival) y, por qué no decirlo, hasta directores deportivos tienen sobrados intereses para quedar bien y dormir plácidamente.
Mientras el Valencia no puede permitirse licencias en su lucha contrarreloj por capturar la cuarta plaza -lo de quedar tercero parece que fue algo ocurrido en la prehistoria-, los levantinistas atraviesan ese complicado pasaje de la temporada en que dudas entre destinar toda la energía a seguir luciendo en el torneo continental y apuntalar la permanencia o, por el contrario, aparcas la Europa League con el fin de ahorrar fuerzas para ganarte el derecho a volver a jugarla el año próximo.
Valverde, para que nadie se lleve sorpresas, se ha encargado de dinamitar la idea de que el Valencia llega como favorito a este partido. Pese a que lo es (al fin y al cabo quintuplica el presupuesto granota), ha hecho bien en intentar al menos difuminar esa premisa. Lo que le pasó en Orriols a su colega Pellegrino constituye un serio aviso. El Levante es de esos equipos que no se esconden. Ni oculta sus virtudes ni tampoco se anda con contemplaciones. Exprime al máximo los recursos y le va fenomenalmente bien. Lo de Martins, obviamente, ha manchado los planes que tanto Valverde como JIM podían haber pensado, pero es un buen día para saber cuál de los dos entrenadores gana sobre la pizarra la primera batalla.
De momento, la morbosa convocatoria visitante no se sabrá hasta esta misma mañana y luego adquirirá más importancia que nunca saber quiénes componen el once titular. JIM ya dejó claro el jueves que, si Martins no se iba, jugará.
El problema para los valencianistas es que no les queda mucho donde elegir, independientemente de quién tengan delante. Más bien llegan con lo justo. La defensa está cogida con alfileres por las lesiones (Rami y Ricardo Costa), cuentan además con dos sancionados (Banega y Cissokho) y delante Jonas, Feghouli y Soldado aún no se han puesto de acuerdo para funcionar al unísono.
Al brasileño, además, le espera esta noche un reto particular. Después de hacer dos goles y no celebrarlos en La Romareda, vuelve a salir a la escena de Mestalla, lugar que se ha convertido en la mayor de las incomodidades para algunos elementos del vestuario, incluido su propio entrenador. Aquí se ejerce tanta libertad para aplaudir como para silbar.
A JIM, que también maneja bajas sensibles (El Zhar, Lell, Pedro López y Roger) la situación le debe hasta gustar. Consciente de que al público de Mestalla no le importa ejercer ese derecho a expresar su opinión pese a quien pese, cuando el entrenador granota forre esta noche el vestuario con papeles y mensajes en uno de ellos seguro que estará la consigna de tener paciencia y estirar al máximo el partido. Cuanto más tiempo pase, más incómodo estará el Valencia y más a gusto el Levante. El equipo parece definido salvo lo que pueda hacer finalmente respecto al delantero.
Los dos contendientes tienen esta semana que viene compromiso internacional, pero con diferentes perspectivas. A los blanquinegros les espera París y todo lo que ello puede suponer por el resultado de la ida (1-2); los azulgrana, por su parte, afrontan el jueves la ida de los octavos de final en casa con el Rubin Kazan, curiosamente el exequipo de Martins. Nadie ha hecho ni una sola mención a lo de aplicar rotaciones o cuestiones por el estilo por culpa de esos compromisos europeos. A un derbi hay que ir con lo mejor que hay en casa. Al fin y al cabo, vivir un partido de este calibre, y con la sensatez que se ha manejado, vale la pena.
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