Tan falto de alegrías en Mestalla como estaba el equipo, el rabioso zapatazo del Tino Costa a los seis minutos de partido devolvió al Valencia la confianza perdida como local. El mediocentro argentino se descolgó en la segunda línea con una pared con Mata. Tino orientó la pelota con el pecho para colocársela en la izquierda y patear con el empeine y sin dejarla caer una formidable volea. Un tanto a la altura de la efeméride del gol 4.000. La adaptación de Costa no ha ido todo lo rápido que se esperaba. Es un futbolista que luce, aunque adolece de regularidad. Muestra intermitencias en la dirección de juego, pero posee una técnica en el golpeo del balón, afilada en los partidos en las playas de Guadalupe en su etapa juvenil, que auguran para el futuro goles que serán recordados. De momento, los tres que ha anotado son de muy bella factura.
El gol animó al Valencia en la primera media hora. El equipo entraba bien por bandas, especialmente por la izquierda, y amagó con el segundo gol en varios envíos al área a los que no llegaron de cabeza, por escasos palmos, Soldado y Aduriz. El delantero vasco contó con la ocasión más clara para sentenciar, sin embargo se entretuvo en el recorte previo al disparo.
El partido no estaba, ni mucho menos, controlado. El Getafe es un rival que ni se encierra ni que renuncia a sacar la pelota jugada por raso. En la primera mitad, el conjunto de Míchel se acercó poco a las inmediaciones de Moyà, pero siempre lo hizo con peligro. Antes del gol del Tino Costa, a los dos minutos de juego, Manu Del Moral se escapó de un despistado Miguel. David Navarro no acudió a la cobertura y sólo la intervención de Moyà evitó que el encuentro se pareciera en los inicios de las pesadillas contra el Mallorca y el Zaragoza e, incluso, al arranque dadivoso contra el Logroñés. En otra ocasión Parejo le robó la cartera a Navarro, pero Ricardo Costa se anticipó al remate final de Colunga. Y por último, Moyà volvió a mostrarse muy oportuno para adelantarse a un peligroso pase de Pedro Ríos en el interior del área, con Parejo esperando el remate.
Se acaba la incertidumbre
Esos pequeños sustos, y la inesperada lesión de Mathieu. El lateral francés, que notó molestias en el tobillo, estaba especialmente participativo, tanto en ataque, como es su costumbre, y también en defensa, donde corrigió con contundencia sus lagunas en el repliegue. En la reanudación se retiraría lesionado su socio por la izquierda, Mata, con un golpe en el menisco. Muy malas noticias porque los dos zurdos son claves en la pizarra de Emery. Además, Albelda vio la amarilla que le acarrea sanción para el próximo encuentro contra el Villarreal.
La segunda mitad tuvo un arranque muy frío. La distancia en el marcador era muy corta y el Getafe tocaba con paciencia la pelota. El Valencia no transmitía excesiva serenidad y se temía otro final repleto de suspense. Poco a poco el conjunto de Emery cedía terreno a merced del Getafe, pero entonces apareció de nuevo el Tino Costa, con un pase medido a David Navarro, que conectó un cabezazo que repelió en primera instancia Codina. Navarro, como los delanteros de raza, se adelantó al rechace de su propio remate y marcó a placer. Un gol que, definitivamente, calmó los ánimos. Míchel movió el banquillo arriesgando con dos delanteros, Miku y Sardinero y un mediapunta.
El encuentro se ponía de cara para gozar de ocasiones. Emery leyó con acierto que ése era el escenario ideal para que Isco, la perla de la cantera, entrara y disfrutara de los beneficios de un partido roto y de veinte preciosos minutos por delante. El mediapunta malagueño estaba con ganas de agradar y Mestalla de aplaudirle. Tuvo una buena oportunidad desde el punto de penalti, revolviéndose con un gran destello técnico, pero su disparo rebotó en la pierna de un central. También lo intentó desde fuera del área. Si acompaña su innata calidad con desparpajo, puede aportar mucho a un equipo al que se le habían bloqueado las ideas en las últimas semanas.
La victoria final resuelve las urgencias más apremiantes (básicamente, volverse a sentirse local en Mestalla), pero el juego debe mejorar para demostrar que la reacción es sólida.
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